Una jueza de Gijón autoriza a la Policía a buscar pistas de Mari Trini y su hija Beatriz en una balsa de una bocamina

Pilar Campo

Oviedo —
29 de octubre de 2025 12:13 h

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La búsqueda de la asturiana Mari Trinidad Suardíaz y de su hija Beatriz no se suspenderá, aunque su caso de desaparición haya prescrito, al haberse perdido su rastro hace ya 38 años.

La magistrada-jueza Ana López Pandiella, titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Gijón, ha acordado, a través de un auto, que sigan adelante las diligencias de investigación y ha autorizado a la Dirección Adjunta Operativa de la Policía Nacional a buscar alguna pista en la balsa de la bocamina de Berbes, en el concejo asturiano de Ribadesella.

En el fondo de esta balsa se han localizado dos vehículos que pertenecían al marido y padre de las desaparecidas y que, según los testimonios de los vecinos, arrojó desde un barranco.

Alojada con las Hermanas Adoratrices

A pesar de que han transcurrido ya casi cuatro décadas, la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Brigada de Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía de Gijón nunca cerró el caso y no cejó en su empeño para localizarlas.

El último domicilio conocido de Mari Trini era el de las Hermanas Adoratrices de Gijón, que ella y su hija habrían abandonado entre el 26 de junio y el 15 de julio de 1987, sin que quedara registro del mismo en los archivos de la institución.

La citación al juicio contra su marido

Mari Trini tenía 23 años y su hija apenas 13 meses cuando fueron vistas por última vez ese 15 de julio de 1987. Ese día, la mujer se había trasladado a León junto a su marido Antonio María Da Silva, apodado “El Portugués”.

El matrimonio acudía a la Audiencia Provincial de León para recoger personalmente la citación para su asistencia a un juicio programado para el 15 de septiembre -apenas dos meses después- por una denuncia interpuesta contra él por los delitos de detención ilegal y amenazas hacia su esposa y al que no se presentaron finalmente ninguno de los dos.

La Audiencia Provincial de León decretó la detención e ingreso en prisión de “El Portugués”, pero no se logró localizarlo hasta el año 1989.

Antes de irse a vivir con las Hermanas Adoratrices, Mari Trini había residido en una vivienda propiedad de su marido ubicada en la localidad leonesa de Matadeón de los Oteros.

Obras en el sótano bajo la casa

Los vecinos aseguraron a la Policía que el marido realizaba frecuentes obras en el sótano bajo la casa, donde al parecer había una bodega; una vivienda que, tras el abandono por parte de su dueño, fue derribada en el año 1999 por el Ayuntamiento de esa localidad. En la actualidad es un solar sin urbanizar.

La misteriosa desaparición de Mari Trini y Beatriz se relacionó desde un principio con la actitud del marido y padre de las desaparecidas, Antonio Da Silva, quien levantó las sospechas policiales porque desde un principio se encerró en un mutismo sobre su posible paradero y no ofreció explicaciones. Una falta de colaboración con la justicia que solo aumentaba los recelos sobre su comportamiento.

La excavación en el solar

Carlos Suardíaz, hermano de Mari Trinidad, presentó en la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Gijón una denuncia ante la falta de noticias de sus familiares. Él era el único familiar directo de Mari Trini y murió sin saber qué había pasado con ella y con su sobrina.

En noviembre de 2017, se llevaron a cabo trabajos de excavación en el solar en donde estaba ubicada la vivienda de Antonio María da Silva, en Matadeón de los Oteros, donde “se hallaron vestigios del paso por el lugar de María Trinidad y su hija, pero no del destino de las mismas”.

Dos vehículos arrojados a la balsa

Los agentes del Grupo UDEV de la Policía Judicial continuaron de forma discreta las investigaciones buscando algún hilo del que tirar. Y lo encontraron, entre otras pruebas, a través de los testimonios de algunos vecinos que sostenían que Antonio Da Silva había arrojado dos coches de su propiedad a la balsa de una bocamina en Berbes (Ribadesella), localidad de la costa asturiana donde el matrimonio había residido.

El grupo UDEV contactó con el juzgado y presentó las conclusiones de su investigación en el juzgado. El pasado 11 de abril, el juzgado acordó continuar con estas diligencias al considerar que “de todo lo actuado es lógico sospechar que en el interior de alguno de los vehículos hallados enterrados en el fondo de la balsa sita en la bocamina de la localidad de Berbes pudieran encontrarse pruebas acerca de lo ocurrido a las mujeres desaparecidas, apuntando la imposibilidad de continuar con las gestiones judicialmente acordadas por carencia de medios necesarios para continuar con los trabajos”, según un auto al que ha tenido acceso elDiario.es Asturias.

La búsqueda se extendió no solo a España, sino también a Suiza, Francia y Portugal, sin que tampoco pudieran ser localizadas madre e hija

La búsqueda internacional

En el auto, dictado ayer mismo, día 28 de octubre, la magistrada-jueza expone que la búsqueda se extendió no solo a España, sino también a Suiza, Francia y Portugal, sin que tampoco pudieran ser localizadas.

Las averiguaciones posteriores condujeron la investigación policial hacia Asturias, donde la familia también había residido en la localidad de Berbes (Ribadesella).

Los registros domiciliarios

Hasta este pueblo se desplazaron los funcionarios del Grupo UDEV de la Policía Judicial de Gijón, quienes en conversaciones con un vecino averiguaron que Antonio María da Silva se habría deshecho de algún vehículo de su propiedad arrojándolo a la balsa de una explotación minera de espato flúor situada en esta localidad.

Además, los investigadores tuvieron constancia por la documentación intervenida en los registros de las viviendas en Berbes que Antonio poseía al menos dos vehículos: un Volkswagen y un Peugeot 304 blanco.

Restos de pintura blanca

Al comprobarse, de forma fehaciente, a través de los buceadores del Grupo Especial de Operaciones (GEO) de la Policía Nacional, que ambos turismos están en el fondo de la balsa, el siguiente paso que tenían que dar los miembros del grupo UDEV era dirigirse al juzgado para que autorizara la continuación de estas investigaciones, pero apoyada con ayuda externa, dada la limitación de medios.

A todo ello se sumaba el hecho de que en las piezas metálicas extraídas de uno de los vehículos se ha podido apreciar la existencia de pequeños restos de pintura blanca, indicios todos ellos que la magistrada-jueza considera que “apuntan a la línea de investigación hasta ahora mantenida” y que “refuerzan la necesidad de continuar con las gestiones en su momento ordenadas judicialmente”.

La magistrada-jueza ordena que se dispongan los medios necesarios para continuar con los trabajos en la balsa de la bocamina de Berbes, recabando la colaboración de cuantas entidades y organismos se estimen precisos, en aras a realizar la búsqueda de restos humanos o cualesquiera otros que pudieran corresponder con las personas desaparecidas

Los indicios

Ana López Pandiella ordena, por tanto, que por parte de la Dirección Adjunta Operativa se dispongan los medios necesarios para continuar con los trabajos, “en aras a realizar la búsqueda de restos humanos o cualesquiera otros que pudieran corresponder con las personas desaparecidas”, señala.

La magistrada-jueza ha acordado en este auto que por parte de la Dirección Adjunta Operativa se dispongan los medios necesarios para continuar con los trabajos en la balsa de la bocamina de Berbes, recabando la colaboración de “cuantas entidades y organismos se estimen precisos, en aras a realizar la búsqueda de restos humanos o cualesquiera otros que pudieran corresponder con las personas desaparecidas, labores de cuya organización y supervisión estarían encargados los funcionarios de la UDEV de la Brigada de Policía Judicial de Gijón”.

El auto judicial no es firme y contra el mismo cabe interponer un recurso de reforma y subsidiario de apelación ante el mismo juzgado en el plazo de tres días o un recurso de apelación directo dentro de los cinco días siguientes a su notificación.