“Expreso mi gratitud a todos los que me acompañaron en el fantástico viaje de la campana de La Verdad”
“La verdad es que de la campana de La Verdad ya se ha hablado mucho, es hora de agradecer que haya sido posible su travesía a su lugar de origen y que jamás se olvide”, asegura Carmen Concepción, directora del Museo Naval de Santa Cruz de La Palma, después de haber vivido momentos de intensa emoción con el retorno de esta pieza histórica a La Palma.
Carmen Concepción, el pasado jueves, como directora del Museo Naval, dio la bienvenida a bordo de la nao Santa María portadora de “una campana que un 12 de abril, mismo mes en el que regresa, emprendió un viaje a América para volver de nuevo a su ciudad 175 años después”, recuerda.
“La campana fue un instrumento vital, pues servía para dar la alarma, avisar a otros buques de nuestra presencia en tiempo de niebla cerrada, celebrar algún acontecimiento con su repique y, lo más importante, regular la vida a bordo picando la hora para marcar los cuartos de guardia”, explica.
“Es hoy en día una tradición mantenerla, una tradición que merece ser conservada. El tañer de la campana ha hecho compañía en las guardias de mar. La campana de La Verdad, a partir de hoy , regulará la vida a bordo en el barco de la Virgen, con un repique constante que mantendrá siempre en alerta a su tripulación y a la ciudadanía”, dice.
“Y me corresponde, como Carmen Concepción, dar públicamente a todos las gracias, pero sobre todo por haberme acompañado de una u otra manera en alguno de los trayectos de este fantástico viaje”. “Espero no dejar a nadie en tierra y si es así los subiré en el siguiente viaje”:
“A Luis Gortázar, director de la empresa que gestiona el Museo Naval, por confiar ciegamente en mi empeño y embarcarse en él sin tan siquiera dudarlo. Sin él , la travesía hubiera sido muy muy complicada”.
“A mis grandes compañeras de trabajo, Marilú, Gloria, Raquel y Bianca por participar en la aventura y facilitarme el camino; también a los operarios y personal del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, siempre a disposición”.
“A Obra Social La Caixa, con especial mención y cariño a Doña Laura García, por su siempre sensibilidad hacia lo verdaderamente importante”.
“Al Taller de Restauración del Cabildo Insular y a la directora del Museo Insular por su asesoramiento y apoyo; al Centro de Restauración y Conservación del Documento Gráfico del Cabildo Insular por cuidar y dejarnos mostrar algunos de sus tesoros”.
“A la Real Sociedad Cosmológica por su colaboración pero también por custodiar con tanto mimo y esmero las joyas de la isla”.
“A los voluntarios encargados de mantener y mostrar otro de nuestros tesoros insulares: el camarín de la Virgen. A nuestra Patrona, Nuestra Señora de las Nieves. Sé que ha estado en todo momento”.
“Al Sr. presidente del Cabildo Insular, Don Anselmo Pestana, por su mirada transparente y su consentimiento para seguir adelante con esta maravillosa aventura”.
“Al Sr. alcalde de nuestra ciudad, Don Sergio Matos, por su implicación en la iniciativa y ofrecer toda su colaboración desde el principio. Aún creyendo que era una locura, se apartó de su cordura para embarcar con nosotros”.
“A la Concejalía de Cultura y Patrimonio, a Doña Virginia Espinosa y resto de concejales que facilitaron siempre y en ocasiones in extremis que nada nos faltara para recibir la campana de La Verdad como se merecía”.
“A Puertos de Tenerife, Don Ricardo Melchior, a quien primero me dirigí para contarle el periplo de la campana cuyo sonido creo que hasta escuchó aquel día. Gracias también por venir y estar a nuestro lado, significa más de lo que pueda imaginar”.
“Al jefe del Puerto de Santa Cruz de La Palma, Don Carlos Concepción, por su siempre disponibilidad, así como a los prácticos del puerto Don Gustavo, Don Javier y Don Paco Noguerol”.
“Siguiendo en la mar, a la naviera Fred Olsen por merecer ser nuestra mejor compañía y al Grupo Boluda por responder sin preguntar siquiera”.
“A Marina La Palma, al Real Club Náutico de Santa Cruz de La Palma y a su presidente, al Club de Vela del Cabildo Insular”.
“A todos los miembros del CIT Tedote, siempre apoyando con iniciativas brillantes y comprometidas con nuestra cultura. Son un claro ejemplo de que turismo somos todos”.
“A la dirección del Hotel Hacienda San Jorge y a todos su personal. Conservar el sillón del velero La Verdad es señal de amor por la historia”.
“A Don Víctor Hernández Correa, que nunca está pero está siempre” .
“A Doña Sheila Cosby, por facilitarme la ruta hacia América en dirección al Sr. Cox”.
“A Don Miguel Jiménez y sus cosas buenas, yo diría excelentes”.
“A todos y cada uno de los miembros de la Fundación Nao Victoria, por su paciencia, siempre con el viento a favor ante mis muchas veces exigencias. Gracias a ellos, el regreso de la campana ha sido de cuento y a toda vela. Por supuesto a toda la tripulación, personas humanas donde las haya, lobos de mar pero corderos en tierra. Gracias capitán Murube por mantener el rumbo de la nao y de la vida a bordo”.
“A Don Daniel Rodríguez Zaragoza por su enorme respeto hacia las cosas viejas de la mar, como diría Don Armando Yanes”.
“A Don Gabriel Henríquez, por permitir que esas cosas viejas de la mar retornen a nuestra memoria como cosas nuevas de la mar”.
“A Los Doce de su Majestad y a Don Francisco Acosta por eso mismo, por ser majestuosamente profesionales, altruistas, desinteresados y convertir el acto en un acontecimiento de respeto a la ciudad”.
“A los fotógrafos y periodistas que han permitido comunicar y dejar inmortalizado este acontecimiento histórico para siempre”.
“A mi familia, por supuesto, que han soportado marejadas y marejadillas”.
“A Chachín Arozena”.
“A las familias Yanes, Arozena, Sosvilla, Cutillas por ser tan verdaderos y a todos los palmeros que incluso con sus miradas de complicidad en la calle, me han hecho sentir que ha valido la pena el esfuerzo”.
“Gracias en mayúscula Sr. Cox, su ejemplo, generosidad y altruismo debe ser un ejemplo para todos”.
“Y gracias a todos por acompañarme en este viaje en el que como el de Ulises antes de regresar a Ítaca, ha sido algo largo, pero alto el pensamiento y limpia la emoción. Les aseguro que se han derrotado cíclopes y se ha llenado de aventuras y experiencias. Me quedo con ellas y feliz además de haber incluso llegado a la meta: traer la campana de La Verdad a su verdadero lugar y reunirlos a todos en el Puerto de Santa Cruz de La Palma para mirar juntos hacia el mar y recordar uno de los episodios más importantes de nuestro pasado marinero, valorarlo como merece y traerlo al presente. No lo dejemos en la niebla”. “Vivamos siempre junto a La Verdad. Muchas gracias”, concluye Carmen Concepción.