Samuel Hernández: ganadero y corredor de la Transvulcania

Samuel Hernández participó este sábado en la Feria Ganadera de San Isidro. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

Breña Alta —

A Samuel Hernández Pérez no le da miedo el esfuerzo. Sus dos pasiones son muy sacrificadas. Este joven de El Paso es ganadero y con tan solo 24 años ha corrido cinco veces la ultramaratón de la Transvulcania. Este sábado ha participado en la Feria Insular de Ganado de San Isidro con dos de sus reses. “Llevo en la ganadería desde que nací, siempre me ha gustado, lo he vivido con mi abuelo, y estoy en esto por tradición”, ha asegurado a La Palma Ahora.

Samuel, que tiene 13 reses, contesta con rotundidad cuando se le pregunta por la situación actual de la ganadería. “La veo muy jodida porque las carnicerías no están comprando mucha carne –para que te compren algo tienes que estar encima de ellas- y hay mucha competencia de la carne de fuera”. “Nosotros criamos reses por tradición familiar porque rentable no es; para ser ganadero te exigen muchos requisitos, muchos papeles, y eso está frenando el desarrollo de la ganadería”, asegura. “Yo lo hago porque me gusta criar dos becerritas para el arrastre, por tradición, siempre me ha gustado porque lo he vivido con abuelo”, insiste.

Además, se queja del escaso respaldo que tiene esta actividad por parte de las administraciones. “Podría ser rentable si ayudaran, pero no ayudan, y esto no es rentable por eso el futuro lo veo jodido”, remarca.

La otra pasión de Samuel es la de corredor de la ultramaratón de la Transvulcania, que ya ha completado en cinco ocasiones, la primera con 18 años. “En esta edición la hice en diez horas y media, bajé 20 minutos con respecto al año pasado pero me caí y se acabó la carrera, intenté llegar como pude, porque me hice daño en una mano, en el brazo y en la rodilla”, cuenta. “Después de la llegada de Las Deseadas sufrí la caída, llegando a la pista de La Barquita, donde hay un puente de madera; había unos escalones y volé por encima de ellos”, detalla. Pero a pesar de esta mala experiencia ya piensa en la próxima Transvulcania y en bajar, a pesar de su delgadez, nada menos que diez kilos. Lo conseguirá, porque este joven es duro. Y tiene humor: “Prefiero estar con los animales que correr la Transvulcania, porque con las vacas no me doy esos gajazos (en referencia a la caída)”.

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