El nivel intelectual y político del nuevo grupo de gobierno en el Ayuntamiento de Telde es para tararí y no echar gota. Asusta acudir a una reunión con un concejal ante su insoportable inutilidad, y los más serios del lugar cruzan los dedos cuando en algún acto público le toca tomar la palabra a cierta concejal del PP de reciente adquisición por la vía del corrimiento de placas tectónicas. Entre primos, porteros de discoteca y transportistas que pasan del camión al coche oficial sin un mísero plan de adiestramiento, el ayuntamiento cuelga de su fachada una enorme y preocupante L. Por no hablarles de los directores de gobierno, de los asesores de los concejales y de los asesores de los asesores de los concejales, que también de esos abundan entre la flora y la fauna teldense. Antonio Uche, secretario de Comunicación del PP y asesor de actividades clasificadas, molestas e insalubres (¡qué mal deben andar las cosas para un nombramiento así!) ya ejerce de jefe de los medios de comunicación municipales, y ya hizo que se notara cuando entró en la radio, de la que desalojó cariñosamente a Ezequiel López, que hacía lo que podía el hombre.