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Los fantasmas digitales

Andrés Expósito

Atender la actualidad del progreso tecnológico en el que se mueven y navegan los ciudadanos plantea un conflicto reflexivo, moral y humano, contrapuesto y en batalla continua con el efecto de utilidad y posibilidades que pueden proporcionar los mismos.

Para Kafka, nos recuerda el filósofo Byung-Chul Han en su libro ‘En el enjambre’, la carta se le presentaba como un medio de comunicación inhumano. Creía que la misma había traído al mundo una terrible y aterradora perturbación de las almas. Consideraba que la carta cultivaba y magnetizaba el contacto con los espíritus: “Los besos escritos no llegaban a su destino. Los fantasmas los cogen y se los tragan por el camino. La comunicación postal proporciona tan solo alimento a los fantasmas”. Y pensaba lo mismo sobre la telegrafía y el teléfono, sacando la apocalíptica y endemoniada conclusión de que: “Los fantasmas no se morirán de hambre, y nosotros en cambio pereceremos”.

Byung-Chul Han reflexiona sobre ello, y nos indica que “los fantasmas de Kafka han procreado y se han expandido de manera impensada e interminable, dando paso a una nueva generación: Internet, Twitter, Facebook, el teléfono inteligente, el correo electrónico, las Google Glass, etc”. El mundo digital en la actualidad, nos expone, hace que nuestro mundo tenga más rasgos de fantasma, parece dirigido por encantamiento. La comunicación digital no solo asume forma de espectro, sino también de virus. Es infecciosa porque se produce inmediatamente en el plano emotivo o afectivo. Nos alerta en idéntica manera sobre esos fantasmas o sobre ese mundo espectral, sobre lo incontrolable del mismo: “El llamado comercio de alta velocidad en los mercados financieros es, en definitiva, un comercio con fantasmas o entre fantasmas. Son algoritmos y máquinas los que se comunican entre sí y se hacen la guerra. Estas formas de negocio y comunicación, tan parecidas a los fantasmas, van más allá de la fuerza humana. Estos mercados financieros incuban también monstruos, que en virtud de una alta complejidad, pueden sembrar confusión sin control alguno

Quizás, lejos de alcanzar certeza alguna, debido sobre todo a que esto es un conflicto que parece va a eternizarse, entre el progreso y lo humano, lo que sí parece evidente es que, no debiéramos, en todo caso, en esta guerra que nada más acaba de empezar, alejarnos del concepto de que, en realidad, solo son herramientas que presentan utilidades, no fuera que, un futuro de esos tantos que aún no han aterrizado, nos veamos en plena ceremonia, de rodillas, rezando ante un altar de algoritmos, cifras y números.

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