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El jefe de la principal prisión de los Jemeres rojos expresa un “insoportable remordimiento” por los crímenes

PHNOM PENH, 25 (Reuters/EP)

El ex director del principal centro de torturas de los Jemeres Rojos, Kaing Guek Eav (alias Duch), confesó este miércoles, ante el tribunal internacional para el genocidio de Camboya, su “insorportable remordimiento” por el asesinato de más de 14.000 personas en la prisión de la que era el máximo responsable durante el régimen maoísta de Pol Pot, que gobernó el país en la segunda mitad de la década de los años setenta. La Fiscalía del tribunal pidió hoy una condena de 40 años de prisión para Duch.

“Estoy profundamente arrepentido y afectado por esta destrucción”, declaró en la última semana de declaraciones ante el tribunal que juzga los 'campos de exterminio' de los Jemeres Rojos. “Soy el único culpable de la pérdida de más de 12.380 vidas”, afirmo.

No obstante, precisó, él actuaba “al servicio de una organización criminal que destruyó a su propia gente de una manera escandalosa. No podía abandonarla”, dijo este hombre de 67 años, ex profesor de matemáticas. “Fui como un tornillo en la maquinaria de un coche que no puede se puede quitar”, añadió.

Los investigadores aseguran que el número aportado por Duch es inexacto y que más de 14.000 personas fueron asesinadas tras pasar por la prisión S-21. Sólo siete personas sobrevivieron. “Yo siempre tengo el mayor respeto y las más humildes disculpas para los muertos”, declaró.

Duch ha sido acusado de “crímenes contra la humanidad, tortura, esclavitud, abusos sexuales y otros actos inhumanos”, como jefe de la prisión S-21 (más conocida como Tpul Sleng) durante el sangriento régimen de los Jemeres Rojos, que controlaron el país bajo el liderazgo de Pol Pot entre 1975 a 1979.

El procesado aseguró que estaba convencido de que luchaba para liberar a Camboya del imperialismo norteamericano durante la guerra de Vietnam, negó que personalmente hubiera matado o torturado a presos y reiteró que seguía órdenes por temor a perder su propia vida.

Un abogado de la parte civil, Karim Khan, instó al tribunal a rechazar la afirmación del Duch según la cual no tenía elección y cumplía órdenes, diciendo que Duch era “de la misma ideología” que los líderes de los Jemeres Rojos. Según los abogados de la fiscalía, Duch gozó de una amplia autonomía y no hizo nada para impedir que los guardias de la prisión cometieran torturas de manera generalizada.

Los testigos, en los 72 días que duraron las audiencias, denunciaron que los guardianes les habían golpeado con tubos de metal, les habían sometido a electrocuciones, les habían puesto al borde de la inanición, les sometieron a violaciones y obligaron a los presos a comerse sus propios excrementos.

40 AÑOS

El Tribunal juzga a los presuntos responsables de la muerte de 1,7 millones de personas, cerca de un cuarto de la población camboyana, víctimas de ejecuciones, exceso de trabajo y torturas durante la revolución agraria de los Jemeres Rojos.

Durante la sesión de este miércoles, el fiscal Bill Smith explicó al tribunal que Kaing Guek Eav había incurrido en una “implacable brutalidad” en la prisión Tuol Seng y destacó la cooperación de Duch con la justicia y la importancia de sus declaraciones para implicar a otros líderes del régimen.

Esta colaboración y el tiempo que ya ha pasado en prisión ha llevado al fiscal a reducir la petición de pena de 45 a 40 años. El alegato de Duch ante el tribunal estaba previsto también para el día de hoy. El fallo definitivo no llegará previsiblemente hasta marzo.

El carcelero ya había expresado anteriormente sus remordimientos por las víctimas de la S-21, la mayoría torturados y forzados a confesar por espionaje y otros delitos antes de ser aporreados hasta la muerte en los 'campos de exterminio'. Sin embargo, este miércoles pareció ir más allá, ya que no sólo confesó sus remordimientos, sino aseguró ante las 600 personas presentes en la sala --incluidos algunos supervivientes del régimen-- que su intención es que se le reconozca de nuevo como “parte de la especie humana”.

“Estoy rindiendo psicológicamente cuentas a la totalidad de la población camboyana por las almas de los que pedieron la vida”, dijo. “Les ruego que me dejen compartir con ustedes mi inmenso y permanente dolor... a fin de expresar mi mayor remordimiento”, agregó.

Otros cuatro altos cargos de los Jemeres Rojos se encuentran bajo arresto a la espera del juicio. Se trata del ex presidente Khieu Samphan, del ex ministro de Exteriores Ieng Sary, de su mujer, Khieu Thirith, y del 'hermano número dos', Noun Chea.

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