La portada de mañana
Acceder
Feijóo se alinea con la ultra Meloni y su discurso de la inmigración como problema
Israel anuncia una “nueva fase” de la guerra en Líbano y crece el temor a una escalada
Opinión - Junts, el bolsillo y la patria. Por Neus Tomàs

El CD Tenerife vuelve a decepcionar y no pasa del empate ante un Málaga con diez

Shaq Moore, durante el Tenerife-Málaga

José Miguel Galarza

Santa Cruz de Tenerife —

0

El CD Tenerife sigue sin marcar y sin ganar después de dos partidos desde el regreso de la Liga. Pese a jugar con superioridad toda la segunda parte, el equipo de Baraja tuvo las únicas ocasiones claras en el primer acto. Luego, los cambios del técnico local —que ni siquiera utilizó la quinta carta—quitaron velocidad a un grupo empeñado en jugar por dentro sin crear superioridades por los extremos.

La conclusión del nuevo Tenerife es solo satisfactoria para sus rivales, que nunca pensarían que lo pusiera tan fácil el grupo de Rubén Baraja: el viernes pasado para encajar un gol y no morder luego; hoy para no aprovechar la ventaja de jugar toda una segunda parte contra diez, pero incapaz de recurrir a otra solución que no fuera atacar con interiores y renunciar a los extremos.

Después de tres meses —hasta el paro por el coronavirus— en los que de la mano del entrenador vallisoletano pasó a ser un equipo fiable defensivamente y capaz de ir sumando puntos hasta tomar un poco de margen sobre el descenso, este de junio sigue guardando bien su puerta, pero comienza a preocupar por el desacierto de sus delanteros y, lo que es peor, por la incapacidad para cambiar dinámicas de juego desde las sustituciones.

Las de este lunes fueron en la misma línea que en Fuenlabrada, aunque ni tuvo minutos Suso —en el grupo de los que esperan el sueño de justos—, ni hizo los cinco relevos Baraja. O bien no tenía claro que el capitán fuera a aportarle algo diferente, o bien esperaba que lo dispuesto en el campo le diera para un gol y la victoria.

Ni una cosa, ni la otra. La paradoja de los relevos de hoy era impensable a priori. El Tenerife hizo daño en la primera parte con las subidas de Luis Pérez —aprovechando la endeblez de Mikel Villanueva y la renuncia de Juankar para tapar al utrerano cuando doblaba a Moore—, pero su marcha en el 59 dejó al equipo sin juego por los extremos, justo cuando más daño hubiera creado.

Todo lo contrario, entró Nahuel para arrimarse a la calle del diez, Bermejo para hacer de Joselu, Javi Muñoz (espeso, como el resto) en su sitio habitual y, finalmente, Mierez (para hacer de Mierez). La consecuencia fue que Moore se apropió del carril derecho sin amenazar peligro y sin coordinación. Cuando fue a doblarle por fuera Javi Muñoz —una vez—, no le esperó y colgó el balón al área, un hábito repetido que agradeció Munir.

El partido se fue cayendo y se le fue de las manos al Tenerife, empeñado, como última opción, en tratar de llegar al área con el balón controlado. Ahí se asomó entonces la precipitación de un equipo poco dado, desde hace ya demasiados años, a los automatismos o la estrategia a balón parado, pese a los diez saques de esquina.

Virtudes, acaso, tuvieron los blanquiazules en la primera mitad. Fiables en las coberturas, constantes percutiendo por fuera y cayendo repetidamente al área, donde acumuló hasta cinco ocasiones claras de Joselu (17’ y 33’), Dani Gómez (9’ y 23’) y Álex Muñoz (26’). El ejercicio, sin letalidad, hasta la expulsión de Bare hacía adivinar una continuación abierta al gol que transmutó en una espesura a ratos insoportable.

Enfrente, encomendado el medio juego a Luis Muñoz y Bare, dos jugadores sin ficha profesional, el Málaga fue, con once, blando en las pugnas, indolente a ratos con sus centrales e incapaz de conectar con los volantes, ya estuvieran abiertos o buscase la referencia de Adrián. Así se explica la ausencia de ocasiones, más allá de un inocente cabezazo de Juankar en la única llegada buena al área de Ortolá (2’).

Pero no esperaba el grupo de Sergio Pellicer —refugiado tras el descanso con un 5-3-1 y ya sin las facilidades de Mikel— el derroche de esfuerzo sin sentido del Tenerife, al que el tiempo fue quitando argumentos para el éxito. Se entiende, entonces, que, hasta el Málaga actual, desarmado y sin exceso de adrenalina, fuera capaz de agarrarse al 0-0.

(0) CD TENERIFE: Ortolá; Luis Pérez (Nahuel, 59’), Šipčić, Lluis López, Álex Muñoz; Moore, Aitor Sanz, Milla, Lasure (Javi Muñoz, 59’); Joselu (Álex Bermejo, 69’) y Dani Gómez (Mierez, 82’).

(0) MÁLAGA CF: Munir; Ismael, Lombán, Mikel Villanueva (Diego González, 46’), Juankar; Bare, Luis Muñoz; Juanpi (Boulahroud, 46’), Adrián (Rolón, 87’), Tete (Renato, 70’); y Sadiku (Buenacasa, 62’).

ÁRBITRO: Santiago Varón Aceitón (Comité Balear). Amonestó a los locales Nahuel (64’) y Lluis López (90+5’), y los visitantes David Lombán (42’) y, dos veces, a Bare (40’ y 44’), por lo que expulsado.

INCIDENCIAS: Partido de la 33ª jornada de Liga, segundo desde la suspensión de la Liga por la COVID-19, jugado a puerta cerrada en el estadio Heliodoro Rodríguez López. Se guardó un minuto de silencio por los fallecimientos de José Antonio Plasencia (ex presidente del CD Tenerife), Benito Joanet (exentrenador) y los exjugadores Manuel Moscoso Acuña, Zubillaga, Martínez y Borredá.

Etiquetas
stats