Mujeres que quieren cambiar el mundo

En la imagen, parte de las integrantes de la Asociación de Mujeres Jeribillas de Barlovento.

Esther R. Medina

Barlovento —

No les gusta la realidad que viven y se han empeñado en cambiar el mundo, en lograr una transformación global, empezando por lo local, por el norte de La Palma. El nombre que han elegido para la asociación, 'Jeribillas', ya dice mucho: “Es una expresión canaria que significa 'inquietas', con 'ganas de moverse', y nosotras somos muy dinámicas, queremos hacer cosas, y esa palabra nos representa”. Gladys Concepción, Ángela Hernández, Rosi García, Inés Dietrich, Diana Concepción, Nela Herrera, Nubia Concepción, Rosabel García, Aida Herrera, Lorena Pérez y Mary Hernández integran el colectivo de mujeres Jeribillas de Barlovento. Tienen edades comprendidas entre los 27 y los 70 años, y su objetivo fundamental es “transformar la realidad en general y, sobre todo, nuestro ámbito más local, nuestro municipio”, aseguran. “No estamos de acuerdo con la forma de funcionar de esta realidad, ni como es, y por eso intentamos actuar de manera diferente, de ahí la elección de funcionar asambleariamente y de hacer actividades en diversos ámbitos”, explican.

La Asociación Jeribillas, de corte feminista, inició su andadura en el año 2010. “Empezamos a reunirnos a través de un proyecto institucional que pretendía fomentar el asociacionismo en los municipios y nosotras, en vez de irnos por ese plano más institucionalizado, estuvimos dos años más o menos debatiendo, en nuestras asambleas, qué tipo de asociación queríamos, por qué necesitábamos asociarnos y qué objetivos pretendíamos alcanzar”, recuerdan. “Finalmente, decidimos formar una asociación, pero no en el sentido formal o convencional, sino un colectivo sin estructura jerárquica, asambleario, igualitario”, subrayan.

No disponen de local. “Lo hemos solicitado varias veces pero todavía no nos han ofrecido nada adecuado; solemos utilizar para reunirnos sitios públicos, como bares y plazas, porque hacer un trabajo de cara a la calle, que la gente vea a mujeres reuniéndose, también es importante”, dicen. Visibilizar su existencia, en un municipio rural, no ha sido tarea fácil, pero no se rinden, son luchadoras y tienen muy claras las metas que quieren alcanzar. “Al principio, cuando nos reuníamos en un bar doce mujeres en asamblea tomando un café, algunos hombres llegaban a la puerta y se asustaban; las desigualdades de género que se han dado a lo largo de la historia en Barlovento siguen estando bastante presentes; intentamos romper con ese patriarcado, pero es difícil, a veces nos desmotivamos”, reconocen. Actualmente, celebran sus asambleas, en forma de círculo, en el Centro de Día de Barlovento, los miércoles a partir de las 17.00 horas.

En las primeras reuniones se preguntaron cómo se sentían como mujeres y cómo veían el mundo, y concluyeron que nos les gustaba la realidad de Barlovento, ni la de La Palma, ni de la del mundo. Por eso, decidieron aportar su granito de arena a nivel local para lograr una transformación global.

Desarrollan su labor al margen de la política y no reciben ninguna subvención ni pública ni privada. “Trabajamos de forma autogestionada, y lo hacemos porque creemos que así podemos movernos más libremente”, resaltan. Cuentan con un puesto en el Mercadillo de Barlovento que les proporciona algunos fondos para la organización de actividades.

La Asociación Jeribillas presta especial relevancia al tema de la mujer, pero entiende que la situación de las féminas “es transversal a todos los demás problemas”. “En todas las profesiones los representantes son masculinos, la mujer ha estado eclipsada por el hombre, nosotras parece que tenemos que decir que también estamos ahí”.

Dentro de su línea de trabajo está la realización de acciones medioambientales, el impulso de un desarrollo agroecológico, el consumo responsable, el acercamiento de la cultura a la mujer rural o la descentralización de eventos como el Día de la Mujer, que tradicionalmente se desarrollan en Santa Cruz de La Palma o Los Llanos de Aridane. En relación a este último tema, aclaran que “pretendemos descentralizar estos actos y despolitizarlos, porque eso es lo que más nos molesta, que los políticos vayan delante con la pancarta”.

Las mujeres de Jeribillas, en realidad, luchan “por todo aquello que consideramos injusto”. “Nuestro trabajo es comunitario, creemos en la participación y por ello tomamos parte en todo lo que se desarrolle comunitariamente en el municipio”, señalan.

Cuando se les pregunta qué aceptación tiene la asociación en la sociedad barloventera, sonríen y se cruzan miradas cómplices. “Muchos colectivos de fuera del municipio, que trabajan por los mismos objetivos, valoran más lo que estamos haciendo; en Barlovento, en un lugar tan machista y tan representativo del patriarcado y lo rural, hay gente que le molesta ver a grupos de mujeres reunidas, pero sí hay muchas personas que reconocen nuestra labor”. Con la energía, la ilusión y el compromiso de este puñado de féminas barloventeras, amas de casa, tituladas, sin título, en paro y con empleo, se puede cambiar el mundo. No es una utopía.

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