Pinturas rupestres que se escuchan, se ven y se tocan en un pueblo aragonés de 200 habitantes

Cuando María Oliete y Begoña Pastor, vecinas de la localidad turolense de Alacón, pensaban en lo necesario que es que todo el mundo pudiera acceder a la historia que encierran las pinturas rupestres de su entorno, no imaginaron que esta idea llegaría a tener el impacto que ahora se presenta ante sus ojos. Ambas pensaban que era una pena, además de injusto, que algunas personas, por su movilidad limitada o sus capacidades sensoriales diferentes, no pudieran disfrutar de un patrimonio tan rico y especial como el legado milenario que atesora el barranco Mortero.

La idea se convirtió en una iniciativa con nombre propio: 'Alacón Rupestre Inclusivo', que se ha materializado gracias al impulso de la comarca Andorra-Sierra de Arcos y la implicación del Ayuntamiento de la localidad, y se ha llevado a cabo con financiación de fondos europeos a través del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino. 

'Alacón Rupestre Inclusivo' cumple varios objetivos. Por una parte, embellecer las fachadas de la localidad, haciendo de esta un reclamo turístico que ayude a mantener vivo a este pueblo de 200 habitantes, ubicado en la comarca turolense de Andorra-Sierra de Arcos. Y, por otra, acercar un legado milenario a todos los públicos a través de murales urbanos que contienen relieves táctiles, braille y audio. 7.000 años de historia que se pueden visitar paseando por el pueblo de Alacón, convertido ahora en una pinacoteca al aire libre. 

Sensibilidad ciudadana que cambia la forma de ver el entorno

Toda historia tiene un origen, un pensamiento que se verbaliza y al compartirlo lo cambia todo. Algo así ha sucedido en este caso. El hijo de una de las alma mater de este museo al aire libre, María Oliete, es ciego de nacimiento. Una condición que ha hecho que esta vecina de Alacón ponga su atención en situaciones que para otros pasan desapercibidas y que haya desarrollado una especial sensibilidad por acercar la cultura, el arte y el patrimonio al mayor número de personas posible, independientemente de sus capacidades de movimiento, visuales o auditivas. 

La reflexión que María Oliete planteaba sobre una necesidad real, tenía una solución en la realización de murales que representaran con fidelidad el arte rupestre de Alacón desde el punto de vista inclusivo. La idea se puso sobre papel a través de Begoña Pastor, que la presentó a una convocatoria de proyectos comarcales. La acogida fue muy buena y tres años después, diez murales se pueden visitar en las calles de Alacón.

El proyecto que ya es una realidad cumple los objetivos que se plantearon desde un primer momento: promocionar el arte rupestre de Alacón, haciéndolo accesible al mayor número de personas posible; dotarlo de un carácter inclusivo con la instalación de placas en braille, relieves táctiles y códigos QR con audio; y dinamizar el pueblo “para que sea más atractivo, visitado y vivo”, confiesan ambas mujeres.

Colaboración; cuando las instituciones y el pueblo reman a favor

La necesidad real de hacer los espacios más accesibles a personas con discapacidad visual, auditiva o de movilidad, incluyendo a las personas mayores que, en este caso concreto, ya no podían disfrutar de las pinturas del barranco Mortero por la orografía del lugar en el que está enclavado, ha sido el germen del proyecto que se ha materializado este año en Alacón, y que ha sido posible gracias a la implicación de los vecinos y de las instituciones que están al frente. Colaboración, es la palabra clave.

La voz de los expertos ha sido fundamental para el correcto desarrollo de esta iniciativa. José Royo Lasarte, gerente del Parque Cultural del Río Martín, experto en arte rupestre y una de las voces más autorizadas en la materia, ha acompañado todo el proceso asegurando que este sea lo más fiel posible a la realidad. 

También se ha contado con profesionales para la preparación de los materiales inclusivos. Las reproducciones en altorrelieve de los motivos pictóricos han sido elaboradas por la empresa aragonesa Prames, para que, a través de una experiencia sensorial, las personas invidentes puedan “leer” con las manos estas pinturas rupestres. Los materiales inclusivos en braille han sido validados por la ONCE, que también ha colaborado así en este proyecto. 

Las escenas rupestres de caza, de animales y de recolectores han sido trasladadas a gran formato en diez fachadas repartidas por distintos puntos del pueblo que los vecinos han cedido para que se conviertan en lienzos. El encargado de este reto ha sido el artista Hugo Casanova. Un trabajo que duró dos meses y en el que el artista optó por la técnica del puntillismo para “imitar la piedra y generar texturas”. La tarea no era fácil, ya que una gran parte de las pinturas originales “están desdibujadas”. Sin embargo, entre los habientes de la localidad, que guardan recuerdos particulares de cómo descubrieron las pinturas antaño, el resultado ha gustado y “se identifican” con los dibujos, basados en calcos y fotografías del Parque Cultural del Río Martín, que el artista ha reproducido con pinturas acrílicas a base de brocha, pincel y técnica. 

7.000 años de historia en las Pinturas rupestres de Alacón

Hasta ahora, en el Centro de Interpretación de Paleontología Francisco Andreu de Alacón, un espacio educativo que destaca estar diseñado “como un faro didáctico” en el que el visitante se encuentra de frente con una trayectoria de 300 millones de años, se habían podido ver imágenes y fotografías de las pinturas. Un espacio que ilustraba de manera accesible la historia geológica, la paleografía, la fauna y la flora que han poblado el Parque a lo largo de la historia.

Las pinturas rupestres del Cerro Felio forman parte del Parque Cultural del Río Martín, constituyen uno de los conjuntos más valiosos del arte levantino y esquemático, y están declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco desde 1998 dentro del arte rupestre del arco Mediterráneo. El conjunto pictórico narra una emocionante escena de cacería protagonizada por arqueros persiguiendo ciervos y cabras. Destacan figuras como el arquero del Tío Garroso o El Gigante, la representación humana más grande de este estilo en la península. 

Las pinturas, que se pueden seguir visitando en su enclave histórico, son ahora también accesibles para aquellos visitantes que, hasta ahora, no tenían la posibilidad de acercarse a los abrigos del barranco. Las pinturas prehistóricas han vuelto a poner de moda a Alacón que, apuesta con esta iniciativa por un turismo cultural, sostenible y, sobre todo, inclusivo, desde el rural.