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Sin sueldo y sin paro: los trabajadores de limpieza en Correos afrontan su quinto mes de movilizaciones en el limbo

Las oficinas de Correos comienzan a acumular suciedad, mientras los trabajadores urgen una solución.

Pilar Campo

Oviedo —

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“Lo estamos pasando fatal”, resumen José Antonio, José Luis, María José, Irina e Isabel. Son cinco trabajadores de la empresa SCT Córdoba, adscritos a las labores de limpieza de las oficinas de Correos en Asturias, que afrontan su quinto mes de movilizaciones para reclamar el cobro de sus nóminas. Su situación es complicada porque actualmente están en el limbo: no perciben sueldo, pero tampoco pueden acceder a la prestación por desempleo.

El lunes es el día de la semana que acuden a la llamada de los sindicatos USO, CCOO y UGT para manifestarse junto a sus compañeros a las puertas de las oficinas de Correos donde exhiben pancartas con alusiones al conflicto laboral y corean eslóganes donde priman estas dos: “De norte a sur, de este a oeste, el salario se defiende cueste lo que cueste” y “Correos contrata empresas pirata”.

Las concentraciones se realizan de forma rotatoria en Oviedo, Gijón o Avilés, mientras en el interior de las oficinas, los empleados siguen ofreciendo la atención al público en medio de los papeles y cartones que se van acumulando paulatinamente en el suelo.

Por su parte, el gabinete de comunicación de Correos ha asegurado a elDiario.es Asturias que el contrato con la subcontrata “está en proceso de rescisión” y que también está en marcha “una nueva adjudicación”.

Recurrir a la ayuda de familiares y amigos

José Antonio Otero, su hermano José Luis, su cuñada María José Navarro, Irina Fernández e Isabel Fernández viven ante la incertidumbre de desconocer cuándo habrá una salida negociada para un conflicto laboral que ya se encamina a su quinto mes.

La falta de ingresos ha obligado, en la mayoría de los casos, a que los trabajadores se vean abocados a recurrir a la ayuda de familiares y amigos para superar esta situación, que confían que sea coyuntural, para afrontar los gastos cotidianos y pagar hipotecas y alquileres, así como los gastos de suministro que conllevan.

En mi banco de siempre, donde me conocen, me han concedido un préstamo. Ahora además de devolver el dinero tengo que pagar intereses porque estoy sin cobrar mi sueldo. El dinero va a ir a pagar la hipoteca, los gastos de luz, agua y gas

José Antonio Otero Trabaja en el sector desde hace 30 años. Está afiliado a USO

José Antonio trabaja desde hace 30 años en este sector. Está separado y vive con su hija, de 19 años, que está estudiando. El suyo era el único ingreso que entraba en su casa, por lo que ha tenido que pedir un préstamo a su banco de toda la vida.

“Los bancos hacen milagros porque les pides dinero y yo, particularmente, he tenido la suerte de que me lo han dado porque es mi banco de siempre y donde me conocen, pero ahora me encuentro que además de devolver el dinero tengo que pagar intereses porque estoy sin cobrar mi sueldo”, asegura. El préstamo que le han concedido ya lo tiene casi invertido: “el dinero va a ir a pagar la hipoteca, los gastos de luz, agua y gas”, especifica.

“Lo llevo fatal”, reconoce. Jamás se planteó siquiera un escenario similar. Cuenta que trabajó durante 27 años en Grupo Norte y nunca tuvo un solo problema de cobro ya que la empresa le pagó “hasta el último centavo”, a pesar de que, según dice, llegó a estar en concurso de acreedores.

En Asturias la plantilla está integrada por 64 personas que secundan masivamente las movilizaciones. Estos cinco trabajadores sostienen que la unión del colectivo no se ha desinflado a pesar del desgaste de llevar tantos meses sin cobrar el sueldo.

Se quejan, sin embargo, de que en algunas oficinas los propios empleados de Correos están vaciando las papeleras o limpiando los baños y donde la excepción se encuentra en la sede principal, en Oviedo, donde se sigue atendiendo a los usuarios con normalidad aunque entre restos de basura.

Isabel comenta que cada vez duerme menos, porque los problemas derivados del impago del sueldo la agobian. En su caso, cuenta con el sueldo de su pareja pero los gastos no son pocos: “Mi pareja trabaja y vamos tirando con su salario, pero tenemos hipoteca, hay gastos y una cría de 19 años que está estudiando una carrera y tenemos que ir haciendo equilibrios”.

Lo que más me quema es que no nos informan de cuál es la situación. Primero nos dicen que hay una reunión, luego que la han aplazado de una semana para otra y no vemos solución alguna

Isabel Fernández Trabaja en el sector desde hace seis años. Está afiliada a UGT

Lleva seis años limpiando las oficinas de Correos, primero con la empresa Sacyr y desde febrero de este año con SCT Córdoba. Asegura que nunca hasta ahora se había encontrado en la tesitura de no percibir su salario. “Lo que más me quema es que no nos informan de cuál es la situación. Primero nos dicen que hay una reunión, luego que la han aplazado de una semana para otra y no vemos solución alguna”, se queja.

Su esperanza es que al menos pueda cobrar los meses de sueldo que le deben y, si no se encuentra una salida viable al conflicto, intentará “buscarse la vida” por otro lado, aunque tampoco tiene demasiadas expectativas. “Lo peor de todo -indica- es la incertidumbre de saber qué va a pasar en el futuro, si podrás encontrar otro trabajo, porque en el actual no nos acaban de liquidar. Tienes que denunciar y esperar a ver cuándo vas a cobrar y es una situación muy complicada”.

“En nuestra casa, es un monotema”, afirma el matrimonio

Las conversaciones sobre el impago de los sueldos son el “monotema” en el domicilio del matrimonio que forman María José y José Luis, porque ambos trabajan en la misma empresa. “El único ingreso que ahora mismo entra en nuestra casa es el de nuestra hija que está trabajando a media jornada, pero ella tiene sus propios gastos y está pagando la letra de su coche, por lo que prácticamente de ahí poco nos puede dejar”, comenta María José.

Teníamos un dinero como colchón para una reforma y ya no se va a poder hacer. Moralmente estamos mal, porque estamos las 24 horas del día juntos y cuando no ruca la cabeza de uno, ruca la del otro. Es un monotema en casa

María José Navarro y José Luis Otero Matrimonio que trabaja en la misma empresa. Ambos afiliados a USO

A diferencia de sus compañeros, el matrimonio reconoce aliviado que tienen la hipoteca ya pagada: “eso nos salva un poco”, admite. Sin embargo, todos los proyectos que tenían previsto llevar adelante han sido aparcados, como por ejemplo una reforma que iban a realizar en su vivienda.

“Teníamos un dinero como colchón para la reforma y ya no se va a poder hacer. Moralmente estamos mal, porque estamos las 24 horas del día juntos y cuando no ruca la cabeza de uno, ruca la del otro. Es un monotema”, inciden. Apenas pueden desconectar sobre su delicada situación laboral y económica, ya que comparten con sus compañeros de trabajo un grupo de WhatsApp que está en todo momento activo y donde en principio se cuentan las novedades.

“Por un lado, está muy bien porque nos vale para darnos ánimo mutualmente, pero a veces también nos pone a todos la cabeza loca cuando un día te animas e ilusionas porque hablan de una reunión y al poco tiempo la cosa cambia”, añaden.

Irina y su madre trabajan en la misma empresa. Irina está afiliada a CSIF, que no figura entre los firmantes del convenio en el sector de limpieza, pero le ofrece asesoramiento de su gabinete jurídico.

“Mi madre y yo somos compañeras de trabajo y, por tanto, estamos las dos sin cobrar. Vivimos con mi hermano que tiene 28 años y es el único que tiene ingresos. Él también tiene sus gastos, pero va tirando por nosotras un poco”, manifiesta Irina. Su madre lleva trabajando 20 años y ella empezó a limpiar en Correos en 2009 aunque, de manera continuada, lleva desde hace tres años.

“A mí me llamaban para cubrir sustituciones, vacaciones...por el medio trabajaba en otros sitios y si me salía cubrir una baja larga, volvía”, describe. La falta de información es una de sus principales quejas ya que, según corrobora, ni su propia empresa ni Correos les mantienen al corriente.

Cada día que pasa es peor. Un día te dicen que ahora nos va a coger tal empresa y al día siguiente que no, que es todo mentira. Y vamos así semana tras semana. Quiero que se arregle, porque psicológicamente no podemos más y la situación es insostenible".

Irina Fernández Ella y su madre trabajan en la misma empresa. Está afiliada a CSIF

“Cada día que pasa es peor. Un día te dicen que ahora nos va a coger tal empresa y al día siguiente nos dicen que no, que es todo mentira. Y vamos así semana tras semana. Yo sólo quiero que se arregle -continúa- porque psicológicamente, no podemos más y la situación ya es insostenible”, cuenta.

Los cinco trabajadores lamentan especialmente que, en algunas oficinas de Correos de Asturias, los propios empleados o los carteros están retirando la basura para no dar una mala imagen. “Con este gesto están vulnerando nuestro derecho a la huelga, es como si nosotros nos pusiéramos a coger y entregar el paquete al cliente. Si la oficina no está apta para trabajar, automáticamente tendrían que parar la actividad”, argumentan.

En la empresa hay empleados que tienen asignadas jornadas de una hora -un trabajo por el que cobran alrededor de 70 euros mensuales- y otros de ocho horas. El sueldo va en función del número de jornadas que trabajan y, por término medio, calculan que los sueldos oscilan entre los 1.000 y 1.500 euros mensuales.

La empresa les adeuda en estos cuatro meses y medio que llevan sin cobrar una media de entre 6.000 y 8.000 euros a aquellos trabajadores que tienen jornada completa.

Un conflicto nacional

La compañía subcontratada por Correos ―SCT ACVA S.L, antes Limpiezas J Córdoba S.L, afincada en Elche (Alicante)― debe dinero a unas 700 personas de 15 provincias de España, que llevan meses movilizándose y convocando paros por los impagos. Los impagos afectan a empleados de Asturias, Galicia, País Vasco, Cantabria, La Rioja, Navarra, Comunidad de Madrid, y Cataluña según el contrato de adjudicación.

En unos casos, los sueldos cada vez llegan más tarde y en otros hay errores en los pagos, falta de materiales y uniformes, incertidumbre y silencio de la empresa. El servicio de limpieza en estas provincias fue adjudicado por 23,7 millones de euros en noviembre de 2022 y la compañía comenzó a operar en los territorios asignados entre diciembre de ese año y febrero del siguiente, ratifican trabajadores y sindicatos.

Correos, por su parte, ha confirmado a través de su gabinete de Comunicación en la zona norte que “está en proceso de rescisión del contrato de esta empresa y de una nueva adjudicación”.

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