El blues de la reflexión

El músico Mighty Mo Rodger ofreció un estupendo concierto en un Santa Blues

Noé Ramón

Santa Cruz de Tenerife —

Santa Blues es un milagro que se repite cada año en el desolado panorama musical chicharrero. Desde hace ya doce ediciones alguien en las alturas administrativas ha tenido la voluntad y el buen gusto de sacar adelante este inusual festival dedicado a un género musical minoritario en el reino de la salsa y el reggeaton. Pero ahí está sobreviviéndose así mismo y superando la crisis que se cebó especialmente en la música de calidad. Por las sucesivas ediciones de Santa Blues han defilado músicos como el mítico Ike Turner, Robert Craigh, Buddy Guy y Albert Cummings o cantantes inconmesurables como Norma Jean. Por nombrar algunos. Todos ellos dejaron el sudor sobre el escenario de la plaza de La Noria en Santa Cruz.

Para garantizar su continuidad el festival se escuchimizó a lo máximo. Pasó de ocupar varios días seguidos a concentrarse en uno sólo. De contar con varias estrellas rutilantes y de renombre a recurrir a músicos menos conocidos pero con un talento incuestionable. Es lo que ocurrió la noche del pasado sábado con Mighty Mo Rodger, un teclista prodigioso y un cantante lleno de poder a quien sus 73 años no parecen haberle restado nada de fuerza sino más bien darle solidez. El intérprete utilizó la jornada de reflexión electoral para llevarnos a otros terrenos menos espesos.

El músico se empleó a fondo en temas de blues pero descató también por un gusto nada disimulado por el soul y especialmente por cantantes como Otis Redding a quien nombró en varias ocasiones y de quien versionó Sitting on the dock of the bay. Los músicos, no se sabe si eran prestados o los traía consigo, pero resultaron igualmente eficientes. Sobretodo el sorprendente guitarrista.

La asistencia de público fue un tanto menor que en otras ediciones y aunque en general no suelen fallar en entrega, sorprendió que no pidieran el bis de rigor. En defintiva, el principal logro del festival es su milagrosa continuidad y que permita al público chicharrero tener acceso directo a músicos prodigiosos, a intérpretes con talento y a canciones y a un género músical que merece ser homenajeado aunque sólo sea una vez al año.

Parece que definitivamente superado el riesgo inminente de desaparición por el contrario el Cabildo quiere darle un carácter insular y trasladarlo por distintos municipios. No está mal la idea. Pero seguramente sería mejor retomar el formato anterior que se basaba en un solo supuesto: calidad por encima de todo.

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