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Los obispos preparan alternativas por si el Estado elimina la casilla de la Iglesia en el IRPF

Fernando Giménez Barriocanal, gerente de la Conferencia Episcopal

Jesús Bastante

Los obispos no cierran la puerta para autofinanciarse, aunque no quieren renegar de la famosa casilla a la Iglesia católica en la Declaración de la Renta. El gerente de la Conferencia Episcopal, Fernando Giménez Barriocanal, ha asegurado que  “valoramos otras situaciones” ante una hipotética decisión del Estado para acabar con la financiación de la Iglesia a través de la Asignación Tributaria.

“Tenemos estudiadas todas las alternativas posibles, pero no prevemos modificaciones sustanciales”, apuntó Barriocanal, quien destacó que “creemos que hay un cierto consenso social sobre el sistema existente”. Para los obispos, “hay realidades que es imposible que se financien solas y el Estado debe colaborar con el efectivo derecho a la libertad religiosa”.

Para Giménez Barriocanal, “la actual fórmula de colaboración es adecuada y justa. Es un sistema razonable, aunque podrían existir otros”. En todo caso, recordó, llegado el momento del fin de esa partida –que supone, según datos de la CEE, el 23% del dinero que gestionan las 69 diócesis y 23.000 parroquias españolas–, “la Iglesia no es una empresa, no tenemos que equilibrar recursos y gastos. El dinero no es un fin, es un medio para atender a los que lo necesitan. Eso sí, si hay menos recursos, tendremos que multiplicar los esfuerzos”.

Según el gerente de la CEE, las diócesis y parroquias gestionan un total de 819 millones de euros, de los que el 23% (208) provienen de la Asignación Tributaria. En ese importe no entran la financiación de los colegios concertados católicos, el sueldo de los profesores de Religión o los acuerdos con las autoridades municipales o regionales u otros convenios de carácter estatal.

La parte del león se la llevan las “aportaciones de los fieles” a través de donativos, que suponen 325 millones de euros. 103 millones de euros salen de la “gestión del patrimonio de la Iglesia” (alquileres de pisos o garajes, depósitos, etcétera), y otros 183 millones vienen de “otros ingresos”: subvenciones a las diócesis para obras en su patrimonio; convenios en cárceles u hospitales; colectas especiales (Domund, Cáritas...); u otros donativos especiales que no detalló.

Uno de los objetivos del “portal de donativos” presentado la semana pasada es el de convertir esos donativos puntales en “donativos permanentes”. De hecho, de los 325 millones que se recaudan en las parroquias, apenas 46 vienen de suscripciones. La herramienta lanzada por los obispos pretende “ir poniendo las bases” para una futura autofinanciación, así como una gestión más profesionalizada de unos donativos que, hasta la fecha, no se contabilizaban ni podían ser objeto de investigación económica.

Ahora, todos los donativos que lleguen a través de ese portal pasarán a ser fiscalizados, y cada donante podrá recibir un recibo, así como la correspondiente desgravación de Hacienda. En principio, por el momento sólo se puede donar a una parroquia o diócesis determinadas, o a la Conferencia Episcopal, aunque Barriocanal no descartó que, en el futuro, se pueda ampliar a otras ONG o asociaciones eclesiales. En cuanto a qué se destinará el dinero de los donativos a la CEE, su gerente apuntó que “seguramente” iría a parar al Fondo de Nueva Evangelización, destinado a iglesias de países en vías de desarrollo.

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