Autogobierno: decidamos nuestro futuro
Hace una semana celebrábamos el debate del estado de la nacionalidad canaria, el primero de esta X Legislatura tras dos años sin llevarse a cabo. En 2019, por la convocatoria de las elecciones canarias. En 2020, porque estalló una crisis de salud pública que paralizó el mundo, que cambió nuestras vidas, la COVID-19.
Debatimos, hicimos un diagnóstico de la Canarias actual, valoramos la labor del Ejecutivo y propusimos acciones, medidas e iniciativas para seguir combatiendo una de las crisis más importantes sufridas en el último siglo y proyectarnos hacia el futuro con esperanza y certidumbre.
Pero quiero detenerme en una parte de mi intervención. Concretamente, la relacionada con la necesidad de desarrollar nuestro Estatuto, aprobado en octubre de 2018. Decía que ese desarrollo es fundamental, pero no porque toca o porque estamos interesados en avanzar en algunos artículos concretos como el 144.3 que nos permite participar en las decisiones del Estado sobre inmigración con especial trascendencia para Canarias; el artículo 157 en materia de ordenación y gestión de nuestras costas, el artículo 105 sobre tutela financiara o el artículo 20 que aborda la promoción y defensa de la competencia en los mercados, que también. Sino por la expresión política de lo que significa el desarrollo de nuestro Estatuto: el autogobierno.
Esta tierra salió adelante y dio los mayores saltos de progreso de su historia cuando empezamos a tener residenciadas las competencias aquí, siendo dueños de nuestras decisiones de manera autocentrada. Así, solemos pensar que el centro de salud de nuestro barrio o pueblo siempre estuvo ahí o que la escuela, donde llevamos a nuestros hijos, no cerrará nunca. Pero la mayoría de los servicios públicos que tenemos a nuestra disposición son metas obtenidas por nuestra propia forma de gestionarnos como sociedad. La expresión máxima del autogobierno está en la capacidad que nos ofrece para abordar las necesidades de su ciudadanía, si no, ¿para qué querer autogobernarnos?
Por ejemplo, cuando obtuvimos la competencia en sanidad, allá por la década de los 90, el sistema dio un salto absolutamente exponencial pasando de los ambulatorios, las casas de socorro y del pañuelo blanco fuera de la ventanilla del coche para intentar llegar a un hospital a ser capaces de dimensionar y blindar un sistema público como es el Servicio Canario de Salud, joya de nuestro propio estado del bienestar.
También fuimos capaces de transformar nuestro modelo educativo. Incorporamos a miles de docentes y los contenidos canarios además de mejorar las infraestructuras de colegios e institutos. Sí, ya sé que tanto en el ámbito sanitario, en el educativo como en otros parámetros queda mucho por hacer. Pero creo que, a veces, nos olvidamos cómo estábamos cuando simplemente éramos una “región” más, sin capacidad política propia.
Un recuerdo. Resido en un municipio, Santa Lucía que, a principios de los años 80, no tenía ni un solo instituto de Secundaria y fuimos capaces de ir desarrollando y creciendo en servicios públicos esenciales. Esto, por ejemplo, significa autogobierno. Identificar las deficiencias, evaluarlas y tomar las decisiones con el objetivo de que todos las canarias y canarios tengamos las mismas oportunidades de bienestar social, independientemente del lugar de residencia.
Pero la importancia del autogobierno se demuestra también en un momento como el actual. La crisis del Covid-19 ha sido una clara demostración del valor estratégico que supone que los centros de decisión estén aquí, responsabilidad de quienes conocen esta tierra y no a más de 2.000 kilómetros de distancia, donde cada día hay que explicarles qué es Canarias, dónde está y qué significa vivir en nuestro archipiélago.
Tener las competencias durante la actual crisis ha significado la contratación de 4.800 sanitarios de manera inmediata; tomar decisiones para trasladarnos a China y, en un mercado profundamente tensionado a nivel internacional, comprar al instante los equipos de protección individual (EPI) además de salvar la vida a nuestro personal sanitario y pacientes. Tomar decisiones para contratar a más de 3.000 docentes para garantizar que nuestros chicos y chicas puedan incorporarse a la educación pública con los máximos parámetros de seguridad que pueden garantizarse en un momento como este.
¿Se imaginan que no hubiéramos tenido esa capacidad de autogobierno en la gestión de la crisis sanitaria actual? Un ejemplo: ¿recuerdan cuando el Estado español intentó centralizar la compra de material sanitario, lo que ocurrió? Un absoluto desastre de descontrol y falta de capacidad organizativa territorial.
Desde el Parlamento de Canarias, máxima expresión política del pueblo canario, y desde el Gobierno de Canarias como órgano ejecutivo del autogobierno, debemos trabajar para avanzar en el desarrollo de nuestra norma de convivencia más cercana, el Estatuto. Porque así también estaremos abordando una demanda de la sociedad canaria.
En el reciente sociobarómetro de Canarias, instrumento fundamental para entendernos y atendernos de forma rigurosa, elaborado por la Fundación de Enseñanza Superior a Distancia (Fesad), entidad titular al Centro Asociado de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED); el 45,2 por ciento de la opinión pública canaria desea conservar los niveles actuales de autonomía y el 31,3 por ciento demanda mayores cuotas. Es decir, existe un claro sentir social a dar importancia al autogobierno en su expresión actual o reforzada. No podemos hacer como si esto no existiera o fuese una cuestión menor.
Porque hemos demostrado que cuantas más competencias, cuanto más autogobierno para nuestra nacionalidad, mejor le va a esta tierra. Por tanto, debemos tener la convicción de que desarrollar nuestro Estatuto significa, de manera explícita, tomar decisiones autocentradas. En definitiva, ser dueños de nuestro propio destino, organizándonos como sociedad que se construye mirando hacia dentro pero que presta una constante atención a los modelos de éxito social y liderazgo a nivel internacional, llámese Euskadi, Escocia o Nueva Zelanda, por poner sólo tres ejemplos que pueden ser replicables.
Ya no nos hace falta demostrar que esta es una tierra con mayoría de edad. No solamente por su gobierno o sus singulares instituciones sino por el conjunto de su sociedad, que en los momentos difíciles siempre supo estar a la altura. El autogobierno es una herramienta útil. Forma de democracia, pluralidad y cercanía. Autogobierno significa bienestar. Nuestra sociedad la demanda y necesita más que nunca.
Luis Alberto Campos, portavoz del grupo parlamentario de Nueva Canarias en el Parlamento de Canarias
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