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Una pelea desigual: la escuela infantil Las Nubes vs. Florentino

Familias de Las Nubes en la concentración frente a la Consejería de Educación para protestar contra el negocio de la educación infantil. \ Pablo Sanjurjo

Sofía Pérez Mendoza

Las familias de Las Nubes no se rinden. En estos días queman los últimos cartuchos para conseguir que la escuela infantil de sus hijos siga gestionada por el equipo educativo que lleva haciéndolo 10 años. Pero esta lucha es casi la de un gigante contra una hormiga. O, lo que es lo mismo, la de grandes empresas sin especialización pedagógica contra cooperativas de educadoras sin ánimo de lucro.

Desde hace unos días, las trabajadoras de Las Nubes, un centro 0-3 de gestión indirecta ubicado en el distrito de Retiro, en Madrid –lo único público de la zona–, no paran de moverse. Buscan alternativas ante un final inminente. El pasado 28 de mayo, el Ayuntamiento de Madrid sacó a concurso su escuela, junto a otras siete más en la capital, desoyendo la petición de prorrogar por un año más el contrato de adjudicación que les permite continuar con el proyecto educativo el curso que viene.

“Es absurdo que nieguen esta ampliación cuando por primera vez los pliegos de condiciones solo contemplan contratos por un año”, dice Carlos Aguilera, padre de un niño de dos años. El grupo de familias y educadoras que conforman la plataforma 'No me bajo de las nubes' denuncian una estrategia que “pone en evidencia la voluntad de descabezar a las cooperativas para entregar las escuelas a empresas que buscan hacer negocio de la educación”. “La consejera de Educación, Lucía Figar, dijo en la Asamblea de Madrid que en ningún caso sacaría a subasta estos centros por un único curso y esto es lo que precisamente ha hecho el gobierno municipal”, se queja Aguilera.

Esta limitación a un año responde, además de a la proximidad de las elecciones, a la aprobación de la Ley 27/2013 de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local, que nace, según el Gobierno, con el objetivo de evitar duplicidades entre ayuntamientos y comunidades autónomas. Como las escuelas de gestión indirecta de la capital están cofinanciadas por la Comunidad de Madrid, en un plazo de un año probablemente las competencias se limiten a una o a otra, de modo que habría que volver a crear unos nuevos pliegos.

Pero no será la primera vez que estas condiciones cambien. En primeros pliegos, los presentados cuando arrancó este nuevo modelo de gestión para el tramo 0-3 en Madrid, la propuesta pedagógica se equiparaba en puntuación a la capacidad de gestión económica. Así, de los 10 puntos que se podían obtener, el 50% correspondía a la gestión organizativa y la mitad restante dependía del proyecto educativo (30%) y de la cualificación del personal (20%).

Este reparto inicial facilitó la entrada de grupos con proyectos pedagógicos sólidos que, en los últimos años, se están quedando arrinconados a favor de grandes grupos no especializados en el campo de la educación, como Clece (del grupo ACS, de Florentino Pérez) o Eulen (inicialmente dedicado a la limpieza), que buscan un beneficio de esta actividad. La primera, según datos de su página web, gestiona 86 escuelas (10 de ellas en Madrid) y tiene 7.500 niños y niñas a su cargo.

Al desplazamiento de las cooperativas sin ánimo de lucro le abrió camino la implantación de un sistema de subastas en 2008 que fijó un peso mayor en la puntuación a las cuotas (45%). Esto es, por cuánto se oferta cada plaza. Hasta ese momento, las escuelas infantiles tenían un presupuesto cerrado, es decir, todas tenían un capital fijado por la Consejería de Educación que era invariable. Con el nuevo sistema, sin embargo, la puntuación que obtiene cada grupo que se presente a concurso depende del precio al que oferte la plaza el resto de empresas que compiten por la concesión.

Se trata como de una subasta inversa que fija un presupuesto base. A partir de ahí, cuanto más se baje su cuantía, más puntos obtendrá la empresa. Si alguno de los grupos que concursa presenta un importe que se equipara al de inicio, tiene automáticamente un cero de esos 4,5 puntos relativos a las cuotas”, explica Carlos Aguilera, que recalca que, en el mejor de los escenarios, la reducción del presupuesto asignado a Las Nubes alcanzaría el 13% –el 19% si consideramos la actualización del IPC–. “Los sueldos, que es lo único que se puede rebajar para no afectar a la calidad del servicio, quedarían reducidos a cantidades irrisorias, unos 800 euros”, añade.

Según datos del Partido Socialista de Madrid, la aportación municipal para financiar el coste de Las Nubes, es decir, el presupuesto de licitación, ha bajado un 49% con respecto a 2009: de 375.669 euros a 197.010. El total, incluidas las aportaciones de la Comunidad de Madrid y las cuotas de usuarios pasa de 521.650 hace cinco años a 454.498 en este ejercicio. Unos datos que contradicen lo que la alcaldesa de la capital, Ana Botella aseguró hace unos meses por escrito a Jaime Lissavetzky, portavoz del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Madrid, cuando se comprometió por carta a que las condiciones serían idénticas a los de 2009, cuando estas cooperativas resultaron adjudicatarias.

Con todo, el equipo educativo que gestiona –al menos hasta agosto– Las Nubes no tira la toalla. Esta mañana, las educadoras, que presentarán su propuesta a concurso, han anunciado que recurrirán los nuevos pliegos. Lo han hecho en una rueda de prensa celebrada este viernes a las puertas del centro con el apoyo de PSOE e Izquierda Unida, aunque dejando claro, para los escépticos, que sus reivindicaciones no son políticas. “Dar una escuela a una empresa por un año es una barbaridad porque quizá el que viene, con las nuevas condiciones, la concesión se la lleve otra. Se produce una ruptura del proyecto educativo que no es tolerable, y más en niños tan pequeños. La amenaza de una vuelta al modelo asistencial en el tramo 0-3 se está haciendo realidad poco a poco”, sostiene Tania Sánchez, diputada de IU en Madrid.

Estamos en una situación de indefensión tremenda. Hemos tenido que matricular a nuestros hijos sin saber en manos de quién estará su educación el curso que viene”, denuncia Aguilera. Las familias de nuevo ingreso han visitado una escuela infantil que probablemente no será la misma en unos meses. A pesar de la incertidumbre de cara a este próximo curso, las familias de 'Las Nubes' se niegan a abandonar el barco antes de tiempo. “La mayoría de padres y madres hemos cumplimentado la inscripción como forma de dar ese voto de confianza, ese apoyo a un equipo profesional impecable”, asegura.

Pero las ocho escuelas municipales de gestión indirecta que ya han salido a concurso no son las únicas afectadas en Madrid. Aún falta por conocer las que sacará a subasta la Comunidad, que serán unas cuantas a juzgar por el número de denegaciones de prórrogas que ya han sido comunicadas. Uno de estos casos es el de Patas Arriba, en la localidad de Rivas, cuya directora, Diana, admite que desde hace meses están “de los nervios”. “De momento, ya nos han negado la ampliación del contrato por un año, por lo que estamos a la espera de salir a concurso público. Vamos a presentarnos, aunque las posibilidades que tenemos compitiendo con Clece o Eulen son prácticamente nulas”, señala con tono inquieto.

El viernes por la tarde, las cooperativas y familias afectadas, que son más de 800 si se suman las ocho escuelas, se han desplazado con sus hijos e hijas hasta la misma puerta de la Consejería de Educación en Madrid, donde se ha montado una auténtica concentración de carritos. Porque si algo ha quedado claro es que ni Nora, ni Lua, ni Alberto, ni Elías, ni los otros 109 niños y niñas, algunos todavía bebés, quieren bajarse de las nubes.

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