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Si la democracia funcionase como Wikipedia

Bernardo Gutiérrez

Esta entrada tiene un objetivo principal: denunciar que la democracia representativa es un anticuario del milenio pasado. Los ingredientes serán muy sencillos. Una definición, la segunda acepción de la Real Academia de la Lengua (RAE) para democracia: “Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado”. Una licencia poética: considerar la democracia como un conjunto de infraestructuras simbólicas y códigos compartidos (contenido, vaya) de una sociedad. Y una estrategia: imaginar cómo sería la democracia si funcionase como la Wikipedia. Transparente por dentro, participativa por fuera. ¿Cómo se llama la canción?

Antes de tararear el exitazo Wikicracia Real Ya necesitamos argumentos. Hagámoslo fácil. Nada de metáforas profundas, que si hay legisladores que creen que en Internet apenas hay pedófilos y piratas, habrá políticos que piensen que lo wiki es un calenturiento baile entonado por demonios africanos. Vamos a ponérselo fácil. Usaremos la definición de Wikipedia y la de wiki (el formato sobre el que está basado) de la propia Wikipedia. Entonces…

  1. Si la democracia funcionase como Wikipedia, cualquier persona podría crear contenido. Cualquiera podría editarlo. No se podría, por ejemplo, redactar la Ley Sinde-Wert contra la piratería sin diálogo ni edición colectiva.
  2. Si la democracia funcionase como Wikipedia, tendría un interfaz muy simple para garantizar la participación. Que se necesiten recoger 500.000 firmas para una proposición de ley, como en España, sería antagónico con la sencillez participativa de la wikicracia.
  1. Si la democracia funcionase como Wikipedia, existiría un sistema de ‘editores’, ‘bibliotecarios’ y ‘check users’ (controladores de usuarios falsos) meritocráticos. Cuanta más dedicación, trabajo y eficiencia demostrase cada cargo, más autoridad tendría. Podría existir, como en la Wikipedia alemana, un sistema de jerarquía oblicua: solo se publicaría algo en la wikicracia cuando lo revisase un cuerpo de expertos. Un diputado como Carlos Aragonés, del Partido Popular –ni una sola iniciativa ni pregunta parlamentaria ni solicitación de informes en los últimos años– sería marginado por la meritocracia del sistema.
  2. Si la democracia funcionase como Wikipedia, cada artículo (cada ley, por ejemplo) sería mejor cuanto más colectiva y menos autoral fuese. La Ley de Transparencia cocinada en un documento colectivo sería más fiable que la redactada por el Gobierno del PP a puerta cerrada.
  3. Si la democracia funcionase como Wikipedia, sería transparente. Nadie podría esconder parte del código de funcionamiento de la misma. Ni ocultar funcionamiento del hardware (estructura) o software (proceso). La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ocultando las condiciones de negociación de Eurovegas, sería expulsada de la wikicracia.
  4. Si la democracia funcionase como Wikipedia, existiría un historial de cambios para recuperar fácilmente cualquier estado anterior. Se podría saber qué cambio hizo cada usuario y cuándo lo hizo. La wikicracia no permitiría un Pacto de la Moncloa que ignorase/ocultase los cambios y contenido del pasado (de la dictadura franquista, en el caso español).
  5. Si la democracia funcionase como Wikipedia, el objetivo no sería escribir “artículos desde un único punto de vista, sino presentar abiertamente cada postura”. No serviría votar con mayoría absoluta, por ejemplo, la subida de las tasas universitarias. Debería haber siempre un consenso colectivo y dinámico.
  6. Si la democracia funcionase como Wikipedia, crear contenido falso o tendencioso sería considerado vandalismo. Un político/editor que usase una neolengua ­ –decir flexibilizar el mercado laboral como sinónimo de despido’– sería vetado por vandalismo.
  7. Si la democracia funcionase como Wikipedia, su contenido estaría publicado bajo una licencia no restrictiva y bajo un formato que permitiese su copia, distribución y modificación. La licencia de todo el contenido de la wikicracia sería GNU y Creative Commons. Todo su contenido (infraestructura, códigos) sería reusable y modificable colectivamente.

Los nueve puntos se quedan cortos. Dejo fuera muchos mecanismos de la Wikipedia. Además, es evidente: la Wikipedia es imperfecta. Aunque menos que la democracia representativa, eso sí. Ahora bien, la crítica más previsible se cae por sí sola: la Wikipedia no es de fiar, por lo que la Wikicracia Real Ya sería una canción desafinada. Basta leer un estudio de la revista Nature, Wikipedia alcanzaba a la Enciclopedia Británica en calidad, y entender bien que Wikipedia ha creado un sistema orgánico contra el vandalismo y los bots (robots) bastante apurado.

Por eso, quiero centrar la mirada en el concepto wiki, en las prácticas que propicia. Su infraestructura abierta sería el prototipo de espacio para una nueva democracia participativa. Su transparencia de códigos y contenidos, la base para las nuevas dinámicas de colaboración colectiva.

Ahora, una confesión: ‘Si la democracia funcionase como Wikipedia’ ha sido un truco táctico, un divertimento, para llegar a un punto: la democracia de código abierto (open source democracy). La vida es así de dura. Y los políticos españoles no es que prefieran el vertical-pero-creíble modelo de la Enciclopedia Británica: muchos creen más en el Diccionario Biográfico Español que define a Franco como “valeroso y moderado” que en la Wikipedia. Por eso todo vale –tácticas, estrategias, metáforas… – para dejar al rey (de la Transición) desnudo. ¿Cómo funcionaría, pues, esa wikicracia, democracia de código abierto o democracia colaborativa?

Vamos llegando al wikilugar, a la pregunta del millón (de tuits): ¿cómo se aplicarían los procesos colectivos, horizontales y no jerárquicos de las comunidades open source a la política? ¿Es posible trasladar a la democracia la denominada ética hacker que incentiva la colaboración y no la competición?

El abogado Javier de la Cueva medita sobre todo ello en su inspirador texto, Software libre, ciudadanía virtuosa y democracia. Trabajar entre iguales por el procomún de una comunidad, afirma el autor, incentiva la autorregulación eficiente de estas comunidades de programadores. La práctica del ‘release early, release often’ (liberar el código y compartirlo constantemente, por ejemplo, podría traducirse políticamente en una transparencia legislativa en tiempo real.

El pensador Douglas Rushkoff, en su libro Open source democracy (19), también estudia las comunidades de software libre para meditar sobre una nueva democracia: “La implementación de una democracia de código abierto –según Douglas– requerirá que asumamos que nada de nada es demasiado sagrado como para no ser cuestionado, reinterpretado y modificado”.

Pero dejemos la teoría. Entre otras cosas, porque las comunidades de código abierto prefieren la práctica, el prototyping, construir prototipos reales. Mejor corregir errores colectivamente que pensar demasiado antes de hacer nada. Y ya existen varios prototipos en marcha alrededor del concepto de democracia de código abierto, wikicracia o como acabe llamándose. Observo hace tiempo al Wikipartido español, un partido cocinado colectivamente bajo la frase ‘Inteligencia colectiva, una decisión mejor’. Tampoco hay que perder la pista al Open Source Party, que crece de forma distribuida con el lema Liberty, democracy, transparency.

Y sí, claro, hay wikivida al margen de los partidos. El caso del Aktivdemokrati sueco, una bella experiencia apartidaria que lucha por la democracia directa, es un bello ejemplo. La White House 2, un proyecto que imaginó cómo funcionaría la democracia estadounidenses si estuviera gobernada por la inteligencia colectiva, es otro estudio alentador. Pero prefiero destacar con entusiasmo el Shadow Parliament de Islandia, piedra de toque que propició la redacción de la primera wikiconstitución de la historia.

Tranquilos: no me he olvidado del movimiento 15M español. En su conjunto, con sus errores y desatinos puntuales, conforma uno de los paisajes más inspiradores en esta fase embrionaria de la wikicracia o democracia de código abierto. El debate, sin duda, acaba de empezar. ¿Necesitamos el Estado red del que habla Manuel Castells? ¿O un Estado plataforma que garantice las interacciones de las diferentes comunidades? ¿Abrir el código de la democracia es suficiente para crear una red de contrapoderes distribuidos? ¿La transparencia es suficiente para conseguir dinámicas participativas o necesitamos algo más?

De momento, el 25 de septiembre, con la convocatoria de Rescata el Congreso (ocupa el Congreso inicialmente) se abre en España un nuevo proceso constituyente colectivo. La sociedad en red buscará fórmulas para una Wikicracia Real Ya. Una frase de Douglas Rushkoff para concluir: “No derrotes al enemigo. Deja que se una”. Busquemos el prototipo. Dejemos que ellos (políticos) se unan a nuestra meritocracia.

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