Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

Vaya cara tienen algunas

Eduardo Serradilla

Está visto que las personas que viven –o sobreviven, según sea su poder adquisitivo- en nuestro país no terminan de aprender. Leo con cierto grado de perplejidad en el “patio de vecindad virtual”, léase Facebook, que una mujer ha sido condenada por utilizar una tarjeta de crédito que no era suya.

Como comprenderán, no puedo estar más de acuerdo con dicha condena, dado que, quien delinque –y de esa forma tan descarada- debe pagar, y con todo el peso de la ley sobre sus hombros, por un crimen execrable como ése. Los dueños de lo ajeno deberían aprender, de una vez por todas, que las cosas hay que hacerlas según unas reglas establecidas y, utilizar una tarjeta de crédito, así, sin más y sin contar con una camarilla a tu alrededor me parece un crimen más punible que el mismo uso de una tarjeta ajena.

Miren, si no, cómo se comportan los que SÍ saben cómo se deben hacer las cosas. Lo primero de todo es, como ya he dicho un poco más arriba, NO actuar nunca en solitario, porque, de esa forma, en cuadrilla, los actos se ven de otra manera –si los demás lo hacen, ¿por qué voy a ser yo menos? reza el postulado.

Después está el lugar donde jugar a ser un rico “milloneti”, aunque uno solamente sea un cargo intermedio que ha logrado escalar puestos por las jubilaciones, defunciones, caídas en desgracia –que las hay- y puñaladas traperas en el momento oportuno. Los estamentos públicos son un buen lugar, porque allí se reparten subvenciones y dineros venidos desde la comunidad europea, muchos de los cuales se pueden reconducir, convenientemente. Ya se sabe que, en vez de mandar dinero al “tercer mundo”, mejor se lo queda uno para su “pequeño mundo”. Y si uno es el chofer de un dadivoso cargo político, miel sobre hojuelas que diría el otro.

Luego está la empresa privada, un tanto más estricta, pero que, al igual que el mundo público, se mueve por influencias, apellidos, bodas de conveniencia y cuentas de resultados. Si se tiene la buena fortuna, merced a una boda de postín o una promoción concedida tras pasar por algún cargo público, de acabar en un consejo de administración de ésos que sólo por figurar te pagan un sueldo, pues mucho mejor. Recuerden aquella profesora de ballet que figuraba en un consejo de administración de una de las cajas naufragadas y que asesoraba en temas para los que no estaba preparada, al igual que la mayoría de sus compañeros de mesa. Lo que le importaba era firmar lo que le mandaban, cerrar la boca y cobrar las dietas como el resto. Ya lo dije antes, la incompetencia –como los atropellos y la caradura- compartida no lo es tanto.

Otro elemento muy importante es rodearse de personas que sepan cuáles son las reglas y cómo dichas reglas pueden ser vulneradas –de ahí que utilizar una tarjeta ajena sin supervisión sea un error monumental. SI se quieren hacer estas cosas, a pequeña o gran escala, hay que preguntar, mejor a un economista neoliberal miembro de alguna fundación, o a un contertulio económico de postín, y que éste te explique cuál es la diferencia en apropiarse de una tarjeta ajena y comprar comida para tu familia y el gastarse cientos de miles de euros en viajar por el mundo, vestirse en las mejores tiendas –no se olviden de pedir la factura, por favor- o renovar el tejado del chalet de dos plantas que solamente se utiliza los fines de semana alternos. En el segundo caso y dependiendo del cargo que uno desempeñe, los safaris estarán bien vistos, pero el alquilar una casa en las Bahamas para irse a pescar, ya chirría un poco. Si se quiere hacer eso, mejor no decir nada, e irse a navegar durante medio año cual bucanero de antaño.

Si todo esto falla, que puede hacerlo –todos somos humanos- siempre se puede recurrir a cualquier bufete de mercenarios legales, de ésos que te asesoran para evitar tener que cargar con cualquier responsabilidad penal, ética y estética y, pasada la tormenta, disfrutar del dinero atesorado, cual hormiga de la fábula. No obstante, y antes del fatídico momento en el que nos sacarán los colores, habremos disfrutado, por lo menos, de una década de impunidad, dos cambios de gobierno y una oportuna amnistía fiscal.

Es cierto que hay casos en los que la coyuntura requiere algún sacrificio –siempre hay alguien más mal encarado, que solamente se ha granjeado enemigos y que se aparece como la víctima propiciatoria- y que, llegado el caso, se le pone en el disparadero para que la “aborregada y mal informada” opinión pública colme su sed de sangre y venganza.

Como verán, una vez expuestos mis argumentos, se trata de una magna combinación de negación plausible, caradura supina, información privilegiada, control de daño y visión de futuro, aderezada con quienes apoyan a una persona corrupta con tal de que sea su corrupto y no el de otro.

Y, precisamente, por los argumentos expuestos, no entiendo cómo alguien, normal y corriente, sin ostentar ningún cargo público, ni auto-asignarse ninguna pensión vitalicia, ni desplazarse en coche oficial osa delinquir y pensar que saldrá impune.

Esas cosas no le pasan al común de los mortales y los juzgados, a falta de corruptos de postín, se tienen que conformar con personas que delinquen, porque la situación actual, en muchos casos –y como lleva pasando siglos y siglos- le ha empujado a ello.

Al final, tendrán razón aquéllos que dicen que quienes provienen del arroyo, nunca aprenderán. Si son capaces de mentir en algo tan nimio como el contagio de una enfermedad de ésas que sólo afecta a los “negritos de África” con tal dejar mal al mandarín indocumentado de turno ¿qué no serán capaces de hacer con tal de robarle el dinero a otra persona, sin que les llegue, siquiera, a temblar el pulso?

Con personas como esa mujer pululando por nuestro territorio, la Babilonia moral está solamente a un paso de instaurarse y, si eso pasa, que algún dios nos, perdón, les coja confesados, con la barriga bien llena y las cuentas bancarias a rebosar, que es mejor prevenir, robar, mentir, manipular y tergiversar la realidad que dejar nada al azar.

Sobre este blog

Espacio de opinión de Canarias Ahora

Etiquetas
stats