Vox es el incendio

El aspirante a caudillo Santiago Abascal, nini de profesión, y defensor de una España “única, grande y libre” (léase un Estado español de sotana católica apolillada, con servicios públicos desmantelados, étnicamente pura) se solidariza en redes sociales con la gente que está sufriendo el asedio de incendios desatados –cada vez lo son más- en algunas comunidades autónomas, especialmente Castilla y León.

Hay pirómanos directos, que prenden fuego al monte, pero también los hay indirectos, que, desde la gestión política o su inoperancia por estulticia en la misma, los pueden agravar. Lo digo así de claro. No solo incendios forestales, con pérdida de vidas humanas, animales, y pérdida de patrimonio natural y cultural. Hay incendios que se provocan contra el diferente, alentando cacerías humanas, incendios que condenan a las clases trabajadoras a quemarse en condiciones de vida precarias. Pero ahora los incendios sin metáfora ni metonimia, el que arrasa bosques y casas son los que importan. Y partidos como Vox, nuestra ultraderecha autóctona con denominación de origen (no quiero poner más calificativos porque los expertos, como en el caso Gaza no son capaces de dilucidar desde sus estudios y legajos que es genocidio, que es filofascismo… esto de la nomenclatura y lo inefable es un mundo) avivan los mismos sino los favorecen.

Chago, dolorido, acusa a la mala gestión de recursos públicos en esta tragedia que va siendo parte de todos los veranos. Gestión que en sus manos sería una tragedia porque tirando de hemeroteca leo que este partido votó en contra en 2024 en las Juntas de Castilla y León de una ley impulsada por el Grupo Socialista para reconocer la figura de los bomberos y bomberas forestales como empleado público y mejorar las condiciones materiales y de trabajo de esta gente que se juega la vida.

La Ley de Montes en sus artículos del 43 al 48 deja claro que las comunidades autónomas son las responsables de planificar y ejecutar los planes de prevención de incendios y de implementar las medidas preventivas necesarias. También son las comunidades las que solicitarán la intervención del Estado. Qué paradoja que mientras el partido ultraderechista siempre ha sido un furibundo templario contra el Estado de las Autonomías, con toda su cara de cemento bobalicona quiera echar culpas al Estado central.

No solo eso, en comunidades autónomas donde Vox gobierna con el PP, o le ha otorgado su apoyo, han permitido y han favorecido la privatización de los servicios de prevención de incendios, dejándolos o permitiendo la entrada de empresas privadas en la misma. Dejando así en la precariedad a muchos trabajadores y trabajadoras que se ponen en frente de una ola de fuego y salvan vidas. Cobrando sueldos míseros por dejarse literalmente la vida.

Niegan el cambio climático, responsable del incremento de incendios, no permiten operativos permanentes de prevención de incendios, no les interesa el medio ambiente y el medio rural salvo para recolectar sus votos. No permiten leyes que favorezcan la gestión eficiente para proteger los montes y las condiciones dignas de los trabajadores y trabajadoras forestales, especialmente bomberos y bomberas. No quieren comunidades autónomas y nacionalidades históricas, pero exigen y culpan al Gobierno central en caso de emergencias y tragedias.

Ellos y ellas, militantes de Vox y defensores de un Estado español (perdón, para ellos España con mayúscula bien gorda) a reconquistar a lo Pelayo (y a lo Cayetano), no cobran los 1.400, en el mejor de los casos, de un bombero o bombera forestal. Esta gente son el incendio, lo que provocan es una calcinación del Estado Social y de Derecho, de la solidaridad, de la integración, de la vida digna y ahora mismo vemos que literalmente son pirómanos indirectos de incendios que cada vez son más peligrosos. Mi solidaridad con las personas que luchan contra el fuego y quieren proteger nuestro medio ambiente; mi repudio a estos fanáticos inoperantes y disfuncionales que no vinieron a hacer política, sino a destruir la democracia y empeorar la vida.