Cuatro años más con el ‘Gafa’: el Cádiz renueva a Cervera hasta 2024
El Cádiz CF y la Tacita de Plata toda se han rendido a la figura y el trabajo de Álvaro Cervera (Malabo, Guinea Ecuatorial, 1965), al que la entidad ha extendido su contrato como entrenador del equipo hasta el 30 de junio de 2024. La decisión del presidente, Manuel Vizcaíno, podría llamar la atención si no se atendiera al cambio que Cervera ha obrado en el cadismo hasta colocarlo, a once partidos para el cierre del curso, a las puertas del regreso a la Primera División.
Pase lo que pase hasta el 19 de julio, ni Cervera perderá fidelidad entre la afición local, ni un sitio en la historia del club nacido en 1910 como Mirandilla. Ese día pasará a ser el entrenador con más partidos dirigidos al titular del estadio Ramón de Carranza (193), uno más que una leyenda local, José González, ahora responsable del Wuhan Zall chino.
Tras devolver al CD Tenerife a la LaLiga SmartBank en junio de 2013 y ser despedido precipitadamente en febrero de 2015, Cervera pasó más de un año en blanco esperando una oferta de vuelta a la élite que no llegaba. Cuando llegó, aceptó una a ‘todo o nada’ de un Cádiz desesperado después de cinco temporadas tratando de salir del pozo de la Segunda División B, un sitio inhabitual para uno de los clubes históricos (41 cursos) de la Segunda División.
En el sexto intento, a cuatro jornadas para el cierre de la fase regular, Cervera relevó a Claudio Barragán —amigos y dos años compañeros como jugadores del Real Mallorca— para cambiar la cara de un equipo, cuarto clasificado, que con doce puntos por disputar todavía tenía tanto margen de puntos (seis) sobre el quinto como la íntima convicción de que volvería a fracasar.
El técnico que empezó a hacerse futbolista en el imposible campo de tierra del barrio de La Alegría —a caballo entre sus estudios en el colegio San Ildefonso y las correrías de niños en la finca Fumero— cerró su primer mes en el Carranza poniendo en entredicho su fichaje: dos derrotas, un empate y una victoria dejaban al Cádiz como cuarto del Grupo IV.
Sin ventaja de campo y por el lado largo del playoff, el Cádiz y Cervera hicieron la imposible. Amenazó el fracaso con el cruce de ida de los cuartos de final (0-0 en casa ante el Racing de Ferrol), pero desde aquel 21 de mayo de 2016, todo fueron éxitos. Un 1-2 en Galicia para avanzar a semifinales, 1-0 y 0-1 a ‘su’ Real Racing Club y misma serie en la final contra el Hércules. El 26 de junio, en Alicante, 2.199 días después del descenso a la categoría de bronce, Cervera cerró el primer capítulo de su libro de éxitos en la capital de la bahía.
Ya en segunda, con pausa para planificar, Cervera hizo su fichaje más personal, el que explica buena parte del éxito de su trabajo cotidiano: se trajo del CD Tenerife a Roberto Perera, su ayudante en el Heliodoro y un obseso del análisis de los rivales. Exjugador de los filiales blanquiazules, preparador de porteros antes que segundo técnico, en la plantilla del representativo todavía recuerdan los pendrives que Rober preparaba para los defensas centrales del Tenerife mostrando cualidades y defectos de los delanteros contrarios.
Lo que siguió a aquel ascenso tiene el sello personalísimo de Cervera, que ha ido armando proyectos fiables y competitivos —con el portero Cifuentes, los medios Jon Ander Garrido y José Mari y el extremo Salvi como titulares innegociables— mientras que, por el camino, generaba negocio para el club proyectando canteranos que han acabado traspasados. Un ejemplo, el de Manu Vallejo al Valencia por 5,5 millones de euros.
Cuatro temporadas en las que no ha acabado menos que noveno (playoff contra el CD Tenerife en la reentrada de 2017), nunca aspirante a otra cosa que una permanencia cómoda, la última vuelta de tuerca del ahora renovado Cervera es el incontestable liderato en la Liga de la pandemia, en la que —reforzado por extinerfeñistas como Malbašić, Lozano o Nano y el examarillo Juan Cala— parte con un partido de margen para defender la plaza de ascenso en los once partidos que le restan en la nueva normalidad.
Y cuatro años en los que se ha metido en el bolsillo, sin quererlo ni buscarlo, a la parroquia cadista y a la ciudad entera. Tan dados en la Tacita de Plata a la chirigota, la sátira bien armada y los motes, Cervera pasó un día a ser ‘Er Gafa’ o, simplemente, ‘Gafa’. Él respondió a su modo, autorizando después a que el verbo se hiciera carne… de lentes de sol y de una línea de camisetas a cuenta de los dichosos anteojos que ha causado furor entre creyentes y agnósticos.
Tímido por encima de todo, diplomático lo justo, el entrenador huyó de la vitalidad y el bullicio del Cádiz viejo para vivir fuera del municipio, a sabiendas de que un piso de Puerta de Tierra hacia dentro significaría un no parar de abrazos, fotos e interpelaciones de los vecinos de una ciudad que lleva camino de declararlo hijo adoptivo.
Este sábado, en otro guiño cómplice promovido por el propio club, Cervera protagoniza un vídeo donde recorre sitos emblemáticos de la ciudad (el Mercado Central, la plaza de la Libertad, la Catedral Nueva o la plaza de la Candelaria…) hasta desembocar en una óptica de la estrechísima calle Sacramento, donde pide al dependiente unas gafas “únicas, especiales y que siempre estén de moda”.
Cervera atiende el consejo —se adivina ya en su habla un cierto deje gaditano—, cambia sus lentes habituales por las azul y amarillas que le sugieren y gira a cámara para acabar la pieza con la frase que ha unido la carrera del técnico con el sentimiento del equipo de la capital de la bahía. “Recuerda, dice: la lucha no se negocia”.
0