Los Supremos Consejos de la Masonería de España, Francia, Bélgica y Portugal, así como la Gran Logia de Canarias se reunieron este pasado fin de semana en el Puerto de la Cruz en lo que en otras épocas hubiera supuesto una conspiración en toda regla para acabar con la reserva espiritual de occidente. Por fortuna, mientras la masonería se reunía en Tenerife, en Madrid se defendían las esencias patrias, con lo que la cosa quedó más o menos compensada. En total, se reunieron más de 400 personas, es decir, que los masones son más que las espigas. Los anfitriones fueron los miembros de la Gran Logia de Canarias, fundada en 1922, perteneciente a la Confederación de Grandes Logias de Europa y reconocida por muchísimas logias. Hay otras logias, por supuesto, pero menos estrictas en lo que hace referencia a las cualidades de hombres libres, honrados y de buenas costumbres exigibles para iniciarse en la masonería.