Justo cuando se iba a producir la aprobación de las conclusiones de la trama eólica, los teletipos escupían un despacho recogiendo unas declaraciones del ciudadano José Francisco Henríquez, aquel al que el PP y CC cargaron las responsabilidades políticas de una trama corrupta criada y ensolerada en una consejería del PP. Henríquez había dicho a los periodistas que se querellaría contra los diputados que se atrevieran a endosarle la comisión de un delito. El diputado de ATI Alfredo Belda se puso hecho un basilisco, gritaba por los pasillos como la niña del exorcista y llevó a la Mesa de la Cámara una propuesta -que prosperó- por la que se llevaría a los tribunales al ciudadano Henríquez por haber osado amenazar a sus señorías nada menos que con la Ley. La Fiscalía archivó aquellas actuaciones de inmediato, Belda sigue en la política, para desgracia de la política, y las conclusiones eólicas continúan siendo una de las mayores golfadas que han hecho los parlamentarios canarios en toda su historia.