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Rabino jefe militar cree que los ultra-ortodoxos no están exentos de ir a filas

Rabino jefe militar cree que los ultra-ortodoxos no están exentos de ir a filas
Tel Aviv (Israel) —

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El rabino jefe del Ejército israelí, el general de brigada Rafi Peretz, consideró que los judíos ultra-ortodoxos no están exentos de ir a filas, y que el estamento militar considera su alistamiento “un proyecto nacional”.

“Los ultra-ortodoxos (haredim, en hebreo) no están exentos, hay una ley que les obliga (a servir en el Ejército) y si no es este año, será dentro de dos”, declaró Peretz en una entrevista con Efe en su despacho del Ministerio de Defensa, también conocido como la “Kiriá” de Tel Aviv.

El rabino militar se pronunció sobre este polémico asunto en vísperas de que el Ejército envíe a unos 7.500 varones ultra-ortodoxos las primeras notificaciones de alistamiento, un hito en la historia de Israel, donde este colectivo era excusado de servir en virtud de un estatu quo que data del establecimiento del Estado en 1948.

Los avisos, que obligarán a los “haredim” elegibles de ir a filas a iniciar este procedimiento, tienen lugar después de que la ley que eximía a los estudiantes en seminarios rabínicos fuera declarada inconstitucional por discriminatoria y el Gobierno no lograse aprobar una alternativa.

En este sentido, comentó, “todo aquel que el Ejército y el Estado decidan que debe servir y sea aceptado, nos preocuparemos de él”.

Reconoció que las Fuerzas Armadas necesitan mano de obra y “ven (el alistamiento de ultra-ortodoxos) un proyecto nacional. Queremos que formen parte de esta gran casa y desarrollen una profesión”.

Pese a que de acuerdo a medios locales las opciones de que el Ejército haga cumplir los avisos de reclutamiento son exiguas, Peretz reveló que el estamento militar se prepara para acogerles en su seno evitando al mismo tiempo que su mundo cambie radicalmente.

Así, el alto mando les lanza un aviso: “Nosotros no venimos a cambiaros y a convertiros en otra cosa”, ya que si no se tienen en cuenta las sensibilidades de todos, “el Estado de Israel se rompe”.

Sobre recientes casos en los que miembros de sectores ultras se ausentaron de ceremonias militares en las que cantaban mujeres, afirma tajante que “en el Ejército no hay discriminación contra las mujeres, están en todos los cuerpos, forman parte del fair play”.

Pero refiere que “hay que comprender el mundo de los 'haredim', donde existe una separación dicotómica entre hombres y mujeres, y hay que tenerles en consideración para que vengan a un lugar donde no todo les cambie”.

Nacido en Jerusalén en 1956, cree que todo ciudadano de Israel debe aportar a su Estado, tanto si es por medio de la mili como de un servicio nacional (social sustitutorio), incluidos los árabes.

Y considera su labor como una suerte de faro o guardián de los valores morales judíos: “El Ejército de Israel no se sustenta sobre su fuerza física o capacidades bombásticas, sino sobre los principios espirituales judíos”.

Con un libro de la Mishná sobre la mesa, que considera su “única arma”, cita al sabio español Maimónides al insistir en que “cuando tenemos que defendernos, combatir es un mandamiento”.

Designado en 2010 tras la operación “Plomo Fundido” en Gaza, Peretz responde a las críticas internacionales acerca del conflicto con los palestinos: “Vivimos una realidad muy desproporcionada desde el punto de vista moral”.

“Se trata de una guerra y no yo digo que no haya reglas (...) Nuestras reglas morales son más elevadas que las que tienen los que luchan contra nosotros”, abundó.

Y pone como ejemplo que cuando Israel lanza una operación en Gaza lleva a cabo lo que se denomina en el argot militar, una “prevención focalizada” por la que “se requieren 20 confirmaciones hasta que comprobamos que la zona está libre de inocentes”.

Antiguo residente del bloque de asentamientos judíos de Gush Katif, en la franja de Gaza, del que fue evacuado en 2005 por sus propios camaradas, Peretz no tiene dudas sobre su fidelidad militar.

“El Ejército cumplió esa misión porque tenía que hacerla, no estaba contento ni orgulloso de ello, pero la hizo porque era fiel a la política del Gobierno”, defiende.

Igualmente se refiere a una eventual operación militar para detener el proyecto nuclear iraní: “Si salimos a una guerra nos entrenamos para ello”.

Antiguo piloto de helicópteros en la Fuerza Aérea, Peretz se sonríe al recordar que es tan veterano que tuvo ocasión de participar en maniobras con pilotos iraníes con los que entabló una buena relación.

“El pueblo iraní es un buen pueblo y espero que podamos resolver el asunto por las vías normales”, confía.

Y se distancia de predecesores en el cargo al subrayar que cuando arenga a las tropas, les enseña “a no odiar al enemigo”.

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