El Ministerio de Cultura concluye que no hay pruebas de que el rascacielos del Puerto de Málaga “expolie” el paisaje del Centro Histórico

Néstor Cenizo

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El Ministerio de Cultura ha zanjado la polémica que él mismo abrió el pasado mes de mayo, consistente en dirimir si la construcción de un rascacielos de 116 metros de altura destinado a uso hotelero en el Puerto de Málaga afectaba o no al paisaje protegido de la ciudad, de tal manera que pudiera constituir un “expolio” del Patrimonio Histórico. Cultura concluye que no hay “evidencias probadas” que indiquen que se produciría tal expoliación, y ha decidido por tanto archivar el expediente, cuya apertura había motivado incluso que el ayuntamiento de Málaga acudiera a la vía judicial contra el ministerio. No obstante, también recomienda a los promotores que miren alrededor para adecuar la altura del edificio que proyectan: es decir, parece sugerir que el rascacielos debería rebajar su altura para no sobresalir respecto a la Catedral o la Equitativa.

En su primer informe sobre el tema, emitido en agosto de 2021, Cultura sí apreció “indicios suficientes” de expoliación para el patrimonio cultural de la ciudad de Málaga. En esa valoración inicial los técnicos señalaron que el rascacielos “alteraría de manera irreversible el paisaje histórico y natural que caracteriza el centro de la ciudad, la directa relación entre este y el mar y la contemplación conjunta de ambas, elementos motivadores de su declaración como Conjunto Histórico Bien de Interés Cultural”. A raíz de este informe Cultura abrió un expediente informativo. Sin embargo, con el paso de los meses fue emitiendo señales que parecían abocar a este desenlace.

El ministerio señala que el Puerto integra el “entorno del Centro Histórico” y que las actuaciones sobre ese entorno deben someterse a las autorizaciones legales, aunque se trate de un entorno no colindante. A continuación, recuerda que la ley prohíbe “toda construcción que altere el carácter de los monumentos declarados Bien de Interés Cultural o perturbe su contemplación”, y resalta el valor del paisaje en Málaga. Sin embargo, acaba señalando no existe marco legal para valorar la posible afección al paisaje.  

“Este Ministerio de Cultura y Deporte entiende que el puerto de Málaga, de interés general, no debe ser un espacio estático sin posibilidad de adaptarse a las necesidades que demande su propia gestión, sino un espacio necesariamente dinámico que debe dar respuesta a las exigencias que su funcionamiento plantea en cada momento”, concluye, antes de anticipar que “toda edificación” allí construida con una finalidad turística aporta “un valor añadido” para la ciudad, “siempre que no afecte negativamente al patrimonio cultural de la ciudad”. La resolución está firmada por Isaac Sastre, Director General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes.

La resolución de archivo, avanzada por El Español de Málaga y a la que este medio ha tenido acceso, fue comunicada este jueves al ayuntamiento de Málaga, la Consejería de Cultura, la Autoridad Portuaria malagueña y Puertos del Estado.

Tres recomendaciones

Cultura archiva el expediente, pero formula tres recomendaciones, que parecen advertir de que estará vigilante. De un lado, resalta la necesidad de cumplir la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, que establece que la realización de actuaciones en el entorno de un Bien de Interés Cultural (en el caso de Málaga, el Centro Histórico o La Farola, si obtuviese ese reconocimiento en el expediente que ahora se tramita) requiere de las correspondientes resoluciones y pronunciamientos de la Consejería competente en Patrimonio Histórico. También, si afectara a inmuebles o espacios protegidos “no colindantes o alejados”.

De otro, recuerda que el Ayuntamiento de Málaga y la Junta de Andalucía “deben proteger todos los valores patrimoniales del Conjunto Histórico de la Ciudad de Málaga declarado BIC”. En caso contrario, el Estado podría requerir a la Junta de Andalucía para que adoptara las medidas necesarias.

Por último, observa que no hay un plan de descontaminación visual en el Ayuntamiento de Málaga con relación al BIC del Centro Histórico, a pesar de lo dispuesto por la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía. Esto invitaría a que el rascacielos del Puerto busque referentes de altura en elementos arquitectónicos permanentes como la Catedral, el edificio de la Equitativa o las edificaciones de la Malagueta, tal y como alegó la Escuela de Arquitectura en el informe que presentó al expediente. Otro referente sugerido son las grúas del puerto. Todos ellos tienen una altura inferior a 100 metros, por debajo por tanto de los 116 del actual proyecto de rascacielos, que se presentó inicialmente con una altura de 135 metros.

Un proyecto aún en el aire

Cultura abrió este expediente después de una valoración inicial muy crítica con la posible afección paisajística del rascacielos. En la tramitación ha recabado informes de cinco organismos independientes: la Real Academia de Historia, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, la Escuela de Arquitectura y la Academia de San Telmo.

El archivo del expediente despeja uno de los obstáculos más recientes con los que se ha tropezado el proyecto, auspiciado por unos inversores cataríes desde 2015. Si Cultura hubiese constatado la existencia de expolio, el proyecto hubiese tenido muy difícil superar el examen definitivo al que debe someterle el Consejo de Ministros.

Sin embargo, queda aún por resolver el expediente para declarar La Farola como Bien de Interés Cultural, que también abrió Cultura. Una eventual declaración como BIC del viejo faro podría condicionar las actuaciones en el entorno, donde se sitúa el Morro de Levante sobre el que se levantaría el rascacielos.

Además, aún debe culminar la modificación del Plan Especial del Puerto para dar cabida al edificio. Este trámite está envuelto en una controversia jurídica a cuenta del momento procesal oportuno para realizarlo, si antes o después de su aprobación por el Consejo de Ministros.