“La Navidad es la puerta mágica que se abre, la invitación a creer que nuestros sueños se pueden cumplir”
El historiador José Rodríguez Escudero, responsable de Comunicación de Binter y delegado de la compañía aérea en La Palma, ha pronunciado este jueves el pregón de las fiestas navideñas de Santa Cruz de La Palma, en el que las agrupaciones de Lo Divino tuvieron un protagonismo especial.
Reproducidos íntegramente el pregón de Navidad:
Buenas tardes, Señoras y Señores, dignísimas autoridades, queridos amigos, familiares, vecinos, compañeros de trabajo, visitantes en general… ¡qué alegría verlos a todos reunidos aquí, en este lugar emblemático! Nada más y nada menos que en la cuna de la Democracia en España. Un hito histórico que cobra mucha relevancia, teniendo en cuenta que mañana se celebra el Día de la Constitución.
Alegría porque no hay nada más gratificante como estar en casa rodeado de seres queridos…no hay nada más reconfortante como estar en casa en Navidad.
¡Muchas gracias por estar aquí! ¡Sean todos bienvenidos! Teniendo en cuenta de cómo somos los palmeros, que con dos gotas de agua nos quedamos en casa…
Muchas gracias, Sr. Alcalde, querido Juanjo, y al Sr. concejal de Fiestas, querido Raico, por la amable presentación que han hecho y por la invitación a este emotivo acto. Es todo un honor para mí. Gratitud también que quisiera hacer extensiva a los concejales de todas las áreas, a las Escuelas Municipales y a sus equipos de profesionales, de operarios, de voluntarios… A todos los que ha hecho posible este precioso evento que nos ha convocado a todos nosotros esta noche, donde desde la oscuridad ha nacido la luz.
Mi agradecimiento por la confección del nutrido programa de actos que, iniciado el pasado 29 de noviembre, a buen seguro, nos sorprenderá. Se trata de un trabajo hecho con esmero, con esfuerzo y con cariño para que todos nosotros disfrutemos con todos nuestros sentidos desde hoy hasta el Día de Reyes. Porque para mí, la Navidad es eso, un gran conjunto de sentimientos, de sensaciones, de olores, de sabores, de recuerdos… Por todo ello, ¡muchas gracias por ofrecernos este gran regalo!
Hasta el año pasado, me encontraba ahí, donde están Vds. ahora… sentado a veces, otras de pie, oyendo el pregón de Navidad a personalidades tan ilustres como nuestro añorado Julio Hernández Gómez, o Pilar Rey, Nicolás Hernández, Cristina Alcaine, Fernando Felipe Martel, Ramón Araujo, Antonio Abdó… grandes amigos a los que profeso gran admiración y cariño.
Oyéndolos a ellos, cada uno con sus palabras, su pregón me trasladaba a mi infancia, a mi adolescencia, a mis calles…,a cuando, desde mi hogar que compartía con mis padres, abuelos y hermanos en La Encarnación, recorría las cuestas y los atajos para visitar las casas de mis tíos y primos en San Telmo, el Barrio de la Canela, el Castillete, Santo Domingo, Calle Real… para recoger los aguinaldos navideños y abrazarlos con gratitud… a cuando iba de barrio en barrio, del calor de un hogar a otro, disfrutando de sus consejos, de sus regalos, de sus dulces caseros, de su grata compañía… Recuerdo a mi tía Nieves haciendo sus famosas rapaduras. Recuerdo el olor dulce de aquella cocina cuyo horno no daba abasto… Recuerdo cómo admiraba sus nacimientos, sus adornos, espumillones, estrellas... ¿Qué sería de la Navidad sin esos pequeños gestos de generosidad? Ofrecer un detalle a nuestros seres queridos sienta muy bien, ¿verdad? Siento gran añoranza de esas visitas, de sus caras de felicidad, de esas estampas tan íntimas grabadas con tanto cariño en mi retina. La mayoría de ellos ya no están pero sí siguen viviendo en mis recuerdos, que ahora afloran con tanta fuerza.
La Navidad es la puerta mágica que se abre, es la invitación a creer que nuestros sueños se pueden cumplir, es el preludio del año nuevo que llega repleto de nuevas oportunidades.
Otra de las cosas que me encantaba y me encanta también, desde siempre, es esa especial manifestación de religiosidad popular tan nuestra. Me refiero a las agrupaciones palmeras de Lo Divino. Grupos de todas las edades y condiciones que cantan alegres y melancólicos villancicos por las calles de la capital durante las noches que preceden a la Misa del Gallo.
Se trata de una entrañable costumbre común a diversas poblaciones de la geografía española que luego se extendió, afortunadamente, por todo el territorio insular. Simbólicamente, con cada una de las Misas de Luz se rememora y festeja el período de nueve meses del embarazo de la Virgen María. Son las Eucaristías del Novenario que sirven de pregón a la Nochebuena. Los grupos amenizan las celebraciones en el interior de los diversos templos cantando sencillos villancicos, composiciones poético-populares dedicadas al nacimiento del Niño Dios. Unos villancicos que, poco a poco, irían nutriéndose de otras composiciones propias o de otros lugares como Andalucía, Castilla, Extremadura o Hispanoamérica, o las más cultas, resultado de adaptaciones de composiciones clásicas.
En la capital palmera estas rondallas se remontan al año 1947 justo aquí, hace 72 años en la parroquia matriz de El Salvador. Previamente un grupo de palmeros estudiantes participaba cantando a la Navidad por las calles de La Laguna, grupos que, posteriormente, derivarán en lo que conocemos como Divinos.
Pronto se comenzarán a oír estos emotivos y sugerentes villancicos palmeros, y también los de fuera, por las bellas calles de nuestra histórica ciudad. La gente se reúne para cantar, para oír, para disfrutar… es época de añoranza por lo que había y ya no hay, por los que estaban y ya no están… época de mazapán, de timples… de felicidad y de tristeza… de revivir tradiciones… época de reencontrarse, descubrir, compartir… Es tiempo de perdonar.
En palabras de nuestro querido amigo Francisco Acosta: “Eran épocas de silencio absoluto, de recogimiento pleno en las calles, de escasa luz que servía de lugar de canto, de empedrados empapados de rocío, de alguna puerta entreabierta esperando la llegada para repartir el aguinaldo, de las cestas con cuerdas desde los pisos altos para bajar el donativo, de los compromisos de algunos componentes con alguna señorita, de las dedicatorias…”
El fervor popular hierve en todas las esquinas y la tradición emana orgullosa por doquier… las canciones ingenuas y frescas, viejas pero tan presentes, exhiben un sello de inmortalidad que ya nadie podrá enmudecer u ocultar… unos momentos de tranquilidad entre tanto trajín y agobio… un intervalo de poesía y una recarga de manjares para unas almas cansadas por la rutina y el estrés de una vida muy acelerada, a pesar de encontrarnos donde nos encontramos… Música en la madrugada bajo el frío relativo, pero aguantado con cariño y coraje…
Una de las principales características diferenciadoras de cada rondalla era la buena armonización de todas sus voces. Nuestro querido amigo y maestro Facundo Daranas nos informaba de que “era el conjunto, con sus matices, lo que destacaba, ya que no se contaba con una nutrida representación de voces solistas”. A las voces se unían los afinados instrumentos: laúdes, timples, bandurrias, guitarras, castañuelas, panderetas, triángulos… es “época de gabardinas, bilbaínas, bufandas y el primer cognac para calentarse…” Se decía “sólo un buchito para aclarar la garganta”. Noches de gabán, paraguas, sombreros de fieltro… aunque ahora con los calores, en la actualidad se lleva menos ropa de abrigo. Hasta nos ha cambiado el clima en las divinas noches.
¿Quién en esta bonita ciudad no tiene o ha tenido un hijo, un pariente, una vecina… en Los Divinos? ¿Qué se puede contar de ellos que no se haya contado ya? ¿Quién no se ha “congelado” literalmente, oyéndolos desde el balcón de su casa de madrugada mientras las notas se van alejando hasta ahogarse en el silencio de la noche? ¿O tal vez durante el largo y penoso pero muy gratificante recorrido, acompañado de chocolate, de pan de manteca, de frutos secos regados con un buen licor de naranja casero…?
Es indescriptible la sensación que se siente desde la cama cuando, de madrugada, rompe dulcemente el silencio un villancico que nos despierta con un nostálgico nudo en la garganta. “¿Quién no se ha acordado de un ser querido ausente cuando nos cantan bajo la ventana?”. ¡Qué sensación! ¿Verdad?
Las nueve noches que preceden a la Nochebuena arrancan como de costumbre la madrugada del 15 de diciembre…Comienzan las Misas de Luz en las iglesias, las reuniones para los preparativos…las compras… Por cierto, ¿qué mejor lugar para comprar que Santa Cruz de La Palma?
Como todos los años y como en todos los sitios, La Palma se une para anunciar la gloriosa buena nueva: el Nacimiento de Jesús, un momento de fervor religioso, cultural…
Es tiempo de “divinos”, época mágica de apoyar a las nuevas generaciones que se afanan por continuar con la bella tradición, como tantas que posee nuestro municipio. Tiempo de rememorar a sus directores y de agradecer a todos aquellos miembros que han hecho posible este sueño, del que a veces nos cuesta despertar.
Todavía siento algo muy especial cuando Esther, mi esposa, y yo acompañamos a nuestra hija Adriana –que ya ha crecido- con los Sembradores de Estrellas de La Palmita por las calles. Yo creo que esto también tiene mucho que ver con la felicidad, ¿verdad? Las lágrimas de nuestros ojos emocionados no mienten.
Época de chocolate caliente para combatir el frío y de truchas rellenas de boniato o almendra, de bizcochón y mistela para aguantar la madrugada. De encuentro de amigos y familiares después de la larga ausencia. Del cariñoso “pique” de rondallas rivales en el “encuentro”… de bromas sanas y saludables, de abrazos, de anécdotas y aventuras, de compañerismo, de humanidad, de ilusión… tiempo de entrañable tradición. Es la banda sonora y el alma de la Navidad. ¿Cómo puedo explicarles a Vds. todo esto con palabras? Si Vds. ya lo sienten…
Se nos presenta a partir de ahora, un catálogo interesante de pretextos para disfrutar con nuestras cosas, con nuestros seres queridos y allegados… un extenso programa navideño hecho, como dijimos al principio, con mucho interés y cariño por el equipo de personas de nuestro Ayuntamiento y todos sus colaboradores para que todos volvamos a ser aquellos niños que nos conformábamos con mucho menos que con lo que tenemos ahora. Conciertos de villancicos y de bandas de música, las inauguraciones de los nacimientos en las diversas Casas de la Cultura, el esperado Cross de Navidad (prueba atlética en ruta más antigua de Canarias), la recogida de cartas por parte del paje de los Reyes Magos, los espectáculos de danza, de teatro, la fiesta de Fin de Año, la preciosa Cabalgata de Reyes (la más antigua del Archipiélago)… Por cierto, no se olviden de adquirir el programa y disfrutar de todo lo que podamos. Sentir que estamos vivos y compartir nuestros sentimientos y vivencias con nuestra gente es un deber moral. No todos tienen lo que nosotros sí tenemos. Todo esto está hecho para y por nosotros, por lo que sería ideal que lo agradeciéramos participando, acudiendo, disfrutando… Ofrezcamos este gran aguinaldo a las nuevas generaciones para que así se siga perpetuando en el tiempo.
El día 1 de enero comenzará en nuestras vidas un nuevo año, y cuando sea izada la Bandera de la Virgen de las Nieves en el morro del Santuario, repicarán todas las campanas de las iglesias de La Palma anunciando un nuevo año Lustral, año de la Bajada de la Virgen, repleto de emociones y de júbilo. Nuestra histórica ciudad, que ya cuenta con 526 años, se preparará para recibir personas de todos los puntos del mundo y todos los palmeros de la diáspora vendrán a revivir nuevas ilusiones y se nos plantearán nuevos retos. Como anfitriones, tal y como también hacemos en Navidad, unidos todos conseguiremos una sociedad con menos violencia y algo más feliz para así luchar de manera óptima contra los obstáculos y los sinsentidos que nos van surgiendo en el día a día.
A partir de estos instantes, las calles se transformarán en un hervidero de gentes que van y vienen, cada uno a lo suyo, con unas perspectivas diferentes y con unas vidas que ya casi no se encuentran… una vez empiezan los acordes de los divinos “Divinos”, todo el mundo se agrupa en corro. Es tiempo de la unión de miras y de compartir el arte, la música, la poesía, la danza, el teatro, incluso el frío de la noche, el regocijo, los adornos, las comidas de empresa, cenas familiares, los regalos, la ilusión de los niños y de los grandes… Es Navidad… y en La Palma, con Los Divinos, es aún más especial. Yo creo que estamos todos de acuerdo, ¿verdad?
Para terminar, permítanme leerles, que no cantarles –que no cunda el pánico-, un trocito del villancico Pueblo Palmero, de Manuel Pérez Rodríguez.
“Pueblo palmero, venid cantad,
Que el Rey de los Cielos ha nacido ya.
De colores se viste la clara madrugada
Los balcones con flores se abrazan en el mar
Ya llegan las parrandas por la calle Real
Y qué feliz encuentro en mi bella ciudad.
Santa Cruz de La Palma es toda un cantar
Santa Cruz de La Palma rezuma Navidad“
Llegados a este punto, tan sólo me resta decir, como hacían los antiguos pregoneros:
¡Con la venia! Por orden del Señor Alcalde, se hace saber, que la Navidad ha llegado a Santa Cruz de La Palma, nada más y nada menos!
¡Muchas gracias a todos por estar en este histórico lugar en esta noche tan especial!
¡Paz y Salud!
¡¡ Feliz Navidad!!
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