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Vuelta al cole

José Miguel González Hernández

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Los eventos globales, como la pandemia de COVID-19, la invasión de Ucrania por parte de Rusia y la inflación en alimentos, transporte y energía, han generado desafíos económicos significativos. Por esa razón es necesario examinar las tendencias económicas, los riesgos y las posibles estrategias para mantener la resiliencia económica regional y así adaptarnos a las diferentes condiciones, tanto endógenas como exógenas, a las que nos enfrentemos, teniendo en cuenta la vulnerabilidad y dependencia que siempre mostramos. Desde una óptica meramente económica, es innegable que la desaceleración económica global se ha hecho sentir en el segundo trimestre del año, con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) del 0,4% entre abril y junio, en comparación con el 0,5% registrado en el primer trimestre. Esta desaceleración ha afectado especialmente a la industria manufacturera, con impacto en China y la zona del euro. Estos eventos, si se mantiene su persistencia, tienen una afección mayor en las economías insulares debido a su dependencia del turismo y su vulnerabilidad a las fluctuaciones económicas globales. Por su parte, Canarias es probable que experimente un crecimiento del PIB en el entorno del 3% en 2023, impulsado en gran parte por la recuperación del sector turístico, teniendo en cuenta que los primeros dos trimestres del año mostraron un crecimiento sólido en comparación con el año anterior. Sin embargo, existen riesgos a la baja para 2024, que incluyen las previsiones económicas en los mercados emisores y el aumento de precios y tasas de interés, todo ello contando con la más que probable vuelta de los controles fiscales y reglas de gasto que afectarán al nivel de deuda y déficit de la esfera pública.

No obstante, a pesar de la desaceleración económica, el mercado laboral ha mostrado cierta fortaleza, tanto por el sector privado de servicios de mercado como por la irrupción como agente económico de la administración pública. De hecho, la tasa de desempleo en la Unión Europea se mantuvo en su nivel más bajo, el 6,1%, hasta finales de 2022. Esto es especialmente relevante para las islas, donde el turismo es una fuente importante de empleo. Sin embargo, la dependencia de la energía importada ha llevado a un aumento en los precios, lo que afecta al poder adquisitivo, destacando la necesidad de buscar fuentes de energía renovable para reducir la vulnerabilidad a las fluctuaciones de precios energéticos. Por otro lado, la inflación sigue siendo un tema central centrada en la alimentación, el transporte y la energía. Es decir, tres aspectos de corte inelástico, rígido en su consumo. Ante este hecho, los bancos centrales están respondiendo a esta situación con aumentos en las tasas de interés, lo que afecta a la competitividad de las empresas y al poder adquisitivo de los consumidores. A pesar de ello, las previsiones sugieren una disminución gradual de la inflación en los próximos trimestres pese a dejar cadáveres en la cuneta.

En resumen, visto el panorama, si tuviéramos que ponernos desafíos para la nueva temporada deben estar centrado en la exploración de nuevas fuentes de ingresos y la reducción de la dependencia energética para fomentar situaciones de estabilidad a largo plazo y así mitigar los efectos estacionales que pueden perjudicar a nuestra competitividad y cohesión social. Como reto no está nada mal. Ahora solo hace falta analizar qué instrumentos poner sobre la mesa y, como no, los resultados.

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