Es verdaderamente terrible. Manoseamos tanto los adjetivos, nos echamos tan a menudo en brazos de la hipérbole, que a veces nos faltan las palabras justas para definir con precisión y valorar en su exacta medida un acontecimiento cualquiera, unas declaraciones o, quizá, como en este caso, un documento llamado Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América y difundido por el gobierno de ese animal desatado que responde al nombre de Donald Trump. Es un insulto a la inteligencia, una aberración política, la expresión más clara de que si le dejamos pista abierta, este energúmeno nos retrotrae a un orden social que pensábamos ya olvidado en la historia. Es la burda y salvaje demostración de que este tipo tan sólo quiere gobernar —el mundo— por la fuerza, o ellos o nosotros, y que se atengan a las consecuencias quienes osen disentir. Es, en definitiva, la traducción al siglo XXI del fascismo y el decálogo de un dictador. Y el Ojo tiene dudas de que seamos plenamente conscientes del horror que se nos anuncia en el panfleto.
No hay espacio en esta columna para explayarnos sobre el papelito de Trump, que como cualquier tirano con garrote en mano nos dice, fundamentalmente a los europeos y a los latinoamericanos, lo que tenemos que hacer, qué debemos pensar, cómo hemos de gobernarnos, qué aliados nos permite tener y a qué personas podemos admitir —inmigración cero— en nuestros países débiles y empobrecidos, en manos de unos dirigentes corruptos, si hemos de atender a sus palabras. Y este tipo, que se ha llenado aún más los bolsillos desde que gobierna, se atreve a darnos lecciones de honestidad. Un tipo que ha dejado bombardear Gaza a conciencia, más de 70.000 muertos, que autoriza y aplaude que se hundan barcos con sus tripulantes a bordo en aguas internacionales, que quiere destrozar a Ucrania para hacerse con sus tierras ricas en minerales… En fin, este monstruo naranja nos amenaza y nos insulta con la prepotencia y la obscenidad del capitán del barco negrero. Os dejo las espaldas sangrando porque aquí, este que les habla, es el amo del mundo.
Permitan al Ojo algunos rápidos apuntes. Uno. Se atreve a acusar a los países europeos de no respetar la libertad de expresión, cuando él mismo amordaza a las universidades críticas, pide a voz en grito que echen a los periodistas que no le gustan o llama cerdita a la reportera que ha osado preguntar con libertad. Además, como todo el mundo sabe, de pergeñar y expandir bulos como una máquina loca. Dos. Inmigración. ¡Qué curioso, proponer su desaparición precisamente desde un país de inmigrantes! Él mismo proviene de familias alemanas y escocesas. Su primera mujer, Ivana, había nacido en Checoslovaquia, y Melania lo hizo en Yugoslavia, hoy territorio esloveno. Pete Hegseth, su ministro de Defensa, el tipo que ordena ametrallar esos barcos venezolanos en alta mar, es de ascendencia noruega por ambos lados de la familia. Dice la Wikipedia que una prueba de ADN realizada en 2018 mostró que tenía un 96,4% de ascendencia escandinava. No hará falta qué les diga nada de su ministro de Exteriores, Marco Rubio. Veamos a sus milmillonarios de la corte de los milagros. Elon Musk, nacido en Pretoria, Sudáfrica. Jeff Bezos, Amazon: su padre biológico era danés, Theodore Jørgensen, y su padrastro, de quien tomó su apellido, Miguel Bezos, nació en Cuba, de padres españoles, oriundos de Valladolid. Los antepasados de Mark Zuckerberg eran judíos procedentes de Alemania, Austria y Polonia. Así, hasta el infinito. ¿No nos molestan los extranjeros ricos, pero echamos a la basura a los desheredados de la fortuna que solo buscan, como hicieron los padres o abuelos de esos dirigentes zafios, optar a una vida mejor, menos miserable?
Tres, que podríamos alargar esta tortura hasta el infinito: nos anuncia, a bombo, platillo y coro multitudinario, que va a apoyar sin fisuras a los partidos de extrema derecha de Europa, ya sean los neonazis de Alemania, Le Pen, Meloni, Salvini o, por supuesto, nuestro ínclito Santiago Abascal, lo que significa que Trump va a soltar dólares a cascoporro de lo que se beneficiará sin duda alguna su socio, el Partido Popular de Feijóo. ¿Verdad que son unos patriotas intachables, la bandera rojigualda, pero la cartera sí puede llevar la bandera de las barras y estrellas? Como si luce la del arco iris, se dirán. Al tiempo, esos cuates que dirigen las redes sociales y que antes hemos situado en el entorno más inmediato de Trump, que esparcen a millones las mentiras y que hozan en la desinformación, van a tener carta blanca para continuar su deleznable invasión, su ruptura total de una sociedad democrática. Con su repercusión obvia, que también les llegarán algunos cuartos, a nuestros amigos de la prensa de la caverna.
Y cuatro, pongámonos de pie, que no podemos acabar con tanta tristeza ante estas amenazas reales. Evidentes, palpables. Que esta brutalidad, este chantaje, esta provocación, debe servirnos de revulsivo para plantar cara al déspota infame. Es vergonzoso ver cómo a la Unión Europea le tiemblan las piernas para decir basta ya a tanto desmán, a tanto insulto, a tanta agresión brutal. Debemos exigir, saliendo a la calle si hace falta, que no vamos a aceptar injerencias de los feroces dirigentes de aquel país, epítome de la injusticia y la explotación de los menos favorecidos. Ellos son los que van a acabar con la civilización aportada por el humanismo que tanto nos ha costado construir, ellos son los mentirosos, ellos los racistas. Europa debe reaccionar con brío y para ello habría que decirles a los máximos representantes actuales que son unos cobardes y unos irresponsables. Ahora es el momento de frenar a la bestia. ¿Alguien sabe qué dice o qué hace Ursula von der Leyen en esta gravísima situación, ante un tipo enloquecido que viste una gorra roja, golpeando con la cachiporra a la Unión Europea? Sólo el presidente del Consejo Europeo, el socialista António Costa ha mostrado un mínimo de dignidad. Y quien crea que es mejor no enfrentarse al escandaloso agresor, que repase la historia de Europa de los años treinta y compruebe de qué sirvió la política de apaciguamiento de Neville Chamberlain con Hitler. ¿Comparación excesiva? Dejen seguir a la fiera y ya veremos. Otro tanto tendrían que hacer los países latinoamericanos, despreciados y humillados en el mismo papelín por el nefario inquilino de la Casa Blanca. Hoy, Venezuela, mañana Colombia, pasado mañana Cuba si así le pete al lobo feroz y nadie pone freno a su barbarie. ¿Miedo o indignidad?
¿Algo más tiene el Ojo en la faltriquera? Por supuesto, que la aberración de la política sanitaria del PP —abre la saca, Quirón, abre la otra saca, Ribera—alcanza cotas de indignidad en la Comunidad de Madrid. La polímata y reina del vermú puede decir misa, pero ya nadie la cree, ahogada entre los papeles y los audios expuestos por medios serios y las denuncias en los juzgados. La heredera de Esperanza Aguirre, intocable para la justicia, recuerden esa página web de su perrita que llevaba la frutera de Madrid, ha perdido toda credibilidad, si es que alguna vez la tuvo, y de nada va a servir el pelo blanco de su edecán. Por si hubiera poca tela que cortar, en el horizonte más próximo reaparece la sombra de aquellas 7.291 muertes de las residencias de mayores en la Comunidad de Madrid, víctimas de una crueldad sin límites. Claro que puestos a indecencia, lo de Mazón no tiene parangón en la vida pública. Como lo de su protector Feijóo, lengua sucia, manteniendo y con sobresueldo al susodicho caradura, qué tíos, todos ellos, tan cojonudos. Dicen en el PP que han pasado página, pero seguro que no lo han hecho, ni lo van a hacer, el pueblo valenciano y la justicia. Los culpables, indeseables y negligentes, recibirán su merecido.
Hablando de los bajos, habrá que recordar el caso de Francisco Salazar. Qué vergüenza. Por supuesto las múltiples vejaciones a las mujeres del dirigente socialista, pero ese sentimiento oprobioso se multiplica ante la inactividad de la dirección del partido, plagado de señoras, por cierto, que no movieron un músculo para resarcir a las víctimas —¡qué menos que escucharlas!— y dejaron al zángano acosador libre del justo castigo. Está bien que Sánchez asuma las críticas, pero alguien tendrá que pagar por esa iniquidad con su cargo. ¿Bastará con el cese de Antonio Hernández, meses de retraso? Sinceramente no se entiende que un asunto de este calibre se haya dejado pasar durante tanto tiempo. ¿Nadie gritó? ¿Nadie exigió nada? Mala, muy mala es esa omertà que domina en la sede de Ferraz. El silencio y la mansedumbre que dejó engordar a Cerdán, a Ábalos, a Koldo. Quizá ahora aprendan en ese partido y dejen las vendas para los esguinces. Mano dura y seriedad, que se juegan la credibilidad, carajo.
Por lo demás, poca cosa, que todo suena a repetitivo. Esa sentencia del Supremo que nunca llega, dos días para saber que el fiscal general era culpable y semanas para decidir por qué. Tú eres el asesino, los sabios magistrados no tenemos dudas, pero ahora nos pondremos a averiguar en qué nos basamos y cómo se lo explicamos al respetable. ¿Las andanzas del juez Peinado? Graves, pero aburridas. A ver qué pasa en las elecciones extremeñas, difícil elegir una candidatura peor que la escogida por los socialistas, poco habría para seleccionar. Las dudas, pues, cuánto PP, cuánto Vox. Qué desgracia la nuestra.
Adenda
Y entre tanta miseria, encima tenemos que ocupar nuestro escaso tiempo con Eurovisión y su festival hortera, esa cochambre de canciones espantosas, señoras y señores gritando a pleno pulmón, el que les deja operativo los múltiples saltos y piruetas que deben dar los concursantes en esos escenarios llenos de luces y fuegos artificiales, esas divas y otros horrores. Decíamos de Europa. Ni ante ese bochorno de que los genocidas se rían en nuestra cara somos capaces de decirles a los israelíes a ustedes no los queremos, váyanse de aquí y llévense su miserable propaganda de paz al mismísimo despacho de Netanyahu.
Bien por RTVE. Nos ahorramos un enorme saco de estiércol estético.