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Opinión - Junts, el bolsillo y la patria. Por Neus Tomàs

Ciudadanos descentrado

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En su momento Ciudadanos aparecía como posible fuerza de Centro Liberal a lo Macrón y el ímpetu recibido en las urnas catalanas parecía augurarle un buen porvenir. El empeño de Rivera de desbordar al PP por la derecha fue el grandísimo error, cuyas consecuencias todavía está pagando el nuevo partido, entre otras cosas porque Ciudadanos no se mantuvo consecuentemente en una oposición moderada y se colocó a la cola del rabiosamente opositor Partido Popular, no aprobando los créditos del Estado, entre otras cosas.

Resulta triste ver cómo se desmorona una fuerza que podría haber jugado un papel nuevo y distinto en el panorama heredado del monótono y vomitivo bipartidismo. El bipartidismo ha muerto, pero no está del todo enterrado en las mentes de muchos políticos y votantes. Si Ciudadanos se hubiera mantenido en una crítica a Podemos y al PP, al primero por izquierdista y al Popular por corrupto convicto, aunque no confeso, otro gallo le hubiera cantado. Y la capacidad de Arrimadas habría llevado el barco ciudadano a buen puerto. Pero se siguió la ruta iniciada y electoralmente fracasada de Rivera sin percatarse que esa ruta conducía a los puertos y almacenes de los Populares y ellos, los de C´s, deberían jugar otro juego con otras tácticas hasta haber recapacitado, modificado y estructurado una nueva estrategia política.

El colocarse junto al PP y a VOX no los centró, sino que acabó por descentrarlos y llevarlos a un batacazo electoral detrás de otro, y aún peor al desmoronamiento interno, pues tanto los militantes como los cargos estaban desconcertados. Y por eso ha ocurrido el desastre de Murcia, donde claramente el PP ha jugado las bazas del dinero corruptor y de los puestos garantizados, dando la ocasión a Casado de desplazarse a la autonomía como si hubiera sido él el elegido y resucitado.

Ante los conflictos que se multiplican dentro de la formación naranja y en un escrito, un relevante dirigente, Álvarez, hacía alusión al grave momento político que se está viviendo en el partido en la última semana. “La deriva de los últimos acontecimientos debe hacernos mantener la calma, porque precisamente, toda esta campaña y estrategia dirigida contra nuestro partido lo que busca es desquiciarnos y que perdamos la paciencia”, declaraba al principio de la carta.“

Ante esos últimos acontecimientos que nombra el portavoz y tras los movimientos de otros políticos afines en España, Álvarez confiesa que “No nos quieren en el tablero político de este país porque sólo Ciudadanos es capaz de actuar, por encima de los intereses personales, por el bien de España, y no pueden permitir que les señalemos sus miserias y corruptelas”.

Este canto de pureza es de recepción nula en la actual turbulencia naranja, tanto a nivel de partido como electoral. Está claro que tanto la Prensa como televisiones privadas parecen apostar a la desaparición de Ciudadanos y después de la declaración de guerra de la matritense Ayuso y el consentimiento del capitidisminuido Casado, Arrimadas y todo el núcleo fiel de Ciudadanos debe apostar por un curso centrista-liberal, distinto al del PP-VOX, que no se incline ante el PSOE y Unidas Podemos, pero que tampoco continúe con actitudes numantinas como si el actual gobierno fuera la antepuerta del Infierno.

Si ya portavoces oficiales de Ciudadanos han reconocido que ha habido “errores de estrategia, comunicativos y tácticos”, reivindicando que Cs “nunca ha cometido delitos y jamás ha usado prácticas mafiosas para conseguir el poder por el mero hecho de hacernos con el poder”. Y si dicen :“Queríamos, y seguimos queriendo, cambiar España. Ahora más que nunca necesitamos toda nuestra fuerza y empeño para mantener viva la llama de nuestro proyecto”, entonces C´s habría de cortar un cordón que no es umbilical con el PP como podría ser el cordón que tenía y tiene VOX y Ciudadanos tendría que bajar el tono virulento de las críticas al Programa del Gobierno de Coalición si bien manteniendo críticas puntuales, pero estando abiertos a acuerdos parciales; eso les daría otra imagen y les permitiría acentuar un perfil propio.

Una fuerza realmente centrista-liberal sería buena para la política española a nivel estatal y europeo, ya que desterraría las tentaciones bipartidistas absolutistas y neototalitarias que todavía pululan en las cabezas de muchos, tanto votantes como afiliados a los partidos veteranos desde la aprobación de la Constitución, llámense fraguistas o felipegonzalistas.

Edmundo Bal de la Dirección de C`s ha lamentado que “el PP haya puesto en marcha una nueva trama de corrupción para comprar a gente de Ciudadanos”. Añadiendo que “quieren extender los comportamientos mafiosos de Murcia a toda España, en lugar de pelear contra la corrupción y querer mejorar España, en lugar de eso quieren destruir a C`s”. Palabras duras pero exactas que reflejan el propósito ya nada oculto de PP de comprar y fagocitar todo lo que le proporcione posibilidades, pero al mismo tiempo palabras que se tornan vacías si no tienen conductas acordes y consecuentes consigo mismas porque no es de recibo que sigan atados al PP y VOX mientras atacan a un gobierno progresista que trata de paliar y corregir los desmanes ya juzgados y condenados por los tribunales y la opinión pública.

Ciertamente si seguimos viendo un mundo bipolar ( que ya no existe a nivel internacional) o añorando el bipartidismo postfranquista seguiremos creyendo viejos mitos y utilizando viejas fórmulas y no seremos capaces de entender lo que pasa.

Si logramos entender que los tiempos en que nos adentramos, desde el punto de vista tecnológico y productivo, será más rápido y distinto que el de la revolución industrial, sólo entonces podemos mantener la capacidad para analizar lo nuevo y desconocido que se avecina. Y si a eso se añade la tenaza económica y sanitaria de la Pandemia entonces se comprende que hay que avanzar sin olvidar el pasado pero con la vista hacia el futuro.

Y sí se parte de esa visión no cerrada ni dogmática, entonces las palabras del portavoz naranja dando a elegir entre “Corrupción o Dignidad” y eligiendo la dignidad, no sólo valdrán para Ciudadanos o Podemos sino que serán válidas para todos los partidos que no miran la billetera propia sino que entran en política por el bien del pueblo, de la Patria.

La dignidad de las personas y de los pueblos es esencial. Y si nuestros políticos hacen esa elección estaremos a las puertas de un nuevo panorama de reconstrucción del país y sin crispaciones podremos encarar el difícil futuro. Pero quizás esto sea, tanto para los naranjas como los peperos y otros voximanos, puro predicar en el desierto mientras Ciudadanos siga descentrado.

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