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El humor bestia de Mongolia llega a Jerez: “Los que quieran humor blanco y respetuoso, no lo encontrarán aquí”

Los creadores del show, Edu Galán y Darío Adanti.

Francisco J. Jiménez

El Teatro Villamarta de Jerez acogerá este viernes 15 de marzo (21.30 h) un musical sin música, un espectáculo que promete barbaridades y exabruptos. Un repaso histórico del siglo pasado y una visión satírica del convulso presente político. Todo ello de la mano de Mongolia en su Musical 2.0.

Dentro de un ciclo alternativo de la programación del teatro jerezano, el escritor y crítico Edu Galán y el ilustrador Darío Adanti llevarán a las tablas del Villamarta el espíritu mordaz de la revista Mongolia en un show en vivo que desarrollan en paralelo al espectáculo Mongolia sobre hielo, con el que recorren el país.

“Primero hicimos el musical 1.0 y después el 2.0. Ahora hemos estrenado otro show donde ya habíamos hecho el musical 2.0. En este caso hemos mantenido sketches fijos que tienen que ver con de la historia de España, con la monarquía, la historia del franquismo y la transición. Eso queda igual, pero en Jerez hemos actualizado todo lo que hacía referencia al Gobierno de Rajoy y lo hemos retocado a lo de ahora. Tiene su sección de reírnos de la historia de España del siglo XX y de la democracia hasta llegar a la actualidad con cosas de lo que estamos viviendo”. 

“Lo vulgar y lo soez como crítica social”

“Pieles finas, abstenerse”, avisa el ilustrador argentino. “Me voy a poner pedante, pero defendemos la historia clásica de la sátira, que desde los griegos utilizan lo vulgar y lo soez como crítica social y política. Los que quieran humor blanco y respetuoso, no lo encontrarán aquí. El nuestro es un humor deslenguado y catártico”.

Corren malos tiempos para el humor ácido y corrosivo, pero en Mongolia hacen un fuego a discreción para que nadie se quede sin su ración correspondiente. “La derecha se enoja cuando hablas de religión, patria o familia y la izquierda se enoja cuando hablas de los grupos sociales tratados injustamente a lo largo de la historia. Obviamente defendemos un discurso de izquierdas anti reaccionario y anti conservador, pero nos gusta la barbaridad y dar cachetazos con el humor. No hacemos comedia clásica, sino sátira y eso es una opinión política unida al humor que tiene un trasfondo crítico. Cuando hacemos chistes de atentados no nos reímos de las víctimas, sino que queremos desacralizar el miedo que le podemos tener al terrorista”, explica Adanti.

Más de 25.000 personas lo han visto en toda España y, según el historietista, ahora llegan a Jerez con la intención habitual de incomodar para hacer pensar: “Lo bueno de las obras de teatro es que el contexto queda muy claro, no es como un chiste en Twitter o en Facebook. Vas a una obra de una hora y media y sabes que te puedes reír de una barbaridad y cuando sales puedes seguir siendo buena persona con la gente que te rodea. Parte de nuestro concepto es incomodar. Otra cosa que no nos gusta es tener que dar un discurso masticado para que te aplaudan. Intentamos señalar contradicciones que tenemos todos, como llamarte activista y lo único que haces es mandar mensajes en Twitter desde un Iphone o llamarte antiglobalización y que tu trabajo sea en una gran multinacional como Facebook. La sátira tiene que incomodar para reflexionar sobre conflictos sin darte la solución”.

Decía Philip Roth que la osadía debe tener un objetivo claro, que no vale provocar por provocar. Los de Mongolia se basan en eso y no quieren caer en la superficialidad. Además, actuar en tierras gaditanas crea nerviosismo al humorista argentino. “Me da cierto miedo y pudor actuar en Andalucía. Ir a Cádiz es como ir a la facultad de filosofía a hablarles de Kant. Tienen una cultura popular muy instalada en la sátira”.

La realidad supera a la ficción

Mongolia sobrevive como revista en tiempos difíciles y lo hace con el reto de tener que superar la ya de por sí alocada realidad. “La portada de la revista cambia desde que la tenemos pensada hasta que vamos a imprenta. Pasan los días y han pasado tantas ridiculeces que al final hay que cambiar. Nos toca vivir un momento de confusión, aunque la humanidad siempre estuvo confundida. El mundo está en un momento de cambio muy bestia. El hecho de que haya ganado Trump en Estados Unidos parece que ha abierto la puerta a un populismo de ultraderecha que siempre ha existido pero que antes le daba vergüenza aparecer con el discurso antifeminista, homófobo, misógino, machista, y de antiinmigración. Eso supera la ficción humorística. En el fondo es comedia aunque la gente no se lo tome así”, reflexiona Darío.

Asegura que a sus espectáculos van personas “muy mayores que en su momento leían El Papus y también jóvenes. A los únicos a los que no les gusta es a los conservadores reaccionarios porque nos metemos con los pilares de la sociedad”.

En año de elecciones, el argentino afincado en Madrid cruza los dedos para que pase algo muy claro: “Espero que el tema de Andalucía pueda superar a las cagadas de los partidos de izquierda. Que la gente salga a votar para que no gane una derecha que es todavía más reaccionaria y primitiva que la de Rajoy. Espero que el miedo a un Gobierno de ultraderecha haga que la gente salga a votar aunque sea con la nariz tapada”.

Todo ello subyacerá en Mongolia, el Musical, definido por uno de sus creadores del siguiente modo: “Es como la relación sadomaso, una perversión que puede llegar a doler pero que es sólo un juego”.

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