'Boyhood': Como la vida misma

Fotograma de la película 'Boyhood'.

Gara Santana

Las Palmas de Gran Canaria —

Boyhood es una película rodada a lo largo de 12 años reales, que ofrece al espectador la posibilidad de ver crecer y envejecer a los actores de forma real. A pesar de que muchos premios cinematográficos están destinados a la labor de maquillaje, caracterización o a la ambientación temporal de los escenarios, dado que es donde reside la magia del cine, dejar participar a los espectadores del proceso de cambio de los protagonistas y encariñarse con sus hazañas como si fueran sus propios hijos es el logro más grande que ha conseguido con esta cinta el director Richard Linklater.

Carpe Diem

Es el mensaje que lleva implícito y explícito esta historia: vivir cada momento de una historia cinematográfica. Una historia común pero como todas las historias comunes que hacemos nuestras, esta es especial: es la historia de un niño de Mason, (Ellan Coltrane) y de todos los cambios que suceden en su vida a lo largo de 12 años: mudanzas, cambios de colegio, relaciones familiares, amorosas, su adolescencia… Lugares comunes de la vida de cualquier persona tratados de una forma nítida y admirable, de manera que la película recoge todas las pasiones de la vida, los procesos dolorosos de ruptura, de cambio, de madurez, de toma de decisiones y sobre todo de amor. Además no es un amor estereotipado, ya que plasma de manera perfecta las situaciones cada vez más frecuentes de hijos de diferentes matrimonios y relaciones sentimentales cambiantes como la vida misma.

La Administración Bush a juicio

Empiezan ahora a salir películas como ésta que se pronuncian en contra de la intervención ilegal de EE.UU. en Irak en 2003, aunque sólo sea de pasada en alguna escena que intenta contextualizar la Historia reciente de Norteamérica. Es algo que hace muy bien el director, explicar la Historia de los últimos doce años de EE.UU. sin que parezca que lo está haciendo. La película transcurre en los años de la campaña de Barack Obama y retrata muy bien el clima previo a las elecciones de 2008 captando a la perfección las mentalidades que se pueden encontrar a lo largo y ancho del país.

Para llorar y para reír

No es una comedia ni un drama, es simplemente el día a día de otra familia que no es la nuestra pero que podemos ver por un agujerito. Tal vez por eso no nos cuesta nada emocionarnos con ellos, reírnos cuando les va bien y llorar cuando las cosas les salen mal. Al acabar la peli se puede hasta sentir que se extraña a los personajes, como cuando se cierra un buen libro para siempre.

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