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The Guardian en español

Sabo, el Banksy racista de la derecha

Imagen del póster de Paul Ryan que le hizo saltar a la fama y los carteles en contra de Bernie Sanders.

Rory Carroll

El movimiento de arte de guerrilla se asocia habitualmente a la política de izquierdas. Banksy ataca al capitalismo, al consumismo y a la desigualdad. Blek le Rat, padre del graffiti con plantillas, representa la opresión y la resistencia.

Shepard Fairey bañó en oro el ascenso de Barack Obama con el icónico póster 'hope' y ahora denuncia el uso de los musulmanes como chivo expiatorio y la corporativización de la política estadounidense.

Sin embargo, en la era Trump, la derecha tiene su propio artista guerrillero: Sabo, un exmarine de EEUU que trabaja desde un apartamento-estudio de Los Ángeles bajo un cartel que reza “Que le jodan al Tíbet” y otro que señala: “Que le jodan a la paz”.

Al amparo de la oscuridad, Sabo bombardea los lugares públicos de Los Ángeles con imágenes y eslóganes atacando a los progresistas, a quienes asocia con “holgazanes fuma-porros” hostiles a los valores de Occidente. El artista pone esos mismos eslóganes e imágenes en pósters, camisetas y chapas y los vende en su página web y en mítines del Partido Republicano por todo el país.

“Creo que ser de izquierdas es una enfermedad mental”, señala Sabo, de 49 años, en una entrevista en su casa. “Realmente creo que estoy luchando en el lado correcto”, añade.

La lucha ha resultado ser económicamente rentable. Tras una década de arte guerrillero incendiario que ha dejado poco dinero y reconocimiento, Sabo vive un buen momento llenando la ciudad de Los Ángeles con imágenes de Donald Trump y, más recientemente, de Milo Yiannopoulos.

En una ciudad con una viva oposición al presidente, el artista es parte de la resistencia a la resistencia; una figura alabada en círculos republicanos que aparece en Fox Newx, Breitbart, the Blaze y otros medios conservadores. Ahora que ya está al día en el pago de su alquiler y ya no tiene que gorronear para comprarse una hamburguesa, Sabo ha comprado una impresora de 6.300 euros de tamaño industrial que ocupa todo un rincón de su apartamento.

“Los republicanos son el nuevo punk”, afirma Sabo, repitiendo un eslogan de su camiseta, también estampada con una imagen de Trump en un traje de tres piezas, elegante, y sacando el dedo. “Prácticamente soy el único artista guerrillero de derechas. Soy como el paciente cero, el primero en hacer esto en nuestro bando”, añade.

Varios otros artistas callejeros de la derecha también están activos en Los Ángeles, pero prefieren mantenerse en el anonimato, pensando que eso da más poder a su trabajo. Muchos en la derecha consideran a Sabo un fanfarrón.

No es tímido a la hora de autopromocionarse y se describe como todo lo contrario a Madonna, Katy Perry, Lady Gaga y otros artistas antiTrump. “Atiendo a los niños pobres de la ciudad, a los jóvenes. Quiero hacerles entender que hay otro mensaje ahí fuera”, cuenta.

Los críticos consideran la obra de Sabo ordinaria, intolerante, racista y misógina. El lo rebate: “Nadie tiene para los negros, los judíos y los indefensos un corazón más grande que el mío”.

Sabo ha decorado su casa con ejemplos de sus obras: una tapa de váter enmarcada y con la cara de Obama; un póster en tamaño real de Bernie Sanders con tatuajes soviéticos y un pañal “lleno de mierda gratis”; y un cartel retrato de Hillary Clinton como una reina loca, entre otros.

Otro cartel reza: “Black lives are just matter” [las vidas negras son solo problemas, en referencia al movimiento Black lives matter (Las vidas negras importan)]. Le acompaña otro con un logo de planificación familiar y una frase sobre el aborto: “Hemos matado más negros que el KKK”.

El éxito de Sabo —un pseudónimo derivado de sabot, munición de un carro de combate— se produjo durante las primarias del Partido Republicano con un póster de Ted Cruz como un preso bien musculado y tatuado. Se hizo viral y la campaña de Cruz adoptó la imagen del chico malo, aunque posteriormente se distanció de ella cuando Sabo fue acusado de racista. Aun así, empezaron a llegar los ingresos y Sabo se hizo famoso.

Volvió a sumarse otro éxito durante las elecciones generales con una imagen de una calavera rubia y sonriente etiquetada: “Los deplorables” —una referencia a una metedura de pata de Clinton sobre los seguidores de Donald Trump—. El cuadro le hizo ganar 18.000 euros en un solo día e inspiró a imitadores.

Irónicamente, Sabo criticó a Trump durante las primarias, llamándole payaso de circo que entregaría la Casa Blanca a Clinton. Señaló que el votante medio de Trump era un “idiota” y representó a Trump como 'Il douche' [el imbécil], un juego de palabras con Il Duce, con su pelo formando un casco al estilo Mussolini.

Ahora Sabo dice que, con Trump, es un “optimista precavido”. “El día que me enamoré de Donald Trump fue cuando le vi golpeando en las narices a los progresistas”.

El artista provocó a los manifestantes el día de inauguración del presidente poniendo falsos anuncios cerca del ayuntamiento de Los Ángeles de la serie de Fox 24 con el texto, “Nuevo día, nuevo héroe”, pero sustituyendo a la estrella Corey Hawkins por Trump y el 24 por el 45, en referencia al 45º presidente de EEUU.

Sabo creció en Texas y manejó tanques en los marines antes de estudiar arte en Los Ángeles. Después se pasó al arte callejero en los 90. El artista afirma que se indignó con los progresistas después de que se lanzaran a proteger a Bill Clinton de las acusaciones de violación.

La izquierda, apunta, ha manejado “las artes oscuras” de la cultura y la política y ha “convertido en un arma” Hollywood, el FBI, el sistema de impuestos, las universidades y otras instituciones para promover una agenda malvada.

Denuncia que el islam está tomando el control de Europa y promueve teorías de la conspiración, como que Obama es un musulmán que busca debilitar Estados Unidos y que destacados demócratas veneran literalmente al demonio y dirigen tramas de pedofilia. “Realmente creo que Hillary es demoníaca”. Cuando se le pregunta por pruebas, Sabo cita correos electrónicos filtrados que demuestran las acusaciones, según los teóricos de la conspiración. “Soy fan de la lógica y la razón”.

Este fan de la lógica y la razón también lamenta la polarización de EEUU. “El ambiente está enfermo”. Pero si le preguntas si cree que su trabajo contribuye a esa enfermedad, Sabo agita la cabeza. “La izquierda es la que deshumaniza”.

Traducido por Javier Biosca Azcoiti

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