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Tele ATI, de mal en peor
Pero la gestión partidista y sectaria de ATI-CC, que se permitió el lujo de colocar al frente a un comisario político, a una persona absolutamente ajena al medio y cuyo único mérito era ser el más estrecho colaborador del ex presidente Martín, ha ido dando al traste con el proyecto original. Hoy, pese a la existencia en su seno de buenos profesionales, se ha convertido sólo en un medio de propaganda del pacto ATI-PP. Se trata, no hay que olvidarlo, de un medio de comunicación que pagamos todos los ciudadanos y ciudadanas, a quienes debe prestar servicio, informando con veracidad y contribuyendo a un mejor conocimiento de la realidad de las Islas, a la difusión de su cultura, patrimonio o deportes.
Hace tiempo que en la tele canaria se procedió al entierro del pluralismo y del equilibrio informativo, sustituido por prácticas de absoluto control partidario y de alabanza continua a ATI y el PP, y paralelo ninguneo al resto de organizaciones políticas y sociales. Como he señalado en distintas ocasiones, en su momento aposté firmemente porque la televisión tuviera una dirección profesionalizada, que garantizara criterios de pluralidad y la máxima calidad de la misma. Que trabajara con el objetivo de una gestión eficiente.
Y para ello pusimos al frente de ella a un profesional de reconocido prestigio, Paco Moreno, que fue decisivo en el despegue de la tele canaria, incrementando de forma notable su audiencia -en enero de 2003 llegó a situarse en el 14%- y el reconocimiento de su labor por parte de los ciudadanos y las ciudadanas.
Pero todo se truncó con la burda instrumentalización política de ATI. De la que forman parte, asimismo, las sucesivas prórrogas que impiden que la productora privada pudiera tener unas perspectivas de futuro claras. Unas forzadas prórrogas del contrato de suministros de programación para colocar este importantísimo concurso publico, que en sus bases iniciales abarcará los próximos ocho años, justamente en el reciente período preelectoral de mayo y amordazar así a los medios que podrían optar al mismo.
El PP tampoco se ha quedado atrás. Primero hizo todo lo posible para evitar el nacimiento de la tele canaria, luego anunció que la cerraría si llegaba al Gobierno al considerarla un despilfarro. Y ahora, Soria, “un dechado de coherencia”, ha incrementado el presupuesto de la tele en un 33% para el próximo año, y encima recupera la compra de contenidos directos que generará -con seguridad- más déficit, y todo para salvar sus poltronas y las de ATI.
Ahora, en este convulso comienzo de legislatura, ATI y el PP han dado una vuelta de tuerca más en la politización y en el desprestigio de la televisión pública canaria. Su última medida, la insólita decisión del Consejo del Gobierno de Canarias de ordenar al director general de la Radio Televisión Canaria, Daniel Cerdán, el cambio del modelo de gestión del canal autonómico, constituye una modificación de las reglas a mitad de partido, en lo que parece un auténtico pucherazo para beneficiar a sus amigos.
En mi opinión, resulta absolutamente disparatado que se hayan modificado las reglas del juego cuando estaba en marcha un concurso para contratar y garantizar el suministro de los contenidos de la Televisión Canaria. Y, además, cuando este proceso había sufrido tres retrasos consecutivos y había sido discutido hasta la saciedad por el Consejo de Administración del ente. Sólo hay una explicación que justifique tan insólita decisión, y es que se ha acudido a suspender un procedimiento que dificultaba el reparto de intereses entre ATI-CC y el PP en materia informativa, por su intencionalidad de otorgarlo a grupos mediáticos afines.
Reparto
Nadie puede creerse a estas alturas, y con los numerosos y negativos precedentes de estos años, que ATI-CC y PP vayan a procurar un proceso en el que se trate de dar un estatus de independencia y profesionalización del canal autonómico; por el contrario van a tratar de garantizar un proceso de reparto entre ambas fuerzas para contratar a los medios que les resulten próximos y domesticar a los que son críticos con la acción del Ejecutivo. De eso se trata.
Nos encontramos, por tanto, ante una nueva cacicada, ante un asalto a la legalidad que genera una grave inseguridad jurídica, y que demuestra que el pacto conservador e insularista que gobierna las Islas no tiene límites a la hora de controlar y manipular la televisión pública canaria, y de favorecer los negocios de sus aliados mediáticos. No dudando para ello en saltarse al Consejo de Administración, órgano de control de la institución elegido por el Parlamento.
He venido defendiendo que la televisión canaria recupere su sentido original como vertebradora y difusora de la realidad canaria, dentro y fuera de las Islas, con una dirección profesionalizada, con control parlamentario de la misma, que impulse unos informativos de calidad y que apueste firmemente por extender la cultura, deportes, naturaleza y tradiciones de las Islas. Siendo muy útil, asimismo, para potenciar la industria audiovisual en nuestro Archipiélago, un aspecto de una gran relevancia socioeconómica.
Soy plenamente consciente de la nula voluntad de los actuales dirigentes de Canarias de andar por esa senda regeneradora. La televisión en sus manos, en las de ATI y el PP, seguirá siendo lo que es ahora: un sectario instrumento de manipulación y de negocio para algunos.
* Román Rodríguez es presidente de Nueva Canarias (NC)
Román RodrÃguez *
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