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De Sunnylands a Zhongnanhai, las dos “citas” de Obama y Xi

Xi Jinping y Barack Obama se reúnen en Pekín tras finalizar la cumbre de APEC

EFE

Pekín —

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Si en junio de 2013 fueron las lujosas instalaciones de Sunnylands, al sur de California (EEUU), las que acogieron el primer encuentro entre el anfitrión, Barack Obama, y el presidente chino, Xi Jinping, hoy ha sido el majestuoso complejo palaciego de Zhongnanhai el escenario de su reunión.

Aunque ha pasado algo menos de un año y medio, mucho ha llovido desde que Obama y Xi pasearon por la residencia californiana.

Entonces, ambos líderes vivían su primera “cita” como dirigentes de sendas potencias y buscaban un nuevo comienzo; ahora, con el de hoy, son ya cuatro sus encuentros “cara a cara” y hay poca novedad que valga.

Pero sí perdura el deseo de mantener ciertas costumbres, al menos cuando visitan “casa” ajena.

Tanto en California como en Pekín ambos se han quitado la corbata para celebrar encuentros más informales e intentar forjar una sintonía personal que siente las bases de una relación bilateral más sólida.

Los lugares elegidos para ello no parecen aleatorios. El lujoso “resort” de Sunnylands, situado en Rancho Mirage, al sur de California, fue declarado sitio histórico de la ciudad en 1990 tras haber servido de escenario de eventos tan dispares como la boda de Frank y Barbara Sinatra en 1976 o una recepción a la reina Isabel II de Inglaterra en la década de los 80.

Lejos de la escena política de Washington, el entorno resultaba idílico para que los líderes pasaran un rato distendido.

Pero el espacio de hoy no reúne las mismas condiciones. Zhongnanhai, ubicado al oeste de la Ciudad Prohibida, sería el equivalente a la Casa Blanca estadounidense.

También es un lugar histórico, pero no por acoger bodas de celebridades, sino por ejercer las funciones de oficina central del Partido Comunista de China (PCCh) y ser la sede oficial del Gobierno de la República Popular China desde su fundación, en 1949.

En sus instalaciones, de clásico estilo oriental, vivieron figuras de la talla de Mao Zedong, el primer ministro de la República Popular Zhou Enlai o el precursor de la apertura económica china, Deng Xiaoping.

Por lo tanto, el lugar escogido por Xi, que ayer eligió un traje “Mao” para él y sus invitados en la foto oficial de la cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC, la primera parte de la agenda de Obama en China), parece contener un mensaje más político.

Aun así, los pormenores del encuentro, que apenas saldrán a la luz, poco tendrán que ver finalmente con el “feng shui” del lugar en cuestión, ya que algunos analistas consideraron el paseo por el inocuo Sunnylands una decepción.

De momento, Obama ya declaró al verse hoy con Xi su intención de “llevar las relaciones a un nuevo nivel”, que no parece sino una ininteligible vuelta de hoja al manifiesto surgido de California, cuando las potencias, a iniciativa de China, comunicaron su deseo de impulsar un “nuevo modelo de relaciones”.

Nuevo o viejo, Xi y Obama volvieron a tener ocasión de limar asperezas en asuntos como el ciberespionaje, eterna fuente de conflicto, o equilibrar su pulso por el control de la región Asia-Pacífico, aparentemente inclinado a favor del presidente chino tras los acuerdos anunciados durante la cumbre de la APEC.

En cualquier caso, parece lejana la posibilidad de que Obama, desgastado políticamente en Estados Unidos, y Xi, que se impone como un líder con mano de hierro en China, relajen hoy de forma significativa su relación.

Aunque se quiten la corbata, el traje “Mao” de la foto oficial de la APEC se antoja igual de encorsetado.

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