Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El PSOE convierte su Comité Federal en un acto de aclamación a Pedro Sánchez
Las generaciones sin 'colchón' inmobiliario ni ahorros
Opinión - El extraño regreso de unas manos muy sucias. Por Pere Rusiñol
Sobre este blog

Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar

Banderas huecas

Moreno subraya el compromiso de Rajoy con Andalucía por su peso en el Comité

Isabel Pedrote

0

Javier Arenas creyó siempre que su partido no tendría la más mínima posibilidad en Andalucía si paseaba un discurso rígido de derechas. Pensaba que, por razones históricas y de idiosincrasia, el electorado se mostraría receloso y refractario; y los hechos le daban la razón: al aterrizar él en la presidencia del PP andaluz allá por los noventa la marca era exigua. Los primeros años se los pasó quitando banderas de España de las sedes, repartiendo la verdiblanca y arrojando volquetes de agua helada sobre las arengas incandescentes de la vieja guardia. Luego se cansó, o le asaltaron las prisas, y patentó la teoría del voto cautivo, la sopa boba y la leyenda del PER para justificarse ante su dirección nacional. Tiró la toalla y se fue a Madrid como ministro, y al volver, entrado el nuevo siglo, los socialistas rondaban los 30 años de poder y renqueaban con la gravosa losa de los ERE a cuestas. Ya no hacía falta templar y anunciar la buena nueva de la ilusión: el alegato áspero valía.

Moreno Bonilla heredó esta tendencia bronca de hacer oposición (Zoido mediante), y en su azarosa presidencia, merced a los apoyos de Ciudadanos y Vox, ha optado por la senda ambivalente. Aunque se dice de él que gasta flema, y en teoría sus responsabilidades de Gobierno le aconsejan cierto comedimiento, el peliagudo equilibrio de su gabinete le ha convertido en un profesional del funambulismo. Un día se muestra ponderado, prudente y avanzado, y al otro, agresivo, insensato y rancio; un día es andalucista, ecologista y feminista, y al otro es centralista, levanta las barreras contra la especulación y machaca los consensos sobre violencia de género. Fue precisamente Arenas quien para definir a Rosa Aguilar cuando era alcaldesa de Córdoba dijo: “Intenta todos los días ser de IU y también procura todos los días dejar de ser de IU”. Aguilar terminó por pasarse al PSOE, pero la encrucijada del presidente andaluz es más compleja: no se puede mantener un Ejecutivo dando permanentemente barquinazos, ni instalarse en la simulación perpetua.

Un poco de contexto. La secuencia de elecciones celebradas desde que Moreno Bonilla es presidente revela que apenas ha rentabilizado la posición de privilegio en San Telmo: el 28 de abril bajó a tercera fuerza y el 10 de noviembre recobró algo de aliento y volvió al segundo puesto, pero con Vox pisándole los talones a unos 7.000 votos. En ambos casos, muy alejado del PSOE, que nunca ha dejado de estar en cabeza. Como todo el PP, la organización andaluza está entregada a la captación del simpatizante de Ciudadanos --que perdió un 70% de escaños en los últimos comicios-, y a contener la expansión de la extrema derecha, a la que, sin embargo, le debe vasallaje. De ahí el vaivén constante, al que contribuye el afán de la nueva red clientelar (todas las administraciones las tienen) por interpretar en cada momento lo que más convenga.

Mucho se ha glosado la solmene conversión del Gobierno de Moreno Bonilla al andalucismo “moderno del siglo XXI”, como si se tratara de una jugada prodigiosa que vaya asegurar el espectro del electorado que le es reacio. No es por aguar la fiesta, pero ¿desde cuándo el discurso andalucista ha tenido tirón electoral? Si fuera así, el extinto PA estaría gobernando desde hace lustros y no disuelto en el vacío. El nacionalismo andaluz es casi inexistente y el sentimiento del agravio, que fue el que en realidad obró el milagro del 28F, está tan manoseado y explotado que difícilmente vuelva a mover nada. Tanto PSOE como IU intentaron reeditarlo sin éxito varias veces. Ni siquiera el espantajo del independentismo ayuda, pues, como se ha visto con Vox, la tensión en Cataluña fortalece el nacionalismo español, pero no el andaluz.

De nada le sirve al Gobierno andaluz enarbolar banderas ajenas supuestamente queridas por los ciudadanos si están huecas. De nada sirve aparentar lo que no se es y buscar un disfraz para cada ocasión. Muy poco debe confiar el PP en su capacidad de convencer si recurre permanentemente a la falsificación y el disimulo. Más le valdría cuidar el diálogo social y su relación con los sindicatos, y tomar nota de lo que le ocurrió a Javier Arenas (hoy me ha dado por él), quien en 2012 vio cómo se le escapaba la Junta de las manos por tenerlos enfrente. Ahí, y no en la propaganda del travestismo perpetuo, está la clave de su continuidad.

Sobre este blog

Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar

Etiquetas
stats