El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Por qué Coalición Canaria debe pedir perdón por Las Teresitas
Sólo Ricardo Melchior se ha atrevido a criticar públicamente la sentencia del caso Las Teresitas. Tiene sus motivos, quizás porque de alguna manera tiene que rendir tributo al partido que, en vez de mandarlo al paro tras su paso por la presidencia del Cabildo de Tenerife, lo ha premiado con el puesto de presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife. A mayor gloria de su base de cotización.
Melchior dijo el otro día en la Ser que no le gustaba la sentencia, que le parecía un exceso de años los endilgados a Miguel Zerolo (el exalcalde que rivaliza en corrupción con el de Yaiza) porque, al fin y al cabo, no había metido la mano en la lata del gofio. Luego lo tradujo a lenguaje forense: “Le quitaron el cohecho”. Esa y no otra es la postura de Coalición Canaria porque, lejos de pedir disculpas por ese escándalo que todavía sigue costando a las arcas públicas más de 52 millones de euros (intereses aparte), sus dirigentes parecen empeñados en reducirlo todo a un problema de gestión y, si es posible, borrar a Zerolo de la historia del partido.
Lo dijo esta semana en el Parlamento, sin sonrojarse y sin nombrar al delincuente, el mismísimo presidente de Canarias, Fernando Clavijo: “Pido disculpas como militante de Coalición Canaria por la incorrecta gestión del dinero público” en el caso de Las Teresitas. Es decir, como no quedó probado que los actores de ese “pelotazo de libro” se enriquecieran ilícitamente de la mordida que se llevaron los dos empresarios del régimen (Antonio Plasencia e Ignacio González), todo queda reducido a un error de gestión, a un mal cálculo en la inversión del dinero público.
El argumento es una grosería marca de la casa. Toda Canarias (y casi toda España) conoce el extraño caso del exalcalde de Santa Cruz de Tenerife y exsenador del Reino que tuvo la fortuna de ganarse 145 premios a la Lotería por otros tantos décimos no correlativos, que diligentemente le proporcionaba una afamada lotera de la ciudad. Toda Canarias (y casi toda España) conoce el extraño caso del exalcalde de Santa Cruz de Tenerife que, inmediatamente después del pelotazo de Las Teresitas, estuvo 28 meses, es decir, dos años y cuatro meses sin sacar ni un solo euro de sus cuentas corrientes porque, como todo el mundo sabe, cuando no metes la mano en la lata del gofio no necesitas ni respirar para sobrevivir.
Toda Canarias y gran parte de España conocen -porque lo recoge fielmente la sentencia- cómo se gestó aquel convenio urbanístico, cómo se adoctrinó a los concejales de la oposición, de dónde salió el dinero de aquella operación (de CajaCanarias) y cómo hicieron sus rectores para sortear las reticencias de sus consejeros.
Coalición Canaria está tardando en pedir disculpas por haber actuado constantemente en el caso de Miguel Zerolo con absoluta complicidad y permisividad. Primero lo defendieron en público y en privado, atacando cruelmente a los denunciantes de la operación; luego lo mantuvieron en la alcaldía de la ciudad contra viento y marea a pesar de la grave imputación que pesaba sobre él y a pesar de la sentencia del Supremo que anulaba aquella operación por uno solo de los defectos detectados. Para evitarle una derrota electoral, lo metieron en la lista al Parlamento de Canarias por la isla de Tenerife, y para sacarlo de la presión y la vergüenza que suponía ver su foto durmiéndose en los plenos de Teobaldo Power, lo mandaron al Senado para que sus siestas pasaran más desapercibidas. Lo protegían y lo escondían a la espera de que la tormenta pasara.
Paralelamente y para no darle la razón a los denunciantes, a los partidos políticos de la oposición ni a los medios que lo venimos exigiendo hace tiempo, Coalición Canaria se ha negado sistemáticamente a actuar para recuperar el producto de aquel saqueo a las arcas públicas. No debemos olvidar que aquella operación consistió en comprar (en 2001) por 52 millones de euros el frente de la playa de Las Teresitas a dos empresarios que lo habían adquirido de tapadillo (en 1998) ante la inminente publicación (tres días después) de una sentencia del Supremo que multiplicaba su valor, valiéndose de un crédito disparatado de CajaCanarias y frente a una tasación de una técnica municipal que rebajaba el valor de los terrenos casi a un tercio de lo que se pagó. La guinda se conoció años después: los terrenos tan generosamente comprados eran propiedad del Ayuntamiento. Imposible superar este nivel de escándalo.
Este jueves, 11 de mayo de 2017, dieciséis años después del pelotazo, hemos conocido que el actual alcalde, José Manuel Bermúdez, ha decidido pedir la ejecución provisional de la sentencia para intentar cobrar el dinero distraído. Quizás llegue demasiado tarde porque los condenados, ya lo verán, se van a declarar insolventes. Particularmente Miguel Zerolo, a pesar de sus abultados ingresos por juegos de azar y a pesar de las participaciones millonarias (más de 600.000 euros) en minas en muchas partes del mundo que declaró cuando ingresó en esa canonjía llamada Senado. Tratará de hacer frente a los 10 millones que le corresponderán a escote aportando un Mini diésel que compró en 2008 y que presentó al juzgado como todo aval para responder a sus responsabilidades.
Coalición Canaria ha jugado al pierde en todos los asuntos concernientes a Miguel Zerolo. Ahí tienen, sin salirnos de Las Teresitas, la vergüenza que supone mantener en pie el mamotreto de Perrault a pesar de las sentencias judiciales que el mismo alcalde que ahora se rasga las vestiduras se pasa un día sí y el otro también por el arco del triunfo. Coalición Canaria no va a recuperar el dinero de Las Teresitas, ni el de la privatización del servicio de abastecimiento de agua, ni derribará el mamotreto. Trata de hacer olvidar que aquella promesa que sucedió a Manuel Hermoso al frente de la ciudad era de Coalición Canaria.
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