Espacio de opinión de Canarias Ahora
40 años del Patronato de Turismo
Celebramos en estos días los primeros cuarenta años del Patronato Provincial de Turismo de Las Palmas, creado a iniciativa del Cabildo Insular de Gran Canaria, presidido en aquel momento por Lorenzo Olarte Cullen. Desde sus orígenes, por su diseño vanguardista y ejemplo de racionalidad territorial y organizativa para la época, fue un organismo imitado por otras regiones. Su sesión fundacional tuvo lugar en un multitudinario acto en el Cabildo Insular el día 27 de agosto de 1975, un mes antes de que se produjeran los últimos fusilamientos del franquismo y tres meses antes del fallecimiento del dictador. Vivíamos en una sociedad atemorizada y sometida a una dura represión, pero aún así algunos grancanarios fueron conscientes de que estaban viviendo una etapa de cambios profundos e imparables en la que el turismo tendría un papel principal, anticipándose a los cambios que transformaron de forma radical y vertiginosa nuestra sociedad. De esta manera afrontaron la creación de una potente herramienta de gestión y promoción turística. En este proceso participaron también muchos representantes de la sociedad civil que contribuyeron a transformar e impulsar la promoción turística de la provincia de Las Palmas.
La situación era muy difícil. En 1975, España era un país sin recursos y aislado, en el que las necesidades más básicas acuciaban a la sociedad: educación, sanidad, servicios sociales… Canarias contaba con la tasa más alta de analfabetismo de todo el país. Eran momentos duros y difíciles y el Patronato se constituyó con la esperanza y la ilusión de que el turismo pudiera impulsar el desarrollo de las islas. Para ello, lo dotaron de un Consejo Plenario, la Comisión Permanente y una serie de Comisiones en las que se volcó una parte importante de la ciudadanía y lo que entonces se conocía como las ‘Fuerzas vivas’ de la sociedad. La movilización de los hombres y mujeres de Gran Canaria intentó cubrir las carencias de un presupuesto muy limitado que ascendía apenas a 28 millones de pesetas (unos 168.000 euros) para toda la provincia, una cantidad insuficiente a todas luces cuando los precios de los viajes para promocionar Gran Canaria eran altísimos para los isleños.
Aún así, los ciudadanos apoyaron al reducido equipo que gestionaba el Patronato y se organizaron en las comisiones que atendieron las siguientes áreas de trabajo: Embellecimiento y protección del paisaje; Turismo exterior; Turismo regional; Transportes y comunicaciones; Industrias turísticas; Propaganda y publicidad; Diversificación del ocio; Hacienda y economía turística; 2 comisiones de Lanzarote; 1 comisión en Fuerteventura, y un entusiasmo que hoy día nos gustaría recuperar para esta sociedad. En estas comisiones, de forma altruista, participaron unas doscientas personas que aportaron al proyecto de Patronato sus experiencias, conocimientos y contactos, consiguiendo que, en muy poco tiempo, el proyecto tomara forma y propiciara un dinamismo extraordinario en el desarrollo de la actividad turística. Entre las personas que formaron parte de aquel acontecimiento, me cabe el placer de contar entre nosotros con Juan Andrés Melián, Armando Curbelo Fuentes, Alberto Isasi Cuyás, Francisco Araña del Toro, Servando López Peláez, Antonio Cardona Sosa, Nicolás Villalobos de Paíz, Pedro González Sosa, Ángel Ferrera Martínez… Y también es de ley recordar a otros muchos que aportaron su impronta en aquellos primeros pasos del Patronato, entre los que destacan César Manrique, Pantaleón Quevedo Vernetta, Luis Jorge Ramírez, Manuel Guersi Sánchez y tantos otros con los que esta isla está en deuda.
No debo olvidar en esta relación a Antonio Cruz Caballero, el primer gerente que tuvo el Patronato y que durante muchos años se dedicó plenamente a su consolidación, analizando, comprobando y aprendiendo todo lo que pudiera ser de interés para la eficaz gestión de los recursos y la promoción turística de la provincia y de Gran Canaria. Y tampoco puedo dejar de citar a la funcionaria que ha permanecido en este Patronato a lo largo de estos cuarenta años, Victoria Hernández Álvarez. Son dos ejemplos de profesionalidad y buen hacer. Referentes para este organismo que entra en la madurez cargado de una juventud deseosa de afrontar los nuevos retos de una sociedad en continuos y vertiginosos cambios y con nuevas formas de turismo, de viajes y de comunicación.
En el discurso pronunciado en el acto fundacional del Patronato Provincial de Turismo, Lorenzo Olarte hizo referencia a los motivos de la afluencia turística a nuestra provincia; unas palabras que continúan plenamente vigentes para nuestra isla cuando dice que “uno de los factores es, con la benignidad del clima, la belleza y diversidad del paisaje, cuyas peculiaridades especialísimas conforman un criterio de personalidad diferenciada. Esos rasgos naturales buscados siempre por el turista, no siempre son hallados y nuestra responsabilidad es descubrirlos y preservarlos. Pero debemos tener muy presente que la conservación del paisaje no es exigencia impuesta por el mero afán de dar satisfacción al turista, sino que constituye un deber de la comunidad para transmitir a las generaciones sucesivas toda la riqueza del medio natural, estimando el axioma de que conservar no está reñido con gozar y utilizar esa riqueza por parte de un pueblo que es su legítimo usufructuario”.
Desgraciadamente durante todos estos años no se ha tenido muy en cuenta este discurso. Nuestro paisaje ha sido profundamente dañado; la ordenación de nuestro territorio no siempre ha sido modélica. Le corresponde al Cabildo, a este Cabildo, y debe hacerse patente en su acción política, ese papel de garante del futuro de este territorio tan especial tal y como lo defendieron los responsables y colaboradores de este Patronato que hoy homenajeamos. Tenemos que avanzar hacia un modelo de desarrollo más sostenible. Tenemos que trazarnos objetivos que nos lleven a conseguir una isla ecohabitable, apoyada en el equilibrio entre la sociedad, la economía y el medio ambiente. Y plantar cara a los que consideran que no se deben controlar los usos del territorio, ni la economía especulativa, ni las afecciones medioambientales, ni las emisiones contaminantes…
Los turistas que nos visitan son cada vez más estrictos a la hora de demandar calidad medioambiental. La ciudadanía grancanaria también. Por eso defendemos una propuesta de ecoisla, donde el desarrollo esté íntimamente ligado al respeto de la naturaleza. Debemos tomar conciencia del territorio como un recurso frágil y plantear su protección estratégica como un valor ecológico. La planificación urbanística debe adaptarse a la realidad climática, paisajística y cultural. No puede ser el instrumento para la especulación pura y dura al que se ha recurrido tantas veces. La reforestación de Gran Canaria, la protección de su biodiversidad y del patrimonio de la biosfera, la preservación de los ecosistemas, los valores culturales y naturales, el respeto necesario y compatible con los usos del sector primario son elementos esenciales para una isla sostenible. El turismo ecológico, el turismo verde, el turismo cultural, el turismo idiomático, el turismo de los nómadas tecnológicos, el agroturismo, el astroturismo y muchas otras variables sustentables deben ser un reclamo para un público potencial cada día más exigente con la preservación del medio. Gran Canaria reúne unas extraordinarias condiciones climáticas para atraer turistas de distintos lugares del mundo que valoran la protección del paisaje y el medio rural, el uso de las energías renovables, la cultura, la gastronomía, el patrimonio histórico, el bienestar social de la población receptora…. Debemos ser ambiciosos y procurar ser líderes en un turismo alternativo de calidad, potenciando las infraestructuras turísticas verdes (hoteles con consumo de fósiles casi nulo, instalaciones de arquitectura verde y bioclimática…) y la renovación de las plantas alojativas y los espacios públicos con criterios de sostenibilidad…
Las energías limpias deben ejercer también un papel de centralidad porque lo condicionan todo. Porque también la mayor parte de nuestra huella ecológica es energética. La eficiencia, el ahorro, el autoconsumo, la sustitución del uso de los combustibles fósiles; el reciclado, la transformación y el aprovechamiento de los residuos; una agricultura ecológica e integrada que rompa con nuestra dependencia del exterior para los que nos visitan y para los residentes; la sociedad del conocimiento al servicio de las mejoras de las prestaciones, de la arquitectura, de los equipamientos, de las nuevas tecnología; la movilidad sostenible ligada al coche eléctrico individual y colectivo…deben potenciar la calidad de nuestra oferta.
Vivimos en un mundo muy distinto a aquel de 1975. Pero el espíritu con el que afrontaron la creación del Patronato debe seguir marcando nuestra senda. Con el mismo ímpetu, nuestro reto debe ser mostrar al planeta que aquí abajo hay una isla que pretende ser líder en sostenibilidad medioambiental, que está en condiciones de convertirse en referencia turística mundial apoyada en un modelo respetuoso con el medio y con las personas. Que nuestro sol, nuestras playas, nuestro paisaje, nuestras tradiciones,.. son para gozarlas en todos los sentidos y con todos los sentidos.
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