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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

El quinto viaje de Colón

José Miguel Bravo de Laguna, María Dolores de Cospedal y José Manuel Soria.

Carlos Sosa

José Miguel Bravo de Laguna interpreta el ejercicio del poder del modo más clásico. Considera que una vez se es elegido por los ciudadanos, caben comportamientos de todo tipo que se subsanan con su propia versión, la crea o no el resto de la humanidad, la asuma o no la opinión pública. Se ha equivocado en la gestión de la crisis abierta por el ariete enviado por la cadena RIU para ponerlo contra las cuerdas, el presunto empresario Cristóbal Rodríguez Marichal, y su BIC del Oasis de Maspalomas ha salido del Cabildo enturbiado por las sospechas de una endiablada mezcla entre lo público y lo privado. Avalado por seis informes técnicos, con una solución que sólo perjudica abiertamente las pretensiones de RIU de levantar un paredón entre el palmeral y el resto de la isla, el informe del BIC insiste en el patrimonio cultural que significa para la zona haber sido pisada por Colón en su cuarto viaje a las Américas. Su redactor principal, el arquitecto José Antonio Márquez, casi se echa a llorar en su presentación al pronunciar la palabra patriotismo y buscarle (y encontrarle) las analogías con la de patria. Fue el momento que eligieron los consejeros del PP que acompañaban a Bravo en la rueda de prensa de presentación del documento para hacer su primera manifestación de fervor ante la gesta. No la de Colón, sino la del arquitecto y la del presidente que le hizo el encargo. Luego vinieron episodios muy lamentables estrechamente relacionados con ese erróneo ejercicio del poder que parece heredar de manera preocupante el vástago del presidente, Lucas Bravo de Laguna, más llamado por la naturaleza a dedicarse a la animación de fiestas de cumpleaños y primeras comuniones que al sagrado ejercicio de la política.

No es un mal plan

Luego hablaremos de las payasadas, no se preocupen. Primero, lo fundamental. Con el BIC parido en las entrañas del Cabildo a partir de informes de las dos Universidades públicas canarias (un par por cada una de ellas) y de la Casa de Colón y El Museo Canario, se resuelve provisionalmente un conflicto abierto a partir de las pretensiones de la cadena mallorquina RIU de sustituir el histórico hotel Maspalomas Oasis por un adefesio que destrozaría y ocultaría el palmeral del Oasis, del que se siente propietario gracias a una sucesión irresponsable de negligencias administrativas e incumplimientos de resoluciones judiciales que deberían avergonzarnos a todos. Porque el BIC prohíbe algo que hasta en el Caribe está asumido: que las construcciones superen la altura de las palmeras en los lugares sensibles, lo que en el caso de la confluencia entre Maspalomas y Meloneras podría resolverse simplemente trasladando ese proyecto a una parcela donde se puedan levantar rascacielos, justo el modelo hotelero con el que RIU triunfa en todas partes. Pero, además de resolver ese conflicto, el BIC permite que los mallorquines puedan hacer en el Oasis un hotel de calidad, de cinco estrellas y con una salida directa al mar que ahora no tiene. También propone una solución muy acertada para el cutre centro comercial que pretendía representar el presunto empresario Rodríguez Marichal: su retranqueo (el del centro) permite una ubicación más lógica y la construcción de un paseo marítimo ahora inexistente que enlace con el resto del litoral que bordea más adelante la charca de Maspalomas. Además, el BIC impone nuevas condiciones a los demás hoteles, el de Ifa-Lopesan (hotel Faro) y el de Seasides, el Palm Beach. No es un mal plan que, sin embargo, ha de enfrentarse ahora a una serie de obstáculos administrativos que empezarán con el filtro del Gobierno y, como han anunciado de inmediato los afectados, con recursos de toda índole, además de una acción penal que RIU ha prometido contra Bravo de Laguna en un gesto que le delata ya sin miramientos como el inspirador intelectual de la denuncia ante la Fiscalía presentada por el muy mentado Marichal.

Otra oportunidad para la negociación

RIU nunca quiso oír hablar de este BIC, y su anuncio de recurrirlo aún sin conocer detalladamente su contenido, es una muestra más de lo mal que le ha sentado que se le anularan las licencias de demolición y de construcción de un nuevo establecimiento hotelero que sustituyera al vetusto hotel que, a pesar de sus propios informes de ruina, continúa abierto al público. Su cerrazón ha sido total y sus movimientos políticos en busca de un respaldo en las más altas instancias gubernamentales han contribuido a consolidar su posición y no prestarse a negociación de ningún tipo. El apoyo del ministro de Turismo y de una buena parte de la patronal del sector le hicieron pensar que en algún momento Bravo de Laguna daría el brazo a torcer, pero al comprobar que no era así, la cadena activó a Marichal para un intento extremo de someterlo a sus criterios. En eso sí que hay que felicitar al presidente del Cabildo: sus seis informes técnicos y su determinación han podido más que su propia metedura de pata con su ex cliente de despacho profesional. Pero aprobado el BIC en el Cabildo, independientemente del futuro incierto que pueda depararle la tramitación ante el Gobierno, abren una nueva oportunidad al diálogo. RIU debería sentarse junto al Cabildo, Lopesan, Seaside y los comerciantes de Maspalomas a encontrar una solución de consenso que pueda desembocar en una actuación inteligente y de satisfacción pública en la zona. Lo demás puede dar lugar a una nueva frustración colectiva y a la percepción de que unos u otros intereses privados podrán más que lo que lo que conviene a la sociedad.

Las payasadas

La mayoría gobernante en el Cabildo de Gran Canaria, aun estando como está reforzada por dos tránsfugas que muy probablemente verán acabada su carrera política en 2015, forma un gobierno legítimo de la isla. Por lo tanto, sus decisiones gozan de la legitimidad suficiente para ser respetadas o, en caso de discrepancia, ser criticadas en lo político y/o recurridas en lo judicial. Esa legitimidad, sin embargo, no avala a los miembros de ese gobierno a ejercer como payasos o como hooligans, a faltar al respeto de ciudadanos o de periodistas, a comportarse como machangos públicamente. Lo ocurrido el jueves en la rueda de prensa de presentación del BIC no es en absoluto admisible. No es de recibo el comportamiento de un presidente visiblemente molesto con las preguntas formuladas por las dos periodistas del periódico La Provincia, especialmente combativo ante lo que considera un caso de presunta corrupción política. Cualquier político que se preste está obligado a responder con la misma educación con que se le pregunta, o a negarse a responder si considera que no debe hacer más comentarios, pero siempre guardando las formas. Pero siendo reprochable el tono que empleó el presidente con Haridiam Mederos y con Mari Pino Pérez (“Se me olvidó la bola de cristal en mi casa y no sé si queda algo por decir”), peor fue la algarada que montaron sus consejeros con aplausos nerviosos y risotadas de chiquillaje tratando de arropar a su líder como si de una cruzada de instituto se tratara. Como siempre, el más aventajado graciosillo fue su hijo Lucas Bravo de Laguna, experto en las chanzas más tontas, en las payasadas más absurdas y extemporáneas. Así no, así no se hace política porque así se empaña lo bueno (poco o mucho) que se pueda hacer al frente de una institución pública. Soria se frota las manos tras encontrar petróleo en el Oasis, donde nunca se lo había imaginado.

Más obstáculos para Soria/Repsol

Soria cree que desgastando a Bravo de Laguna sólo desgasta a un adversario propio. En realidad está minando, con la ayuda inestimable del interesado, el futuro electoral más próximo del Partido Popular, especialmente en Gran Canaria, su histórico granero de votos. Pero al presidente del PP canario y ministro de Industria, Energía y Turismo le siguen aflorando dificultades como hongos, tanto en su gestión ministerial directa como en la sucesión que habría de estar preparando ya en Canarias, una vez dé el salto de la política nacional a algún consejo de administración energético, como todo el mundo vaticina. Las últimas noticias sobre el petróleo no hacen más que complicarle la existencia a su patrocinado Repsol, porque a la insistencia del Tribunal Supremo de reclamar al ministro Cañete la documentación olvidada en algún cajón de la declaración de Lugar de Interés Comunitario (LIC) de las aguas de Canarias, se ha unido el nada sospechoso Federico Mayor Zaragoza avalando los informes del comité MaB de la Reserva de la Biosfera, con la severa advertencia de que si hay petróleo no hay medio ambiente. Y si no hay medio ambiente, el principal cartel anunciador del destino turístico Islas Canarias corre serio peligro de devaluarse, como han insistido los touroperadores y toda la gente con dos dedos de frente que ve más allá de su nariz. La más probable sucesora de Su Excelencia en la candidatura a la Presidencia del Gobierno canario, Mari Carmen Hernández Bento, intenta tirar del carro hacia los intereses de Repsol, pero cada vez con menos credibilidad. Su última aportación a la causa ha sido decir que el referéndum que pretende el Gobierno es “una deslealtad”. Por la parquedad de su argumentación nos quedamos con las ganas de saber si se trataría de una deslealtad al Gobierno de España, a los ciudadanos o al presidente de Repsol. Ya nos enteraremos.

Don José se recupera en Hospiten

Mientras los problemas se acumulan, el director y editor del periódico El Día, José Rodríguez Ramírez, se encuentra ingresado, en estado que podríamos calificar de delicado, en la clínica Hospiten Rambla de Santa Cruz de Tenerife. Fuentes del periódico tinerfeño han confirmado que lleva varios días en recuperación tras una delicada operación de vesícula que se complicó en el proceso de reanimación al no responder de manera adecuada uno de los marcapasos que tiene instalados por su vieja afección cardiaca. A sus 89 años, Rodríguez se encuentra sedado e intubado a la espera de ver cómo evoluciona en los próximos días. Al frente de El Día se encuentra su hija Mercedes, que debe haber ordenado que los artículos editoriales diarios no dejen de publicarse a pesar de la temporal baja de quien siempre se ha confesado su único autor. Por lo tanto, Ricardo Peytaví y Andrés Chaves, amanuenses de cabecera, mantienen viva la llama de las duras críticas al Gobierno de Paulino Rivero con los comentarios tradicionales. Ambos tienen instrucciones de no informar del estado de salud del editor. Ya lo hacemos nosotros porque consideramos que los comentarios sobre el particular que desde hace días hace el público municipal y espeso necesitaban de una confirmación periodística. Aquí la tienen.

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