Guillermo Mariscal, en contra de lo que el Presidente de su partido, José Manuel Soria, acordó en el Cabildo de Gran Canaria, aprobando una moción que desechaba la construcción de una planta de gas en Arinaga, instaba a la Ministra a aprobar el Estudio de Impacto de esta planta para propiciar “energía barata y limpia, lucha contra el cambio climático, diversificación y garantía de suministro”. Plans por su parte abogó “por la entrada inmediata de gas natural a fin de cumplir con las políticas de eficiencia y el Protocolo de Kioto”. Los dos, lo que representan, vuelven a tratar de engañar a la sociedad canaria, insistiendo sobre la bondad del gas y su valor como energía limpia para frenar el cambio climático, lo que choca de frente con las tesis de la comunidad científica mundial que afirma que la liberación de metano por parte del gas es mucho más perjudicial para el cambio climático, no ya que el fuel sino que el mismo carbón. Los dos no deben haber seguido la actualidad del último mes en torno a este asunto y se les ha pasado por alto las declaraciones del científico del Instituto Astrofísico de Canarias, Manuel Vázquez, que en una conferencia en el CAAM, afirmó que “cambiar fuel por gas no resuelve en absoluto el problema”. No deben haber leído tampoco un artículo de Juan Jesús Bermúdez en La Gaceta que aludía a que en el Oil Market Report Médium Tern de Julio de 2007 de la Agencia Internacional de la Energía, se afirma tajantemente que en poco más de dos años existirán problemas de escasez de suministro de gas natural. Se olvidaron de la entrevista que concedió a Canarias 7 Paul Isbell, analista de la Fundación Elcano, que, preguntado sobre la planta de gas de Arinaga aconsejaba “más esfuerzos en alternativas que no sean hidrocarburos. Hay margen para aumentar la energía renovable (eólica, solar, etc...), un sector en el que las empresas españolas están entre las lideres mundiales”. No escucharon tampoco la llamada en El Mundo del Catedrático de Física y experto en el cambio climático, Antonio Ruiz De Elvira, que, a propósito de las Cumbres de la ONU y de EEUU celebradas días atrás, demandaba a Rodríguez Zapatero, que no repitiera, sin asumir compromiso alguno, lo que ya expresó en Nairobi y que, entre otras cosas, debe “limitar los permisos para la construcción de centrales de gas”. No han valorado, supongo, dos noticias que han pasado casi desapercibidas para los medios de comunicación y que ponen en grave riesgo los cimientos energéticos de España y que significan, al cabo, sólo el despuntar de una enorme crisis larvada que se viene haciendo cada vez más visible en el transcurrir de apenas un año. Y es que no puede ser más grave el propósito de Gazprom y Sonatrach, de Rusia y Argelia, de crear un temible cártel del gas, que ha obligado a la UE a buscar urgentemente fórmulas de blindaje de sus empresas energéticas ante los embates a las redes de transporte francesas EDF y GdF, la alemana E.ON y la italiana ENI. No se les puede haber pasado desapercibido el traspié de Argelia a Repsol y Gas Natural, apropiándose de su proyecto estrella, el Gassi Touil, que ganaron en un concurso internacional en el 2004 y que suponía una parte fundamental de su crecimiento, con una inversión prevista de cinco mil doscientos millones de euros, cuarenta y ocho horas después de haberle sacado importantes contrapartidas a Joan Clos, ni los embargos de Rusia a Bielorrusia, Kazajistán, Turkmesnistán o Ucrania. Pero lo más sorprendente es que ni siquiera deben haber escuchado la grave amenaza de Al Qaeda de atacar los gaseoductos y oleoductos de Argelia, después de que en los últimos meses el Grupo Salafista de Predicación y Combate (GSPC), convertidos en Al Qaeda, haya cometido cuatro atentados contra instalaciones energéticas argelinas. En fin, por lo visto estamos ante un carburante limpio, natural, sobrado, seguro. Desde luego lo que está claro es que nos consideran tontos. ¿O acaso lo somos?. (*) Antonio Morales Méndez es alcalde de Agüimes. Antonio Morales Méndez (*)