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Hasta las tetas de Moreno Bonilla
Dos mil. Dos mil andaluzas con nombres y apellidos. Dos mil mujeres que podríamos ser tú o yo, nuestra madre, nuestra hermana, nuestra amiga. Fueron a su centro de salud, cumplieron, se hicieron la mamografía. El resultado fue “no concluyente”: ni todo bien ni todo mal; hay que repetir, hay que mirar mejor, hay que hacerlo ya. Porque con el cáncer de mama el tiempo no es un detalle: es la diferencia entre llegar a tiempo o llegar tarde.
Sin embargo, la Junta ha reconocido que con esos resultados “no concluyentes” en la mano, no hizo nada. Ni una carta, ni un SMS, ni una cita de control. Nada. La Junta ha reconocido que el problema estaba sobre la mesa desde principios de 2024, es decir, que ya entonces sabían que había casos que debían ser atendidos urgentemente, y decidieron no hacer nada. Esto es muy importante: no es que se les traspapelaran los expedientes o nadie se los hubiese leído. No es eso: sabían que tenían que llamar a esas mujeres y darles cita pero decidieron no hacerlo.
¿Por qué? Según Moreno Bonilla dice que no hicieron nada porque “cuando hay indicio, no se dice nada para no generar ansiedad”. No, Presidente. Lo que genera ansiedad -y puede costar vidas- es exactamente lo contrario: saber que te podían haber advertido hace muchos meses y no lo hicieron, y ahora tienes cáncer y podían habértelo tratado antes. Ansiedad es saber que tu madre quizá no se ponga bien porque cuando tenían dudas no la avisaron y cuando finalmente le detectaron cáncer ya era demasiado tarde.
Si la Junta, aun sabiéndolo, no les comunicó a las pacientes que su mamografía no era concluyente, fue porque tras comunicar hay que hacer nuevas pruebas. Y eso cuesta dinero. Para eso es necesario tener una sanidad pública fuerte y bien financiada. Y eso es incompatible con regalarle el dinero a tus amiguitos de la privada.
Por eso se calló Moreno Bonilla, no lo hizo para no generar ansiedad sino porque no hacer pruebas es más barato. Además, la Junta repite que muchos de esos casos pueden ser benignos. Pero ellos lo dicen como si eso justificara no haber llamado cuando en realidad significa que algunos pueden ser malignos. No sabemos cuántos, pero con que una sola mujer de esas dos mil haya desarrollado un cáncer y no haya podido ser tratada con la suficiente rapidez, la decisión de no llamar para ahorrarse un dinerito implica responsabilidad penal. De momento, la Fiscalía de Andalucía ha abierto diligencias.
En la hemeroteca de 2022 Moreno Bonilla sale prometiendo ampliar el cribado de “45 a 75 años”. Tres años después, la realidad del programa sigue lejos de esa promesa
Y lo que más indigna es el cinismo y la mentira. En la hemeroteca de 2022 Moreno Bonilla sale prometiendo ampliar el cribado de “45 a 75 años”. Tres años después, la realidad del programa sigue lejos de esa promesa, pero además, prometer más pruebas sin garantizar la llamada, la trazabilidad y los tiempos clínicos suena a promesa de político mentiroso al que le gustan los titulares para el postureo.
Más hemeroteca, ahora fiscal. En 2022, la Junta aprobó una bonificación autonómica del 100% del Impuesto sobre el Patrimonio: desde entonces, en Andalucía ese tributo, en la práctica, no se paga. Se vendió como modernidad y “atracción de talento”. Pues yo el talento no lo quiero para que algunos se forren, sino para el buen gobierno, para actuar sin mentiras y para salvar vidas. Talento no es decidir que no te llamo porque le tengo que dar el dinero a la privada y porque total, tu vida no importa. Eso no es talento y si para atraer talento hay que comportarse como un malnacido, entonces ese talento no lo quiero.
Además, la sanidad andaluza arrastra un escándalo de contratación que investiga un presunto troceo de contratos y adjudicaciones a dedo por cientos de millones a la sanidad privada. No, mira, yo no sé vosotras, pero claro que podía haber redactado un titular más suave pero es que cuando pienso en todo esto no se me ocurren palabras bonitas.
Esto no va de partidismo. Va de dignidad y prioridades y de pedir responsabilidades al que se equivoca. Pero que quede claro: Moreno Bonilla no se equivocó al no llamar a esas mujeres. Moreno Bonilla se equivocó al recortar en sanidad, se equivocó al regalar dinero a la privada y se equivocó al seguir empeñado en su error y no llamarlas para ahorrar dinero. Y un error así solo se repara con cuatro cosas: verdad (qué pasó, dónde y cuántas), trazabilidad (quién revisó, qué y cuándo), garantías (protocolos con tiempos máximos vinculantes de notificación y re-cita) y responsabilidades políticas con nombres y fechas.
Que expliquen, que llamen, que reparen. Y dejen de hablar de “ansiedad” cuando lo único que tranquiliza de verdad es saber que cuando en el futuro tengan la obligación de llamarte, te llamarán a tiempo.