La portada de mañana
Acceder
Esperanza Aguirre, la ideóloga de un modelo sanitario que hace negocio
El PP usa el “sentido común” para disfrazar su renovado negacionismo climático
OPINIÓN | 'Privatizacionitis sanitaria: causas, síntomas, tratamiento', por Isaac Rosa

ENTREVISTA

Francisco Rey, experto en acción humanitaria: “Hablar de genocidio no cierra el asunto, Israel comete crímenes de guerra”

Sara Rojas

Sevilla —
5 de octubre de 2025 06:01 h

0

Francisco Rey Marcos lleva más de tres décadas vinculado a la acción humanitaria. Tras su paso por Cruz Roja y por numerosas ONG internacionales y organismos de Naciones Unidas, en el año 2000 fundó junto a Jesús Núñez el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), que ahora cumple 25 años. Desde allí, combina investigación aplicada al seguimiento de proyectos humanitarios o de construcción de la paz, formación y asistencia técnica para mejorar el trabajo de las ONG y las políticas públicas.

El IECAH publica cada año un informe junto a Médicos sin Fronteras sobre el estado de la acción humanitaria española e internacional. El último publicado, relativo a 2023-2024, analiza los casos de Sudán y Gaza como “muestra de la inacción internacional” ante crisis que ponen en riesgo a numerosas poblaciones. Los datos de estos dos años revelan “un escenario preocupante”, marcado por los conflictos, la emergencia climática, los desastres y las dinámicas económicas.

La conversación con elDiario.es Andalucía tiene lugar en el marco del Foro Demos 2025 de la Asociación Española de Fundaciones, celebrado esta semana en Sevilla bajo el lema Fronteras de la filantropía. Un encuentro que invita a reflexionar en un momento en que la guerra de Gaza y la crisis del sistema humanitario global reclaman respuestas urgentes.

Acaba de participar en una mesa redonda sobre Filantropía y conflictos bélicos. ¿Qué papel juega la filantropía en contextos como la masacre en Gaza?

Lo primero que habría que decir es que el propio término filantropía en España no se usa tanto como en otros países. En el ámbito de la cooperación o de la acción humanitaria usamos más términos como solidaridad. Si entendemos que la filantropía es una forma de financiación y de participación de la sociedad civil, no de los Estados, en los conflictos armados siempre ha sido importante. Alrededor del 17% de la financiación humanitaria proviene de fuentes privadas que podríamos considerar filantropía, pero lamentablemente eso ha ido a la baja: en 2023 hubo unos 8.400 millones de dólares de filantropía en el ámbito humanitario, mientras que en 2024 solo 7.000.

¿Por qué se ha reducido tanto en un año?

Las respuestas de la sociedad civil a los conflictos están muy influidas por los medios de comunicación y por el interés que cada crisis genera. Por ejemplo, la guerra de Ucrania generó en Europa, sobre todo en Estados Unidos, una subida de los fondos provenientes de ciudadanos individuales. Sin embargo, en 2024 se acabó el “efecto Ucrania” y no ha habido un “efecto Gaza”, por decirlo así. Los motivos para analizar eso creo que son bastante obvios en los países desarrollados.

¿Por qué la respuesta internacional ha sido tan diferente en el caso de Palestina comparado con el conflicto en Ucrania?

La respuesta humanitaria internacional siempre, lamentablemente, se deja llevar mucho por motivos políticos. Hay crisis que son sobrefinanciadas, mientras que hay otras crisis humanitarias subfinanciadas. Había también más interés político en sostener esa crisis. El flujo de refugiados ucranianos fue atendido sin ningún problema en cantidades muy grandes, mientras que cuando empiezan a llegar refugiados y refugiadas de otros países, la respuesta es menor.

En el caso de la filantropía, tanto los ciudadanos individuales como las grandes fundaciones son más reacios a responder ante un conflicto generado por una crisis política que ante un desastre. El caso típico puede ser Haití en el 2010, tras el desastre ocasionado por el terremoto, hubo una subida de fondos enorme que, sin embargo, no ha continuado cuando la crisis de Haití ha sido más por motivos políticos. Uno de los problemas de la financiación que proviene de la filantropía es que muchas veces no garantiza una cierta estabilidad y continuidad para los ámbitos humanitarios porque es muy selectiva y se deja llevar mucho por los temas mediáticos. Y algunas veces, como en el caso de Ucrania se baten récords, mientras que otras crisis son olvidadas, como el caso de Sudán del Sur o República Democrática del Congo.

La militarización de la ayuda en Gaza es de las cosas más aberrantes que hemos visto en el mundo humanitario en las últimas décadas

Usted ha trabajado en la financiación de la ayuda humanitaria. ¿Se está quedando corta la respuesta internacional frente al aumento de las crisis globales?

Casi el 80% de la financiación humanitaria internacional son los Estados y básicamente era Estados Unidos. En segundo lugar, están los donantes: Reino Unido, Alemania... Aunque hay compromisos desde hace muchos años para que la financiación humanitaria no se deje llevar por criterios políticos, no se ha conseguido. En nuestros informes tomamos siempre como indicador la respuesta a lo que la ONU denomina llamamientos coordinados. Es decir, cuando hay una crisis en un país, todas las agencias de la ONU hacen un llamamiento a la comunidad internacional. La media en los últimos años es de que los llamamientos de la ONU cubran algo más del 50 % de las necesidades. Es decir, queda un 48% sin cubrir. Sin embargo, vemos cómo el llamamiento de Ucrania se cumplió prácticamente en su totalidad, mientras que llamamientos para Siria, para Haití, República Centroafricana o Etiopía se cumplían solo al 30 %. Lamentablemente es así. Ahora, al hilo de los recortes de los Estados Unidos y de otros países, el vicesecretario general de Asuntos Humanitarios de la ONU ha propuesto el “reseteo humanitario”, precisamente para mejorar esto y que la asignación de recursos sea más en función de las necesidades humanitarias.

¿Y de qué manera las entidades de acción humanitaria pueden compensar esos desequilibrios, llegar donde no llegan los Estados?

Ahí entra la filantropía. Pero claro, hay organizaciones que tienen un gran porcentaje de fondos privados de sus socios, de sus socias o de empresas y pueden vivir de fondos propios y eso les concede una gran independencia. Pero hay pocas. El modelo más claro es Médicos sin Fronteras, que tiene básicamente su financiación cubierta por fondos propios y no recurre mucho a financiación pública. Incluso en algunos casos se negó a pedir financiación a la Unión Europea tras la crisis de refugiados y la política de la Unión Europea de cierre de fronteras. Hay otras organizaciones que tratan de aumentar sus fondos privados para mantener una mayor independencia, pero algunas no lo consiguen. Y eso condiciona mucho su capacidad de actuar en ciertos escenarios.

Ahora que menciona la importancia de la independencia, que es uno de los principios de la acción humanitaria. ¿Qué lectura hace de la forma en que Israel ha gestionado la ayuda humanitaria en Gaza?

Eso es un drama brutal desde el principio y se ha visto agravado con la creación de la Fundación Humanitaria por Gaza, que es una cosa verdaderamente perversa y tiene que ser absolutamente criticada por el sector humanitario. Militarizar la ayuda, ponerla en manos de operadores, que son mercenarios que no tienen ni idea, hacer que la población se juegue la vida para conseguir alimentos y cuando están esperando en la fila les disparan... Eso es de las cosas más aberrantes que hemos visto en el mundo humanitario en las últimas décadas. Pero ya antes, la imposibilidad de operar de la UNRWA, que era el organismo que se encargaba de todas esas cuestiones, es de las cosas más aberrantes que se ha producido por parte del Gobierno de Israel, pero también del Gobierno de los Estados Unidos porque eso no hubiera sido posible sin la aquiescencia, por no decir la complicidad, de los Estados Unidos. Ha sido dramático y está siendo usado todavía como un mecanismo para forzar a la población gazatí a huir a las zonas teóricamente humanitarias que no lo son, evidentemente, y jugándose la vida.

Hablar de genocidio no cierra el asunto, Israel comete crímenes de guerra

Uno de las funciones del instituto es la formación y la investigación. Desde esa perspectiva, ¿qué importancia tiene llamar a las cosas por su nombre? ¿Es importante hablar de genocidio?

Completamente. El tema ha ido evolucionando y ahora ya tenemos además la posición de una comisión de la ONU que dice que de las cinco condiciones que la Convención contra el Genocidio tiene en Israel se dan al menos cuatro. Es decir, yo creo que es evidente que se comete un genocidio, porque además algunos mandatarios israelíes lo han dicho claramente. ¿Por qué había gente que hace unos meses no hablaba tan claramente de genocidio? Porque parecía como que Israel no buscaba la desaparición de la población palestina, sino en control del terreno que se disputan. Pero yo creo que eso ahora no tiene ningún sentido y hay que hablar claramente de genocidio. Y junto a eso, es igual de importante ver que Israel, desde el inicio de la teórica respuesta al atentado terrorista de Hamás el 7 de octubre, cometió crímenes de guerra. No cumplió el Derecho Internacional Humanitario (DIH), no cumplió el principio de distinción, el de proporcionalidad... Entonces las atrocidades cometidas por Israel no se agotarían en el delito de genocidio, sino en la comisión de crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad.

¿Qué consecuencias deberían tener las violaciones sistemáticas del Derecho Internacional Humanitario que se están cometiendo?

Tienen que investigarse y juzgarse. Ambas cuestiones están siendo investigadas por diferentes tribunales: el delito de genocidio en la Corte Internacional de Justicia (que juzga a los Estados), mientras que de los crímenes de guerra se ocupa la Corte Penal Internacional, que juzga a personas y ha abierto ya una causa contra algunas. También está siendo muy positivo que algunos países, entre ellos España, estén abriendo investigaciones como la que comenzó la Fiscalía para por lo menos ir acumulando pruebas para, en su caso, poder juzgar estas atrocidades. E insisto, hablar de genocidio no cierra el asunto, se cometen crímenes de guerra y eso hay que juzgarlo en los tribunales penales internacionales.

La respuesta internacional a la crisis de Gaza ha sido muy tardía, muy escasa y poco eficaz

¿Cómo evalúa la respuesta de la comunidad internacional ante la crisis de Gaza?

Muy tardía y muy escasa. Hace algunos años se acuñó un eslogan de broma en las Naciones Unidas diciendo que se hace too little too late. Demasiado poco, demasiado tarde. En este caso yo creo que ni eso. Es decir, los Estados han reaccionado muy tarde. En el caso de la Unión Europea, por lo que nos atañe, es particularmente duro de reconocer. Y el hecho de que no se hayan iniciado medidas de sanciones económicas con fuerza, de sanciones políticas, de retirada de organismos internacionales... creo que es una vergüenza para la comunidad internacional. Afortunadamente, ahora, cuando se ha ido acercando la Asamblea General de la ONU de la semana pasada, y ante la absoluta claridad de la comisión de genocidio y de crímenes de guerra, pues algunos Estados han aprovechado para reconocer al Estado palestino y eso. Pero la respuesta internacional a esta crisis ha sido muy tardía, muy escasa y poco eficaz.

¿Por qué motivos?

Siendo justo, yo creo que muchos suponían que tras los primeros ataques de Israel como represalia por el ataque terrorista de Hamás, Netanyahu lo consideraría suficiente. Pero como nadie le puso freno a eso, ha seguido pisando el acelerador. Y como ha contado con el apoyo de los Estados Unidos, pues ha seguido adelante. Y está aprovechando para lo que en el lenguaje nazi –es duro decir esto– sería la solución final.

¿Qué le parece el plan presentado por Trump para la paz en Gaza?

Yo creo que es absolutamente insuficiente y como decía Olga Rodríguez en esta casa, es una posición neocolonial, con elementos absurdos, como poner a Tony Blair posiblemente a la cabeza. Me sorprende que el gobierno español y otros gobiernos hayan sido tan optimistas con esa posición que creo que no es suficiente. Recurre a un lenguaje muy almibarado que parece como si trataran de justificar retóricamente muchas cosas, pero creo que tiene muy poca credibilidad. Y la prueba es que el propio Netanyahu a los dos minutos dijo que no reconocería un Estado Palestino. Y desde el punto de vista humanitario, tampoco garantiza nada.

La acción humanitaria no es solo no es solo salvar vidas, sino también proteger la dignidad de las personas afectadas

El instituto ha advertido de que el sistema humanitario global “atraviesa un momento de crisis”. ¿Cuáles son las principales amenazas a las que se enfrenta hoy?

El sistema humanitario fue concebido como motor del sistema internacional, con una mentalidad muy Norte-Sur, muy basada también en ciertos organismos de la ONU, muy dependientes de la financiación de los Estados, pero sobre todo con una lógica, hay que reconocerlo, un poco colonial y muy de donante a receptor. Desde 2016 se habla de que la respuesta humanitaria tiene que ser lo más local posible y basada en los recursos locales. Pero eso ha avanzado muy, muy poco. Si a eso unimos la propia crisis de financiación acelerada por los recortes de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y de otros donantes, pues ese sistema entra en crisis. Y también porque el sistema creció sin una organización y una coordinación suficiente, es decir, hay algunas agencias dentro de la ONU cuyos mandatos a veces se solapan.

Entonces, el sistema así constituido tiene dos críticas que se le podrían hacer, y que nosotros hemos hecho desde hace años ya. Por una parte, una crisis de legitimidad, de no ser un sistema suficientemente representativo de las sensibilidades de los países del sur y estar basado en una lógica muy asistencial. Y dos, ser ineficaz, ser ineficiente, no usar los recursos de un modo adecuado. Si a eso sumamos las posiciones del gobierno de los Estados Unidos de Trump contra todo el multilateralismo y todo el sistema internacional, no ya el humanitario, pues tenemos una crisis muy, muy grave.

¿Qué le preocupa más del futuro de la acción humanitaria… y qué le da esperanza?

Un tema que preocupa es que la acción humanitaria no es solo prestar asistencia, no es solo salvar vidas, sino también proteger la dignidad de las personas afectadas. También tiene una dimensión de protección de los derechos humanos y una dimensión testimonial de contar lo que se ve. Lo que estamos viendo en el último tiempo ante los recortes económicos es que muchas agencias han vuelto a focalizarse en las actividades de salvar vidas, el más puro asistencialismo, dejando en muy segundo lugar las tareas de protección. Y eso es un error y es un retroceso en el ámbito humanitario.

Muchas veces algunas organizaciones humanitarias con una visión muy estricta de la neutralidad deciden no denunciar ese tipo de violación de derechos. En el caso de Gaza, las violaciones han sido de una magnitud tal que una gran parte de las organizaciones humanitarias, tanto las ONG como de las Naciones Unidas, ha hablado de genocidio, ha hablado de crímenes de guerra desde el principio. Es decir, esa dimensión testimonial en crisis como la de Gaza ha tomado muchísima fuerza porque se necesita. O sea, no puedes estar solo dando asistencia mientras el otro sigue bombardeando.

Sobre todo, cuando la acción humanitaria también ha sido una de las afectadas por la intervención de Israel.

Claro, hay muchísimos muertos de trabajadores humanitarios. Pero bueno, lo que da esperanza es que haya Estados que mantengan sus compromisos. Ahí España está portándose decentemente en sus compromisos financieros. La Oficina Humanitaria de la Comisión Europea también está manteniendo el tipo con su financiación. Y ya lo que queda es que la sociedad civil sea consciente de la necesidad de apoyar y financiar la acción humanitaria independiente a través de las ONG. Y que algunas de las medidas de lo que se han incluido en el llamado reset humanitario vayan llevándose a cabo: agrupar oficinas de varias agencias, conceder más participación para los países del sur, más apoyo a la localización, más apoyo a las entidades locales, todo ese tipo de de cosas.

En lo que respecta al papel de la ciudadanía, ¿percibe que la sociedad española está sensibilizada con estos temas o falta aún educación y cultura humanitaria?

En el caso español es un poco subjetivo decir esto, pero creo que sí que ha aumentado la sensibilidad con el tema palestino muy, muy rápidamente. Pero eso no ha llevado a dar más financiación humanitaria. Creo que en el caso de la crisis palestina, muchos ayuntamientos, comunidades autónomas y el propio Gobierno aumentó desde el principio la financiación a la UNRWA o a organizaciones con presencia en Palestina. La opinión pública creo que no tanto, pero no tenemos datos cerrados todavía del año 2024. En el informe próximo lo publicaremos. En España siempre decimos que somos un país solidario. No me opongo a eso, pero me parece que es un poco gratuito, porque no se traduce en la cantidad de financiación que reciben las ONG.

Únete a nuestra comunidad de Instagram

A través de nuestra cuenta de Instagram, trasladamos lo que ocurre en Andalucía más allá de las palabras: te informamos de las últimas noticias de manera visual y te ofrecemos contenido extra para que conozcas la realidad al detalle.

Súmate a nuestra comunidad en este enlace.