Esa solicitud por la vía de urgencia de 128 millones conduce al número dos de los popucan a levitar de manera indisimulada en el momento de proclamar al mundo que o Canarias los recibe ya o “entrará en impago por falta de liquidez”. Otra salivación extraordinaria, otro subidón político. Pero a medida que se acaban las recurrencias, al secretario general del PP canario entra ya en el regodeo, y es entonces cuando empiezan los problemas. Atención a la frasecita: “Lo grave no es que el Gobierno acuda a este mecanismo de liquidez, sino que pretenda mantener la impostura de un discurso de cumplimiento, de seriedad y de hacer las cosas bien; que sencillamente no se corresponde con la realidad de la hacienda pública canaria”. O sea, que lo grave no es que Canarias esté desperrada, que sin duda lo está, sino que encima estemos dando imagen de buena gestión, de nuevos ricos, de vividores manirrotos y bullangueros. ¡Otro estallido de satisfacción! ¡La ola en el graderío! Pero no acaba aquí el despliegue, porque Antona alcanza casi el cénit del placer al afirmar que “no tardaremos ni un mes en comprobar cómo el Gobierno regional acude de nuevo, por segunda vez, al Fondo de Liquidez Autonómico”, lo que seguramente producirá en todo el pepecan un orgasmo coral, polifónico, chiripitifláutico. ¿No tienen ustedes la sensación de que lo están disfrutando?