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Así es la carrera desigual en el fútbol: “Muchas mujeres lo compaginan con otros trabajos para llegar a fin de mes”

María José Pérez pelea por un balón frente al Madrid CFF

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

El fútbol femenino ha llegado para quedarse. Tras décadas de invisibilidad, durante las cuales las mujeres han tenido que demostrar el triple para que se televisen sus partidos, ellas empiezan a ser referentes. Sin embargo, las profesionales carecen aún de convenio y las desigualdades laborales entre clubes son abismales. La carrera de una futbolista está llena de obstáculos y eso lo sabe bien María José Pérez, jugadora del Garandilla Egatesa, el equipo de Tenerife que compite en la Primera División. Aunque asegura que sus condiciones son buenas, está a favor de la huelga que previsiblemente iniciarán las jugadoras en los próximos días. Y es que, muchas mujeres “tienen que compatibilizar el fútbol con otros trabajos para llegar a fin de mes”.

María José Pérez tiene 35 años y se siente agradecida a su club porque considera que su contrato le aporta una tranquilidad en esta etapa final de su carrera deportiva. “No vivo con lujos”, señala, pero sí “bien” y con la garantía de que “estoy cotizando y tendré paro”. No obstante, en su carrera recuerda que ha tenido momentos difíciles. Cuando comenzó, lo compaginaba trabajando de camarera en un hotel y en diez años que ha trabajado fuera de la isla como profesional del fútbol ha contado con salarios mínimos. “Imagínate que te vas a Barcelona con 600 euros, eso no da para vivir allí”. Además, el hecho de compaginar trabajos repercute en que las deportistas puedan sufrir bajas. “Las lesiones te llegan mucho más fácil porque no comes bien y el cuerpo llega a un límite”, señala la veterana delantera, que considera que el fútbol debería ser un trabajo en el que puedas rendir a un nivel óptimo porque, “al final, si tu no descansas, no puedes rendir igual y trabajando llegarás cansada a los entrenos, viajes y partidos”.

El próximo lunes se reanudan las negociaciones entre la patronal y los sindicatos de deporte femenino para tratar de desbloquear la situación y evitar la huelga indefinida que hay convocada para la novena jornada de la liga, el próximo 16 de noviembre. La futbolista insiste en que es fundamental alcanzar un acuerdo que permita a todas contar con un convenio profesional. “Son unos mínimos lo que pedimos, para que las deportistas puedan tener un futuro”, y aclara que es una lucha colectiva: “No lo hago por mí, sino por las generaciones que van llegando”.

El Granadilla, único equipo canario en Primera División

La presidenta de la Asociación de Mujeres Deportistas por la Igualdad, Patricia González insiste en que en Canarias solo hay un equipo en Primera División y es femenino, el Granadilla Egatesa, frente a los dos masculinos de segunda división (CD Tenerife y UD Las Palmas). Sin embargo, las condiciones laborales entre ambos están a años luz. Explica que, aunque la lucha por la equiparación del salario será más larga, ya que el fútbol masculino tiene otra trayectoria, apoya la convocatoria de huelga ya que considera que deben existir unas condiciones que garanticen que esas mujeres tienen derecho a paro, a cotizar, solicitar una baja o que no existan cláusulas antiembarazos, algo que asegura que se ha repetido durante mucho tiempo y que sigue existiendo. “Atenta contra tu libertad de decisión”, apunta.

González señala que la historia del fútbol femenino en Canarias es mucho más dilatada de lo que se cree. Nacida en los 80, explica que ya había una liga femenina en las Islas cuando era niña y que el CD Rayco en Gran Canaria era el más laureado y en 2001 ganó el campeonato de España. Sin embargo, las mujeres siempre han estado invisibilizadas en este deporte en mayor medida que en otros como el tenis o el baloncesto. “El machismo y la homofobia es un tema tabú en el fútbol”, asegura. De hecho, lamenta que los hombres futbolistas no hayan salido en señal de apoyo a defender a sus compañeras, a pesar de que desde mediados de octubre se anunció la posibilidad de huelga.

Para Laura Castro, vinculada históricamente a la lucha por la igualdad en el deporte y que ahora es directora de esta área en el Cabildo de Tenerife, es importante modificar la actual ley del deporte, que es de 1990 y en la que solo se reconocen dos ligas profesionales: fútbol y baloncesto femenino. “Este principio detrae una proyección de derechos de la mujer respecto a los hombres en el deporte. El no disponer del demandado convenio colectivo supone un dato diferencial y, por ende, discriminatorio. Sé que existe un borrador avanzado pero no termina de ver la luz”, aclara. Por ello, subraya que se siente muy feliz con el hecho de que las deportistas se hayan organizado para reclamar sus derechos. Como dice la futbolista María José Pérez, “no se trata de un tema deportivo sino laboral”.

Tener referentes y romper estereotipos

La presidenta de la Asociación de Mujeres Deportistas por la Igualdad apunta que el mundial femenino de Francia marcó un punto de inflexión. Sin embargo, temía que la racha de hablar más de fútbol femenino se desvaneciera. “Las mujeres tenemos que hacer ruido para que se nos reconozca”. Y ha sido gracias a la convocatoria de huelga por lo que cree que se continúa dando visibilidad. María José Pérez también teme que se pase “la moda” de hablar de ello. Afirma que el hecho de que se televisen los partidos ha ayudado a que muchas niñas comenten a las jugadoras que quieren ser como ellas. “Ojalá se hubieran televisado los partidos diez años antes”, porque cree que ya habría más camino andado.

A juicio de la futbolista, no se debería comparar si es mejor el fútbol masculino o femenino. “Es el mismo deporte, da igual que lo practique una mujer o un hombre”, una afirmación con la que coincide Patricia González, que siempre anima a que todas las personas vean un partido femenino. “A quien le guste el deporte de verdad, le va a enganchar igual”. En los mismos términos se muestra Laura Castro, que recuerda que “no es hasta bien terminada la dictadura franquista cuando en España pudieron federarse las mujeres y competir (aunque ya lo hacían de manera extraoficial)”. Lamenta que todavía “se nos trata de invitadas en el deporte a todos los niveles. Fruto de ello es que no habíamos estado en las negociaciones sobre nuestros propios derechos hasta los últimos años”.

Romper los estereotipos y trabajar desde la educación y el deporte base es otro de los retos. Para Patricia González es fundamental educar en igualdad y que las familias comprendan que niños y niñas pueden practicar los deportes que deseen. No obstante, aún se transmite a ellos que tienen que ser fuertes y competitivos y a ellas los valores de responsabilidad y cuidados. Así mismo, aboga por que en las escuelas se apueste por patios inclusivos. Por su parte, Laura Castro sostiene que hay deportes que sí trabajan la base sin distinción y son modelos de éxito, como el baloncesto. Hay otros en los que no se trabaja con la base femenina, por ejemplo, el fútbol, pero también existen otros feminizados como el vóley, en el que habría que procurar que más niños quisieran practicarlo o la natación sincronizada. Insiste también en visibilizar “a deportistas, entrenadoras y árbitras o a mujeres directivas, que es donde se encuentra el techo de cristal.

Asumir la responsabilidad de competir en Primera

La futbolista María José Pérez puntualiza que es cierto que hay clubes que no pueden afrontar los requerimientos de las deportistas, pero considera que lo que se pide son “mínimos”: 16.000 euros brutos anuales, de los que si esa deportista se va al paro solo cobraría el 75%. Patricia González indica que si los clubes quieren mantener un equipo profesional en primera “se tienen que hacer responsables” y luchar por partidas a través de patrocinios, acuerdos con las televisiones…

“Cada club cuenta con unas peculiaridades diferentes: historia, cultura, apoyo institucional, infraestructuras…pero creo que esos mismos equipos nunca han dudado de que los compañeros masculinos tengan reconocidos sus derechos (y deberes). Cuando se trata de mujeres deportistas parece que siempre hay que justificarlo doblemente”, argumenta Laura Castro. Asegura que, desde su cargo, una de las medidas que ha tomado es la de aumentar el coeficiente multiplicador de las bases de las subvenciones “priorizando las licencias femeninas y la inclusión de personas con diversidad”. Y es que, el 77% de las licencias en Canarias corresponde a hombres, “por lo que incentivar a los clubes a aumentar las licencias de mujeres ayudará a corregir esta desigualdad”.

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