Investigadores de la ULL aplican nuevos métodos para extraer el colorante alimentario de la cochinilla
Pretenden disminuir la presencia de proteínas alergénicas en el colorante extraído del insecto
SANTA CRUZ DE TENERIFE, 30 (EUROPA PRESS)
La revista de investigación internacional 'Food Chemistry' y la web especializada www.foodnavigator.com se han hecho eco recientemente del trabajo de un grupo de investigadores de la Facultad de Química de la Universidad de La Laguna, que ha aplicado nuevos métodos para la extracción de ácido carmínico --colorante de uso alimentario-- a partir de la cochinilla, procedimiento que ofrece a la industria un nuevo producto de mayor estabilidad que el obtenido por las técnicas convencionales.
El equipo, que está liderado por Emma Borges, profesora del Departamento de Ingeniería Química y Tecnología Farmacéutica, ha explicado que estos nuevos métodos han sido aplicados con el fin de disminuir la presencia de proteínas alergénicas en el colorante extraído del insecto.
Según estos especialistas, las actuales formas de extracción presentan grandes inconvenientes, como la baja selectividad y eficiencia de extracción. Para paliar este problema, los investigadores han utilizado nuevos disolventes y técnicas para separar el ácido carmínico de los insectos de cochinilla secos (Dactilopius coccus). Las técnicas utilizadas han sido la extracción con fluidos presurizados (PLE), así como la extracción con fluidos supercríticos (SFE), de la que se han obtenido muy buenos resultados.
Este estudio se ha llevado a cabo utilizando los insectos de cochinilla procedentes de los pueblos de Mala y Guatiza, que han sido suministrados por la Asociación Cultural Milana de la isla de Lanzarote y con los que los investigadores han conseguido un ácido carmínico mejorado. Se trata de un colorante utilizado en una gran variedad de productos cosméticos y alimenticios como zumos, helados, yogur y pastelería, entre otros.
A diferencia de los métodos convencionales que emplean disolventes tóxicos, esta nueva técnica utiliza el dióxido de carbono, un disolvente ambientalmente benigno que reduce el nivel de toxicidad del colorante y que facilita una extracción rápida y efectiva. Además, este procedimiento evita la degradación del producto y permite la consecución de un tinte más económico y sostenible.
Aunque el colorante mas conocido es el carmín rojo, este equipo ha estudiado la estabilidad del producto y la posibilidad de modificar el color formando diferentes compuestos. Gracias a esto, será posible utilizar el nuevo colorante en alimentos con otras tonalidades como rosa o morado.