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El Nobel de la Paz a la Libertad y la Verdad y contra Facebook
El Nobel de la Paz reconoció este año la lucha por la libertad de expresión e información con un premio a dos periodistas, la filipina Maria Ressa y el ruso Dimitri Muratov.
Maria Ressa, de 58 años, experiodista de CNN y cofundadora de la página de información online Rappler, ha publicado artículos críticos contra el jefe de Estado, Rodrigo Duterte, incluyendo su sangrienta y polémica lucha contra el narcotráfico.
El periodista, Muratov, de 59 años, es uno de los fundadores y jefe de redacción del periódico ruso Novaya Gazeta y “ha defendido desde hace décadas la libertad de expresión en Rusia en condiciones cada vez más difíciles”, subrayó el jurado del Premio.
La libertad de prensa que hasta el momento nunca había obtenido el Nobel de la Paz. La Libertad de decir la Verdad molesta a los poderosos, sean de Gobierno, de empresas multinacionales, sean de organizaciones criminales como la Mafia, de iglesias o sectas...
Esta defensa de la libertad de expresión no tiene nada que ver con los silencios cobardes de algunos periódicos o la censura interna, por razones económicas o políticas, tampoco tiene nada que ver con verborreas desinformativas que, amparadas en principios democráticos de hecho, los vulneran al no decir la verdad sobre los acontecimientos y dar sus opiniones como si fueran “hechos objetivos”. Esa propaganda que no es información ha sido el obstáculo real, a veces disimulado, a veces descarado, tanto en Filipinas como en la Rusia actual, pero es un fenómeno que conocemos demasiado bien en España, especialmente en empresas mediáticas contrarias a la actual mayoría parlamentaria, al actual Gobierno constitucional progresista y a todo lo no vaya derecho por el torcido camino de la derecha.
La periodista Maria Ressa, reconocida por el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión y de información verdadera no manipulada por intereses políticos o económicos y, por extensión, por su defensa implícita de la democracia y la paz, ya había obtenido el premio internacional Libertad de Prensa otorgado por la Cátedra Unesco de Comunicación de la Universidad de Málaga en el año 2018.
En aquel año 2018, al recibir el Premio Libertad de Prensa en la Universidad de Málaga, María Ressa denunció la realidad que la profesión sufre en su país. “Por ser periodista y decir la verdad puedo ir diez años a prisión”, afirmó. En aquel discurso destacó cómo desde que en 2012 creó Rappler, un medio online, su trabajo en Filipinas ha sido víctima de discriminaciones y persecución.
El seguimiento crítico de las políticas del presidente Rodrigo Duterte le ha traído grandes reconocimientos internacionales, pero también muchos problemas nacionales. “En Filipinas la prensa tiene un papel difícil. Hace dos años y medio contábamos historias, intentábamos luchar contra la propaganda y hacíamos periodismo de investigación y podíamos publicarlo. Ahora somos acusados y perseguidos por el poder, estamos en una difícil posición para contar la verdad”, apuntó ya en 2018 en Málaga la periodista filipina.
Es curioso que no hace más de unas semanas la prensa haya comentado el anuncio de Rodrigo Duterte de no presentarse como candidato a las próximas elecciones. Tal decisión pudo ser sorprendente porque era conocido que pretendía continuar su “cruzada” brutalmente violenta contra el tráfico de drogas y contra los rebeldes. Pensaba hacerlo como vicepresidente en 2022. La sorpresa en las islas Filipinas viene acompañada de la reflexión sobre un posible desacato a la Constitución. El caso es que el siguiente paso de Duterte es presentar a su hija Sara Duterte-Carpio como candidata presidencial para así seguir gobernando desde las sombras.
El Rappler y la Novaya Gazeta
María Ressa ha expuesto “el abuso de poder, el uso de la violencia y el creciente autoritarismo” en Filipinas a través sobre todo de Rappler, el medio digital que cofundó en 2012 y que con tanto acierto dirige. Especial atención dedicó Ressa a la violación de los derechos civiles y humanos de los pobres y de los barrios trabajadores. La brutal violencia contra los drogadictos que no afecta en casi nada a los carteles de la droga y sí a las capas populares arrinconadas socialmente por el paro, la incultura y el desprecio social de los circulos aristocráticos filipinos que apoyan a Duterte. “El número de muertes es tan alto que la campaña parece una guerra contra la propia población del país”, escribe el comité del Nobel.
Ressa ha documentado críticamente además el uso por lo autoritarios “dutertistas” de las redes sociales para difundir noticias falsas, hostigar a opositores y manipular la opinión pública, justificando así los partidarios de Duterte las violencias policiales contra los barrios pobres.
En Rusia, la de un Putin autoritario, casi veinte años antes del filipino Rappler surgió el diario Novaya Gazeta, uno de cuyos fundadores fue Dimitri Muratov y que dirige desde 1995, convirtiéndolo, según palabras del Comité Nobel, en “el periódico más independiente de Rusia, con una actitud fundamentalmente crítica hacia el poder”.
El fallo del Premio elogia la apuesta por un periodismo basado en hechos y la integridad profesional para mostrar aspectos “rara vez mencionados por otros medios” y tratar temas como la corrupción, la violencia policial, los arrestos ilegales y el fraude electoral.
Los “oponentes” de Novaya Gazeta han respondido con “acoso, amenazas, violencia y asesinato”, recuerda el comité, en alusión a la muerte de seis de sus periodistas.
“A pesar de los asesinatos y las muertes, su editor jefe Muratov ha rechazado abandonar la línea independiente. Ha defendido de forma constante el derecho de los periodistas a escribir lo que quieran sobre lo que quieran, siempre que cumplan con los estándares éticos y profesionales”, destacó el fallo.
Hay que recordar que han habido varias muertes de periodistas rusos en “circunstancias extrañas”. La libertad de exponer verdades ha sido una de las causas de dichas “misteriosas” muertes. O sea, todo lo contrario a los propagandistas de poderosos medios españoles que usan y abusan de la libertad garantizada por la Constitución y jueces, para atacar a las izquierdas acusándolas de “golpistas”, “terroristas”, “totalitarias”, etc.
El periodismo veraz, crítico y valiente es necesario en todo país y especialmente en las democracias. Por eso, el Premio no ha caído sobre determinados periodistas(Jiménez Losantos, Inda, Carlos Herrera de la COPE, ni tampoco sobre el cuestionado director de la Radio Televisión Española).
Dimitry Muratov desde la Novaya Gazeta defendió al partido opositor liberal y participó en las elecciones solidarizándose últimamente con los movimientos democráticos de Bielorrusia. Además, criticó la anexión de la península del Krimea. Y anuncia que usará el dinero del Premio para desarrollar el periodismo independiente en Rusia, ayudando a gentes que actualmente han sido catalogadas por el poder putinesco como “agentes extranjeros”. Ese estigma marca toda crítica a los poderes establecidos y oprime cualquier intento de expresarse libremente en sentido crítico.
La Asociación de Medios de Información (AMI), que representa a más de ochenta medios de comunicación y agencias de información españolas, celebra la concesión del Premio Nobel de la Paz a los periodistas Maria Ressa y Dimitri Muratov, que se ha dado a conocer .
La Asociación destaca el papel de la periodista filipina Maria Ressa, una de las mayores defensoras de la libertad de expresión en el mundo, que ha denunciado sistemáticamente “los abusos de poder, el uso de la violencia y el creciente autoritarismo en su país natal”, como reza el comunicado del galardón, que hace referencia al presidente Duterte, cuya lucha contra la droga le ha llevado a emprender una salvaje guerra sucia que ya se ha cobrado más de 6.000 muertos en el país desde 2016.
María Ressa, fue declarada culpable en junio de 2020 en un dudoso caso de ciberdifamación por el que se enfrenta hasta a seis años de prisión. Por el momento, cumple arresto domiciliario en el país asiático. Además, soporta otras siete denuncias pendientes por parte de la “Justicia” filipina, que han sido denunciadas por los medios de comunicación de todo el mundo al entender que se deben a una persecución injustificada por ejercer de periodista.
Entre otros galardones, Ressa fue premiada con la Pluma de Oro a la Libertad 2018 por la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA), que preside, al igual que en el caso de la Asociación de Medios de Información (AMI) y News Media Europe (NME), Fernando de Yarza. El actual Premio se trata del primer Premio Nobel concedido a Filipinas, y la primera periodista que consigue el galardón en toda su historia.
Por su parte, el ruso Dimitri Muratov, ha denunciado en numerosas ocasiones en sus páginas la corrupción y la violencia en el país ruso, por lo que lleva recibiendo todo tipo de ataques y amenazas. Incluso, con el asesinato de seis de sus periodistas desde 2002. Entre ellos, la reportera de investigación Anna Politkovskaya.
Al igual que Ressa, Muratov fue galardonado con la Pluma de Oro a la Libertad 2016 de WAN-IFRA. En la recepción de su premio manifestó su inquebrantable compromiso con el periodismo. “Seguiremos representando al periodismo ruso, que ahora está siendo suprimido. Eso es todo. Intentaremos ayudar a las personas que ahora son etiquetadas como ”agentes extranjeros“, que están siendo atacadas y expulsadas del país”, señaló.
Para encontrar periodista antecesor como ganador de un Premio Nobel de la Paz hay que retroceder hasta 1935, cuando Carl von Ossietzky fue galardonado con el Nobel de la Paz pese a la rabia e indignación de Adolf Hitler y sus secuaces. La Universidad Estatal y Universitaria de Hamburgo lleva el nombre de Carl von Ossietzky en honor y recuerdo del periodista y pacifista que en 1922 fundó el movimiento Nie Wieder Krieg (Nunca más la guerra) y denunció el rearme secreto que se estaba realizando en Alemania en contra de lo estipulado en el Tratado de Versalles. Fue subdirector del diario Volkszeitung en Berlín, y en 1927 comenzó a dirigir el semanario izquierdista Die Weltbühne, en el que defendió el desarme y la paz internacional.
A los ojos del renaciente revanchismo militarista alemán ello constituía un delito de alta traición, fue acusado de revelar secretos militares en sus artículos y condenado a 18 meses de cárcel en 1931, beneficiándose en 1932 de la amnistía decretada. No obstante, la llegada de los nazis al poder en 1933 supuso que fuera de nuevo encarcelado, dada su oposición al régimen. Pasó tres años en campos de concentración, donde enfermó de tuberculosis.
Mientras tanto, fue propuesto a partir de 1934 para el Premio Nobel de la Paz por muchas personalidades, entre las que se encontraban Albert Einstein, Romaun Rolland y Thomas Mann. Gracias a la movilización internacional en favor del encarcelado, Ossietzky fue trasladado en 1936 a un hospital en Berlín. Murió encarcelado en1938 sin haber podido recibir el premio.
Afortunadamente, pese a la complicada y difícil situación internacional, no estamos en una Europa ni en un mundo dominados por el fascismo como en la época de von Ossietzky y los premios pese a amenazas y dificultades y arrestos domiciliarios, recibirán los Premios.
La Asociación de Medios de Información muestra, así, su reconocimiento y profunda satisfacción por que la Academia Sueca haya tenido en cuenta el trabajo de los periodistas en todo el mundo, especialmente cuando las circunstancias de falta de libertad y opresión son más acentuadas. Ressa y Muratov son la muestra de que el periodismo de calidad es, más que nunca, esencial para el sostenimiento de la democracia en el mundo.
Reacciones al premio
Muratov ha dicho: “No puedo llevarme los honores, es el premio de Novaya Gazeta. Es para quienes murieron mientras defendían el derecho del pueblo a expresarse de forma libre”. El portavoz de la residencia rusa, Dmitri Peskov, reconoció por su parte el “talento” y la “valentía” de Muratov y aseguró que el Kremlin felicitará al periodista. Al menos, esto puede suponer una cierta tregua en los acosos sufridos.
En cualquier caso, recordemos que Alfred Nobel institucionalizó el Premio que lleva su nombre y se otorga anualmente a quien, a juicio del jurado, “haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes, y la celebración y promoción de procesos de paz”, según se lee en el testamento de Alfred Nobel. El motivo era que la dinamita usada para explosiones y en guerras originó que un periódico francés publicó un artículo en 1888 al morir su hermano Ludvig, creyendo que era Alfred el fallecido, llamándole “Mercader de la Muerte”.
Queriendo ser recordado de otra manera Alfred Nobel decidió invertir su fortuna en algún tipo de legado más positivo. Por ello cambió su testamento, destinando casi el 94% de su inmensa fortuna a la creación de los premios. A pesar de su prestigio, ha sido objeto de críticas y cuestionamientos. Recordemos que Jean Paul Sartre se negó a recibirlo después de haber sido premiado con el de Literatura en 1964. El gran filósofo existencialista había dicho: “Cada palabra tiene consecuencias... Cada silencio también”.
¿Contra Facebook?
La concesión del Premio Nobel de la Paz a los periodistas María Ressa y Dmitry Muratov es una gran victoria para la libertad de expresión. En tiempos en que los ataques a la prensa libre e independiente han ido en aumento, Ressa y Muratov nos recuerdan el papel fundamental que desempeña el Cuarto Poder en la defensa de la Democracia. Pero la victoria de Ressa también tiene, según algunos comentaristas, otra dimensión actualísima: también es una acusación de las fallas de Facebook.
Ressa, recordemos, ex periodista de CNN, ha sido cofundadora de Rappler, el medio de comunicación independiente más destacado de Filipinas. Rappler comenzó su vida en 2011 como una página de Facebook antes de pasar a ser un sitio web de noticias completo. Al igual que varios otros países de su región, Filipinas depende en gran medida de esta red social para acceder al mundo online. Para los filipinos, Facebook es virtualmente equivalente a Internet.
Según un informe publicado este año por el Centro Internacional de Periodistas y la Unesco, por cada comentario de Facebook en apoyo de Ressa, otros 14 la atacaron e insultaron. La llamaron “prostituta”. Determinados usuarios escribieron pidiendo su violación y decapitación. Facebook hizo poco para detener tales ataques; su inacción es calificada por sus críticos como espantosa debido a los claros vínculos entre el uso y abuso del régimen de Duterte para organizar trolls en línea. Aunque Filipinas es uno de los países más peligrosos del mundo para ser periodista, Ressa dice que la plataforma le dijo que había poco que podía hacer para protegerla debido a su condición de figura pública.
En una entrevista, Ressa aseguró que se va a ganar “la batalla de los hechos y la verdad” y denunció que vivimos en un mundo donde “los hechos son debatibles”, por lo que “el periodismo se ha convertido en activismo”.
La candidatura de Ressa al Nobel fue presentada por el líder laborista noruego y posible próximo primer ministro, Jonas Gahr Støre. Su premio Nobel es sólo un reconocimiento a la importancia que tiene el periodismo en el apoyo a la democracia y la defensa de los derechos humanos. Pero también es una acusación del sufrimiento que las plataformas de redes sociales han causado al difundir desinformación dañina y no proteger a las mujeres y otras comunidades marginadas del abuso en línea. Darle a Ressa el premio por la paz es una declaración que todos debemos tener en cuenta: la desinformación amenaza la paz.
Muratov y Ressa, compartirán los 10 millones de coronas suecas (980.000 euros, 1,1 millones de dólares) con que está dotado el premio, y suceden en el Nobel de la Paz al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas.
El Nobel de la Paz es el único que se otorga y entrega fuera de Suecia, en Oslo, por deseo expreso del creador de los premios, el magnate sueco Alfred Nobel (1833-1896), ya que en su época Noruega formaba parte del Reino de Suecia. El Jurado Nobel ha reconocido una “lucha valiente” tanto en Filipinas como en Rusia, pero también los ha descrito como un ejemplo de los periodistas que defienden la libertad de prensa en “condiciones cada vez más adversas”.
Los periodistas del mundo entero que toman en serio su labor informativa y hacen frente a las dificultades políticas, sociales y económicas de los poderes establecidos y que combaten por que la verdad esté siempre presente en la Información, todos esos periodistas están de enhorabuena. Este Premio de la Paz representa un nuevo impulso a la Libertad.
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