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La historia de 13 familias de Lepe que se quedaron sin casas al año de comprarlas

Parte de las viviendas afectadas en la calle Peral de Lepe.

Fermín Cabanillas / Fermín Cabanillas

Lepe (Huelva) —

“Parece que en la casa de al lado están arrastrando muebles”. Pilar, una joven profesora de secundaria que se acababa de mudar a la calle Peral de Lepe en 1998, comentaba esto a sus padres sobre las tres de la tarde del 18 de agosto de ese año. A pesar de que su acera de la calle, con 13 viviendas, tenía casas vacías, y la hipótesis de los muebles era plausible, no se quedó tranquila, y salió a la calle, porque los ruidos no cesaban. Cuando se asomó a la puerta, su fachada tenía una grieta en la que cabía una mano. Dos horas después, su casa estaba hundida un metro en el suelo, y toda la acera estaba en ruinas.

Han pasado 17 años ya. Este martes se ha cumplido un nuevo aniversario de un suceso que nadie parece querer arreglar, a pesar de las sentencias que avalan algo obvio: que los propietarios no tuvieron la culpa, y que las viviendas se tendrían que haber reconstruido nada más derrumbarse. 17 años después, lo único que han conseguido es que se limpie el solar. Fue hace 16 meses, y esa limpieza, ordenada por una sentencia judicial, fue un halo de esperanza para los damnificados, que pensaron que los ladrillos empezarían a colocarse rápidamente, pero nada de nada.

Nadie parece dispuesto a solucionar un problema que ha hecho que 13 familias de la localidad comprasen sus casas, las hayan pagado por completo y algunas jamás las hayan ocupado. En ese camino, algunos han fallecido, como la propia madre de Pilar. Otros han pagado la vivienda completamente, asumiendo dos hipotecas, porque se tuvieron que buscar una casa rápidamente. Una pareja ha cumplido 17 años de matrimonio, porque se casaban al sábado siguiente y su casa lo tenía ya todo para vivir. Y así, 13 historias distintas que dan forma a este despropósito, con capítulos ilógicos incluso en lo judicial, cuando el abogado inicial de los afectados quiso llevar el caso por lo penal, y perdió.

El padre de Pilar, Joaquín Serra, no puede evitar llorar cuando se acuerda de su esposa y de cómo peleó para ver la casa de su hija en pie de nuevo. Murió sin poder verla, pero Joaquín, un veterano sindicalista de la Renault de Valladolid, no está dispuesto a ceder, y se ha erigido en portavoz de sus vecinos para que sus voces no dejen de tener eco.

“Sacamos lo que pudimos”

Serra recuerda como aquella tarde que, tras ver las primeras grietas: “Sacamos lo que pudimos, nos pusimos a salvo, y antes de llegar las noche tres casas se habían derrumbado y el resto de la acera estaba en ruinas”. Al día siguiente, el Ayuntamiento derribó, por seguridad, los restos de las primeras casas, y las demás quedaron en pie pero inhabitables, “pensando todos los afectados que en pocos días se resolvería, que los promotores responderían ante la chapuza que habían cometido, que las personas responsables darían el paso adelante, pero nada de nada”.

Nada de nada hasta el punto de que las casas no han sido reconstruidas a pesar de contar con una sentencia firme del Tribunal Supremo desde 2011, y como último trámite han pedido al juez encargado del caso que muestre las pólizas de las aseguradoras de los condenados, para proceder a la reconstrucción. A pesar de todas sus peticiones, los ladrillos siguen sin ser colocados. Incluso, durante más de 15 años las ruinas estuvieron en pie como un grotesco monumento. La sentencia obligaba a los constructores a limpiar el terreno y reconstruir. Al final lo hizo el Ayuntamiento, con la premisa de cobrar luego a los culpables el coste resultante.

El portavoz de los afectados todavía se estremece recordando las dos horas que pasaron entre los primeros ruidos y el abandono de las casas: “Algunos pudieron sacar su coche recién comprado a tiempo del garaje antes de que se cayese encima, otros han muerto en este tiempo, otros se iban a casar cuatro días después y tenían su casa con todo lo necesario, y así hasta 13 dramas humanos que a nadie parece importarle, y que durante más de quince años estamos sufriendo por haber cometido el pecado de comprar unas casas y confiar en la buena voluntad de la gente”.

Entre esos pecados, Serra lamenta que en La Caixa (El Monte en aquel tiempo), les dijeron que no se preocupasen, que las hipotecas esperarían a que todo se arreglase. Esperaron un mes, el tiempo de cobrar el siguiente recibo, y todos los demás han sido cobrados sin que a nadie le importase que lo que estaban cobrando a las 13 familias era dinero por nada.

Las casas caídas de Lepe se han convertido casi en un recurso turístico más. Han sido escenario de visitas de políticos, han pasado por el pleno en infinidad de veces para ser objeto de pelea política. Pero 17 años después, lo que hay es un solar, y 13 familias que ni olvidan ni quieren ser olvidadas.

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