La eliminatoria interminable que acabó en derrota
Cinco meses, tres partidos y dos prórrogas. Eso duró la primera eliminatoria de Copa del Generalísimo que el Tenerife afrontó en la temporada 65-66 ante el Condal, un conjunto que ejercía como filial del Barcelona, aunque una década antes llegó a jugar en Primera División y compartir categoría con el primer equipo azulgrana. Por el camino, la eliminatoria tuvo un aplazamiento, después de que la expedición blanquiazul sufriera un grave accidente de carretera cuando se dirigía, precisamente, a disputar el partido de desempate.
Eso sí, tras cinco meses, tres partidos y dos prórrogas, el 16 de marzo de 1966, cerca ya de la medianoche, el equipo catalán lograba la clasificación para la siguiente ronda. Aunque conviene recordar que la historia de esta eliminatoria había empezado en octubre del año anterior, cuando se celebró el partido de ida en el Heliodoro, saldado con un 2-1 favorable a los blanquiazules gracias a los goles de Martín Marrero y Castro. Mes y medio después, en el Camp Nou, el Tenerife planteó un cerrojo absoluto que le permitió saborear la clasificación hasta el minuto 88.
Entonces, Albert batió a Dorta, logró el único gol del partido... y forzó un tercer partido. Entonces sólo se tenía en cuenta la diferencia de goles –y en caso de empate no tenían doble validez los tantos marcados fuera de casa– y no se preveía una prórroga en el escenario donde se disputara el choque de vuelta. O lo que es lo mismo: fue preciso disputar un partido de desempate. Y tras las pertinentes negociaciones y en medio de un calendario ya cargado, ese tercer encuentro quedó fijado para el 22 de febrero del año siguiente, en Vallecas (Madrid).
Un par de días antes de este partido, tras haber jugado ante el Mestalla en Valencia, el autocar que transportaba a la expedición blanquiazul hacia Madrid sufrió un grave accidente en Tarancón (Cuenca) y media docena de jugadores quedaron malheridos. ¿Resultado? El partido fue aplazado hasta el citado 16 de marzo en idéntico escenario.
Y esa tarde, por fin, tras haber jugado tres días antes en Ceuta y camino de Valladolid, donde iba a jugar tres días más tarde, el Tenerife pudo cerrar esa eliminatoria con el Condal.
Joseíto, el técnico blanquiazul, alineó esa noche a: Dorta; Martín, Molina, Álvaro; Morín, Sicilia; José Juan, Castro, Erasto, Gilberto y Godoy. A los 52 minutos de partido, Erasto batió a Comas con un tiro cruzado, pero a un cuarto de hora del final, Martí empató a uno y mandó el partido a la prórroga. Y ahí, aunque durante treinta minutos ambos equipos se repartieron las ocasiones, no se movió el marcador. Y el choque se fue a una segunda prórroga, que se jugaba en períodos de diez minutos… o hasta que alguno marcara un gol.
Finalmente, a los 126 minutos de juego, Martí puso fin a la eliminatoria con un tiro raso y colocado que se le escapó a Dorta de las manos. Los catalanes celebraron la clasificación. Pero, seguro, los dos equipos celebraron terminar una eliminatoria que se prolongó durante cinco meses, tres partidos y dos prórrogas.
(*) Capítulo del libro ‘El CD Tenerife en 366 historias. Relatos de un siglo’, del que son autores los periodistas Juan Galarza y Luis Padilla, publicado por AyB Editorial.
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