El alcalde de Santa Brígida, Lucas Bravo de Laguna (PP), acaba de cerrar su particular crisis de gobierno municipal reforzando a su socio de gobierno, Los Verdes, y defenestrando a una de las concejalas que le ayudó a obtener tan buenos resultados en 2007. La concejala en cuestión se llama Guadalupe del Río, a la que el Niño Bravo ha aceptado “su renuncia a las nuevas áreas que le fueron conferidas el pasado jueves”, y que consistían básicamente en quitarle el área de Servicios Sociales y dejarla con la muy lucida cartera de Solidaridad con los Pueblos y Mujer. La reacción de la señora Del Río no se ha hecho esperar, y al igual que ocurriera cuando tuvo sus más y sus menos con el anterior alcalde, el también popular Carmelo Vega, ha soltado la lengua a paseo y ha empezado a contar cosas grandiosas del prometedor alcalde de la villa de las flores.