Espacio de opinión de Canarias Ahora
Mi felicitación gastronómica
Es un juego, un regalo gastronómico que puede hacer cualquier aficionado. Me he pasado, pues no es nada económico el platillo que he seleccionado. Las almejas con caras, por supuesto, pero el jamón, que puede ser serrano, está aún al alcance de la mano y lo mismo sucede con el resto. Dispongámonos pues a hacer el plato que, en realidad, no lleva mucho rato. Media hora o, incluso, tal vez menos. Y de estos ingredientes dispondremos: Un kilo precisamos de marisco y cien o ciento veinte gramos de jamón, de harina dispondremos sólo un fisco, lo mismo que de un dulce pimentón. Tendremos un buen cacho de tocino y una cebolla grande es suficiente, de ajos nos sobramos con un diente, y, eso sí, un vasito de buen vino (de exagerado peco, si añado que ha de ser blanco y del seco). Lavamos los bivalvos en agüita porque en el chorro la arena se les quita. Y se dejan aparte. Luego, con mucho arte, la cebolla picada la freímos hasta que esté tierna y dorada. Añadimos la harina, el pimentón y a todo eso le dan un revolcón. El tocino, cortado ya en cachitos, también se pone encima del sofrito. Y se revuelve bien dentro de la sartén con algún instrumento de madera. O de metal, según usted prefiera. Ahora es cuando echamos todo el vino que, por cierto, también nos sirve un fino- en esta mezcla que dará sus frutos cuando hayan pasado unos minutos. Apenas dos o tres son suficientes y quedan ya del diez los ingredientes. Mientras, en un mortero, se habrán majado y con mucho esmero el ajo que menté y algo de perejil (que sí olvidé) y unos granos de sal. Y de modo cabal tendremos una pasta olorosa, aunque con pinta basta. Echamos las almejas al cacharro si no es sartén, será alguno de barro- y después el majado a base de majar elaborado. Se tapa el recipiente y dejemos que el fuego muy caliente termine la receta: otros cinco minutos y completa. Como entrante en la cena que prepare para la Nochebuena causará admiración, garantizo con toda convicción. Presuma pues de sus habilidades, y lo tópico, en fin: felicidades.
José H. Chela
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