Aparecen dos especies de protección especial en la zona del futuro Circuito del Motor de Tenerife

Heniaria canariensis

Toni Ferrera

31 de mayo de 2024 21:06 h

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Tres biólogos reputados han evidenciado la presencia de dos endemismos canarios en régimen de protección especial ubicados en la zona donde se proyecta el Circuito del Motor de Tenerife, la polémica iniciativa pública del Cabildo insular valorada en 58 millones de euros.

Los expertos han encontrado poblaciones de Plantago asphodeliodes, un tipo de hierba conocida comúnmente como llantén fino o cola de ratoncillo, y Herniaria canariensis, un pequeño arbusto cuyo nombre común es milengrana tinerfeña. Ambas especies están incluidas en la categoría de protección especial del Catálogo Canario de Especies Protegidas, la misma consideración que ostenta la planta Echium triste, ya ampliamente conocida como viborina triste, cuyo hallazgo motivó la paralización cautelar del proyecto turístico Cuna del Alma, en el Puertito de Adeje (Tenerife).

Los hallazgos han sido detallados en un escrito aportado como informe pericial a los recursos de la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN) contra el Circuito del Motor, indican fuentes consultadas. Los firmantes son Pedro Luis Pérez de Paz, doctor en Biología y catedrático de Botánica de la Universidad de La Lagua (ULL), José García Casanova, también doctor en Biología y extécnico superior del Servicio de Biodiversidad del Gobierno de Canarias, y Gerardo García Casanova, licenciado en Biología. 

Los trabajos de los científicos se remontan a los meses de marzo y abril de 2023. Durante esas semanas, en las que exploraron tanto el área de influencia territorial del proyecto como sus alrededores más próximos, captaron mediante prospecciones más de 90 especies de flora vascular, muchas de ellas endémicas de la Macaronesia, Canarias o la isla de Tenerife. Con esa información elaboraron un inventario general que incluye la geolocalización de los ejemplares, estén aislados o agrupados en núcleos. De todos ellos, dos están catalogados como especies de protección especial.

El llantén fino o cola de ratoncillo es una planta anual o bienal, con hojas de 20-40 cm, propia de pastizales áridos de las zonas de medianías bajas y costas. Es un endemismo canario, presente en Gran Canaria, Tenerife y La Gomera. La milengrana tinerfeña, por otro lado, es un subarbusto pequeño, muy ramificado y leñoso en la base, con ramas de hasta 30 cm de largo. También puede encontrarse en medianías y costas, instalándose preferiblemente sobre suelos de origen volcánico consolidado o terroso-arcilloso.

De acuerdo con la investigación de los biólogos, el Banco de Datos de Biodiversidad del Gobierno canario (BDBC) demuestra que “estamos ante unas subpoblaciones bien representadas de ambas especies protegidas”, con hasta 30 pequeños núcleos que conforman la población completa en el área del Circuito del Motor de Tenerife. Las dos crecen “únicamente” tras las lluvias, de ahí que puedan “pasar desapercibidas” en épocas secas, en las que solo quedan sus semillas en el suelo. Los expertos van más allá y proponen, a la vista de las “condiciones saludables” y “fase de expansión” del medio, una revisión detallada del hábitat de interés comunitario (HIC) de matorrales termomediterráneos y pre-estépicos que rodea la extensión del circuito. Según la nueva propuesta, algunos puntos de ese HIC estarían directamente dentro de las instalaciones del futuro recinto.

“En un contexto general de cambio climático, en el que la sequía puede prolongarse durante varios años, la pérdida de biodiversidad a consecuencia de la creciente destrucción o alteración de hábitat provoca pérdidas irreversibles del patrimonio natural del territorio”, reflexionan los científicos.

El descubrimiento de estas dos especies incluidas en el Catálogo Canario de Especies Protegidas es relevante. Ninguna fue mencionada en el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de la iniciativa, firmado en 2009 por Álvaro Palao Llopis, ingeniero de caminos, cuya Declaración de Impacto Ambiental (DIA) fue publicada en el Boletín Oficial de Canarias (BOC) el 30 de septiembre de 2011.

El catálogo mencionado fue aprobado en junio de 2010. La tabla de “especial protección” solo engloba a 17 especies, 14 de ellas de flora. Que estén categorizadas de esa forma significa que son “merecedoras de atención especial en cualquier parte del territorio de la Comunidad Autónoma en función de su valor científico, ecológico, cultural o por su singularidad o rareza”. Sin ir más lejos, la encontrada en el Puertito de Adeje, la viborina triste, ha paralizado las obras del proyecto turístico Cuna del Alma y obligado a las administraciones a buscar resquicios legales para no tumbar definitivamente el proyecto.

Una declaración de impacto de hace 13 años

Desde que el Cabildo de Tenerife en la anterior legislatura diera un nuevo impulso al circuito, la vigencia de la DIA ha centrado las quejas de quienes se oponen al proyecto por su posible caducidad. Esta contaba con una validez de cinco años (entre el 30 de septiembre de 2011 y la misma fecha de 2016) para iniciar las obras. La Corporación insular defiende que los trabajos arrancaron el 22 de agosto de 2016, sin embargo, ese inicio, acreditado mediante el acta de replanteo, no es suficiente para justificar una vigencia eterna de la DIA, advirtió hace unos meses el Defensor del Pueblo.  

En una reciente resolución, el órgano liderado por el socialista Ángel Gabilondo sugiere que esa acta pudo ser un “mero trámite destinado a evitar la caducidad de la DIA” y que “no basta con dejar constancia formal de este hecho”, que puede suponer una pequeña y simple actuación sobre el terreno. De hecho, las obras del Circuito del Motor de Tenerife apenas avanzaron y la Corporación insular se vio obligada posteriormente a resolver el contrato con la promotora, la contratista Onda Rossa S.L., ante el “evidente estado de abandono” en que se encontraban. En el área del futuro recinto no hay prácticamente nada que invite a pensar que ahí se pretendió (y se pretende, nuevamente) levantar un circuito de coches.

Por otro lado, el Defensor del Pueblo recuerda que el plazo de cinco años de validez previsto en la DIA no es elegido de forma arbitraria. Tras un lustro, han podido variar las características ambientales del lugar o, incluso, acordarse modificaciones del proyecto inicialmente aprobado, como ocurre en este caso. Si la iniciativa no avanza, la evaluación ambiental queda “obsoleta”. Y si esta parálisis continúa, entonces el acta de replanteo “no es una prueba suficiente” para “cubrir el expediente” y evitar la caducidad de la DIA.

El órgano termina sugiriendo al Cabildo de Tenerife la adopción de “medidas para completar la evaluación ambiental de los proyectos del Circuito del Motor de Tenerife”. Es una conclusión similar a la de la Comisión de Evaluación Ambiental de Tenerife, un órgano dependiente de la Corporación insular, que defendió a finales de 2022 que, “por cuestiones de seguridad jurídica”, debe redactarse un nuevo informe de impacto ambiental del proyecto: “No puede tener una vigencia ad eternum [para siempre]”, remachó el documento. Ninguna de las dos resoluciones es vinculante.

El Cabildo de Tenerife adjudicó formalmente a la UTE Sacyr Construcción, S.A. y Contratas y Servicios Bahillo, S.L. las obras para construir el Circuito del Motor el pasado 31 de enero. El valor estimado del contrato asciende a los 58,27 millones de euros. Es un gasto público porque la Corporación insular es promotora de la iniciativa. Ha justificado la misma alegando la “tradición, experiencia organizativa y afición hacia el deporte del motor en la isla”. Este periódico ha preguntado si ya han empezado los trabajos en la unidad de actuación, pero a fecha de la publicación de este artículo no ha habido respuesta.

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