LOS 32 FUTBOLISTAS CANARIOS DE LA SELECCIÓN ESPAÑOLA

Rosendo Hernández: el patriarca palmero (1949-1950)

España debutó en el Mundial 50 ante Estados Unidos con victoria y con un once que posa junto a los seleccionadores, Guillermo Eizaguirre y Benito Díaz. Ellos son: Gonzalvo II, Puchades, Antúnez, Gabriel Alonso, Gonzalvo III, Ignacio Eizaguirre (de pie); Basora, Rosendo Hernández, Zarra, Igoa y Gaínza.

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Santa Cruz de Tenerife —

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Biografía

Rosendo Hernández González (1922-2006) nació en Santa Cruz de La Palma y se formó en el Tenisca y el Mensajero. Destacó en la Cultural Leonesa, lo que le llevó a fichar por el Atlético de Madrid, donde Campos y Arencibia le cerraron el paso. Traspasado al Español, triunfó como periquito, coincidió con Gabriel Jorge y disputó la final de la Copa en 1947. Tras el Mundial de Brasil se fue al Zaragoza, a Segunda División, para ascender a los maños a la élite. Dos años después intentó lo mismo con la UD Las Palmas, pero no tuvo éxito. Se mantuvo ligado al fútbol como entrenador y secretario técnico. Falleció en Santa Cruz de La Palma. 

El patriarca palmero

Rosendo Hernández González es el patriarca del fútbol palmero, el Sumo Pontífice de una forma de entender este juego. Futbolista genial y con mucho carácter, recibió la admiración de una isla de la que siempre se sintió orgulloso. Embajador palmero en la Península en los años más duros de la posguerra, su trayectoria fue irregular y estuvo siempre más guiada por factores humanos que estrictamente deportivos o profesionales. Nacido el 11 de marzo de 1922 en Santa Cruz de La Palma, jugó en los dos grandes de la Isla, el Tenisca y el Mensajero, hasta que la guerra civil interrumpió su proyección. Acabada la contienda y destinado a León para cumplir el servicio militar, supo esperar su turno en un equipo modesto como la Cultural Leonesa, al que llevó desde las categorías regionales hasta la Segunda División y lo dejó a un paso del ascenso a la máxima categoría.

Sus éxitos en La Puentecilla (el posteriormente conocido como Antonio Amilivia) llamaron la atención del Atlético Aviación, que lo incorpora a sus filas en el verano de 1943, aunque otros dos futbolistas canarios como Arencibia y Campos son titulares indiscutibles como interiores y le cierran el paso. No llega a debutar en el Campeonato Nacional de Liga y acepta la oferta del Español, con el que coincide con otro interior canario, Gabriel Jorge, la máxima estrella del equipo. Eso sí, ambos demuestran ser compatibles, pues el tinerfeño actúa en ocasiones de mediocentro y en otras de delantero centro, mientras Rosendo también es capaz de irse al ala izquierda. Debuta en la séptima jornada en Nervión ante el Sevilla, cuando el Español era último, y el técnico, Baltasar Albéniz, ya no le saca más del equipo, que acaba noveno.

Rosendo cierra su primer curso en Sarriá –aunque el Español usa Montjuic para poder dar cabida a todos los aficionados en los derbys con el Barcelona– con seis goles, aunque uno de ellos, al Real Madrid, colabora en la consecución del título 44/45 por parte del Barça. Además, el centrocampista palmero destaca por su excepcional golpeo de balón, lo que le convierte en ejecutor de penaltis y golpes francos. Juan Segura lo recuerda en el libro del centenario del conjunto periquito: “Punto y aparte merece Rosendo Hernández, un jugador de extraordinaria clase. Fue famoso como predecesor de Kubala en el lanzamiento de los golpes francos cerca del área, pues le daba al balón un efecto especial para salvar la barrera que los hacía mortales. Y famoso fue también por la sutileza de su juego y su carácter difícil”.

“Para cabrearlo”, explica Segura, “los parroquianos de Sarriá lo llamaban la señorita, porque contrastando con la apariencia tosca y su rostro cortado al estilo guanche, tenía con el balón en los pies la finura de una bailarina de ballet, que alternaba jugadas maravillosas con espacios de vacío en los que parecía que no estaba”. Además, resalta su costumbre de pasearse, de paisano, con un espectacular puro palmero en sus labios y resume que “es uno de los más grandes jugadores que se han visto nunca en nuestros campos de fútbol, eso sí, de rendimiento variable como su carácter”. En cualquier caso, ya en su segunda temporada en Sarriá era el líder de un conjunto que estuvo todo el curso tonteando con el descenso directo y que sólo en la última jornada logró plaza en la promoción.

Salvado el contratiempo en una eliminatoria ante el Nástic de Tarragona que necesitó partido de desempate, el Español volvió a rozar el descenso y la promoción en la Liga 46/47, algo que sólo evitó en la última jornada, con una agónica victoria en Murcia. En la Copa del Generalísimo, sin embargo, los periquitos ofrecieron su mejor versión y tras eliminar a Oviedo y Sabadell, entre otros, se plantan en una de las semifinales ante el Nástic de Tarragona, que había eliminado al Barça. Cuando el choque de ida en Sarriá “se encaminaba hacia un empate a tres goles, surgió la figura de Rosendo Hernández, que de repente se despertó y en poco más de dos minutos él solito anotó dos tantos” que al final decidieron la eliminatoria. Y es que el genio palmero se dosificaba y sólo aparecía en los momentos precisos.

En la final, disputada en el recién inaugurado Riazor (La Coruña) pese a la rotunda oposición del Español, lo que en ese tiempo significó la destitución fulminante de su presidente, Francisco Román, se impuso el Madrid en la prórroga tras marcar Vidal “en clamoroso off-side”. Los periquitos no vuelven a pasar apuros en la Liga y encadenan dos semifinales de Copa del Generalísimo seguidas. En la primera de ellas, tras eliminar al Madrid gracias a un triunfo en Chamartín (0-1) con gol de Rosendo, cayeron con el Celta en el segundo partido de desempate.

Rosendo no se perdía más de dos o tres encuentros por temporada y siempre lograba una decena de goles por curso, lo que animó al seleccionador Guillermo Eizaguirre a convocarlo para el doble duelo amistoso ante Portugal e Italia, disputado en marzo de 1949. Y el centrocampista palmero debutó en la selección como interior izquierdo, y formando pareja en las alas con el grancanario Silva, con un empate (1-1) ante Portugal en el Estadio Nacional de Jamor (Lisboa). Y con Gonzalvo III fue el mejor de un equipo nacional que aún lucía “camisa azul y pantalón blanco” y que adoptaba “el esquema WM”. O lo que es lo mismo: tres defensas, dos medios y cinco delanteros, con los dos interiores algo retrasados para formar “el cuadrado mágico” con los dos mediocampistas. Emparejado con el portugués Canario, Rosendo demostró ser “un internacional de cuerpo entero”, según escribió Carlos Pardo en El Mundo Deportivo.

A Rosendo Hernández, “ni le arredró la importancia del partido, ni la trascendencia del mismo oscureció su brillante personalidad. Él estuvo en todas partes y fue en el ataque el que más se movió y el que más juego creó para los demás, pero también supo jugar para él. Remató con dureza y puntería, aunque no tuviera suerte en la serie de rechaces con que sus disparos tropezaron. Hernández ha dado en Lisboa a nuestro equipo una sensación que hacía mucho tiempo no encontrábamos en sus filas: la contar, al fin, con un hombre capaz de resolver por si solo un encuentro”. Y de hecho casi lo hace cuando regaló Zarra el gol que inauguraba el marcador, aunque los lusos empataron poco después. Una semana más tarde, en el Nuevo Chamartín ante Italia, estuvo algo más flojo y fue sustituido en el descanso por César (Barcelona).

La campaña 49/50 también fue exitosa en el plano personal. El Español pasó apuros, pero puede presumir de un triunfo (1-2) en Les Corts, con un gol de Rosendo, ante el bicampeón Barcelona, que llevaba dos años y medio sin perder un partido como local. Y en un poderoso sprint final, que incluye cinco goles del interior palmero en cuatro partidos, elude cualquier amenaza de promoción. La recompensa para el futbolista será la llamada para acudir al Mundial de Brasil y formar parte de los 18 de Río. Y allí entra en el once titular en el partido inaugural ante Estados Unidos en lugar de Luis Molowny (que había sido el titular en los dos choques de clasificación frente a Portugal). España gana (3-1) a los americanos, pero sufre más de la cuenta. De hecho, perdía a nueve minutos del final. Hernández estuvo “combativo en todo momento, pero poco afortunado en el tiro”.

Al final, Rosendo fue uno de los sacrificados junto al portero Eizaguirre y el defensa Antúnez para dar entrada a Ramallets, Parra y Panizo. El interior palmero no volvería a jugar hasta la despedida del Mundial, en el último choque de la liguilla final ante Suecia, ya intrascendente. La derrota (3-1) dejó a los nórdicos en la tercera plaza y a España como cuarta, en su mejor clasificación en un Mundial. Tras el Campeonato del Mundo, el jugador palmero acepta una oferta del Zaragoza, que paga 600.000 pesetas al Español y 315.000 al jugador para hacerse con sus servicios y que también contratará a otro mundialista como Gonzalvo II. Los fichajes de los millonarios, como se conocerá al Zaragoza en otros campos, hacen que el club pase de cuatro mil a once mil abonados.

Hernández responde con fútbol y goles en la capital maña, tanto durante el campeonato como en la liguilla de ascenso que se ve obligado a jugar el conjunto aragonés y en la que finalmente logra dar el salto a la élite junto a la UD Las Palmas. Dos goles de Rosendo a los amarillos en el campo de El Torrero permiten al Zaragoza dejar los deberes hechos. Y el regreso a la máxima categoría será igualmente exitoso, pues el equipo elude descenso y promoción y el interior palmero firma una decena de goles en la Liga. Eso sí, tras vivir un inicio duro y sufrir consecutivamente tres dolorosas derrotas ante Español (5-6), Athletic Bilbao (10-1) y Atlético Madrid (0-5). Estos resultados le costaron el puesto tanto al técnico Juanito Ruiz como a Rosendo, que no congeniaba con el nuevo preparador, el húngaro Berkessy, quien a falta de cuatro jornadas, con el equipo amenazado por el descenso, no tuvo más remedio que dar el liderazgo al futbolista canario.

Rosendo respondió con dos goles en una victoria vital (3-2) ante el Celta y en el antepenúltimo partido de Liga, en Santander y ante un Racing que también estaba en zona de promoción, se enfrentó con el preparador. Primero se negó a correr en la playa de El Sardinero en la mañana del choque, y luego, ya sobre el césped, cambió la táctica delante del propio preparador y rescató a su equipo con dos goles en la segunda mitad para firmar un empate (2-2) salvador. Y una semana después, selló la permanencia matemática del Zaragoza con un nuevo tanto en la victoria (3-0) ante el Sevilla. Acabado el curso, que incluyó una histórica remontada en la Copa del Generalísimo ante el Athletic, el futbolista canario decide volver a casa y firma por la UD Las Palmas, que busca su regreso a Primera División.

Los amarillos acaban cuartos y se quedan a un punto de disputar la liguilla de ascenso. Rosendo Hernández decide entonces retirarse del fútbol profesional, aunque aún jugará algunos partidos en el modesto Escoriaza, de regreso a tierras aragonesas. Convertido en entrenador, dirigirá a Las Palmas en dos ocasiones (siendo el artífice del ascenso al primer equipo de futbolistas como Germán o León) y también al Zaragoza. Establecido en La Palma, allí ofrece su magisterio hasta su muerte, el 3 de agosto de 2006.

 

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