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Paulino Rivero: “Hay espacio sociológico para dos formaciones nacionalistas en Canarias”

El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero

Enrique Bethencourt

Las Palmas de Gran Canaria —

Dentro de unos meses, Paulino Rivero dejará de ser presidente del Gobierno de Canarias, tras ocho años al frente del Ejecutivo y con más de treinta y seis de actividad política en distintos ámbitos orgánicos e institucionales. Manifiesta seguir apasionado por la política, aunque lamenta los desengaños de la vida partidaria. Y no sabe aún qué hará después de junio. “¿Después de junio? Viene julio, y me tomaré algunas semanas para descansar y plantearme mi futuro profesional”, asegura. Considera que en Canarias hay espacio para dos formaciones nacionalistas, una progresista y otra conservadora y se decanta por la que defienda “la cohesión social en Canarias, más equidad, mayor equilibrio y solidaridad, que entienda a Canarias como una nación en el marco del Estado español y Europa, que defienda el territorio y los servicios públicos”.

- Ha mantenido usted gobiernos con el PP (2007-2010, los conservadores se marcharon antes de finalizar la legislatura) y con el PSOE (2011-2015), al tiempo que en el Estado gobernaban los socialistas, con Zapatero al frente, hasta finales de 2011; y los conservadores a partir de entonces. Y, en uno y en otro Ejecutivo estatal, ha habido ministros canarios. ¿Ha servido de algo para las Islas la presencia de Juan Fernando López Aguilar y de José Manuel Soria en los respectivos Consejos de Ministros de Zapatero y Rajoy?

- Usted me está planteando casos bien distintos. El primero, Juan Fernando López Aguilar, es cierto que a lo largo de su trayectoria política fue anidando una especie de rencor, de resentimiento profundo hacia Coalición Canaria, como se manifestó en su agresiva campaña electoral en los comicios autonómicos de 2007 y en su breve paso por el Parlamento canario. Pero sinceramente considero que no utilizó su presencia en el Ministerio de Justicia ni en el Consejo de Ministros de Rodríguez Zapatero para realizar acciones en contra de la Comunidad Canaria.

- ¿Soria sí?

- Evidentemente. El caso de José Manuel Soria es completamente diferente. Fruto de su forma de ser ha confundido a CC con Canarias. Y ha creído que intentando bloquear al Gobierno de Canarias y a su presidente hacía daño a CC, cuando se lo hacía y hace al conjunto de los ciudadanos y las ciudadanas de esta tierra.

- ¿Cómo se manifiestan esas actuaciones del ministro de Industria, Energía y Turismo respecto a las Islas?

- De dos formas. Desde la pasividad hasta la actuación deliberada y proactiva. Su paso por la política estatal y por el Ministerio ha significado una gran traición a Canarias y a su pueblo. Por un lado, no se ha molestado en defender asuntos esenciales para esta tierra, aunque no dependieran directamente de su departamento, pero podía influir. Me refiero a los convenios de carreteras, al REF o los planes de empleo. Pero es que, además, desde su ámbito de competencias ha sido proactivo para perjudicar a Canarias.

- Comencemos por las bonificaciones a las tasas aeroportuarias…

- A los tres días de ser nombrado me dijo en este mismo despacho (sede de Presidencia en Las Palmas de Gran Canaria) que en el primer Consejo de Ministros se había aprobado la ayuda al transporte terrestre, así como mantener las bonificaciones a las tasas aéreas, y lo repitió después públicamente en la rueda de prensa que convocamos tras el encuentro.

Pero las palabras de Soria quedaron desmentidas casi inmediatamente…

- En efecto. Sus aseveraciones no eran en modo alguno verdad, como se pudo comprobar. Encima, con el mayor de los descaros, impulsó bonificaciones especiales a Baleares, para compensarla en la temporada baja.

¿Y con las renovables?

- Entre las primeras decisiones de su departamento figura el cargarse las bonificaciones a las energías renovables, cuando en Canarias son más baratas las renovables que en el conjunto del Estado, menos de 90 euros quilovatio, mientras que la convencional supone más de 200 euros. No se entiende una situación, una decisión tan descabellada, al medirnos con la misma vara de medir que en la Península.

Y luego vino un enfrentamiento que ha marcado casi toda la legislatura: el de la realización de prospecciones petrolíferas en aguas canarias…

- En efecto. Lo de las prospecciones petrolíferas de Repsol fue un empeño inaudito de estar en contra de la inmensa mayoría de la sociedad canaria. El Gobierno de Canarias mantuvo el pulso con el Estado en este tema. Nos negamos a dejar solas a Lanzarote y Fuerteventura. El rechazo no hubiese sido igual sin la firmeza del Ejecutivo canario, aunque algunos pretendan hoy apuntarse el tanto. Además, esa batalla ha servido para unir mucho más a Canarias, con las movilizaciones en todos los territorios el mismo día expresando nuestro derecho a decidir sobre un asunto que nos afecta directamente y que podía poner en riesgo nuestro mar, nuestra rica biodiversidad y nuestro modelo económico.

- Algún empresario, cuando Rajoy puso a Soria al frente del Ministerio, llegó a afirmar que nos había tocado la Lotería, que era una bendición para Canarias…

- Lamentablemente no ha sido así en modo alguno. No hay ninguna acción del ministro a favor de Canarias, salvo la de intentar alimentar clientela política con pequeñas ayudas en Mogán, El Hierro y La Palma. Ha sido un ministro que ha actuado de forma permanente en contra de los intereses de Canarias.

- Tras las elecciones del 24 de mayo usted abandonará la Presidencia tras ocho años al frente del Gobierno de Canarias, buena parte de ellos en medio de una profunda crisis económica. ¿Se lo toma como el cierre definitivo de su carrera política o como el comienzo de una nueva etapa?

- Me apasiona trabajar por Canarias y me apasiona el compromiso por defender una sociedad más cohesionada, con más equidad y justicia social. Tengo una cierta frustración de la política partidaria. Del conjunto de la política, la peor es la política partidaria. Tengo muy cerca las decepciones y prefiero dejar tiempo para ser más distante y objetivo. Sinceramente, no sé qué va a pasar de manera inmediata.

- Parece que se ha puesto de moda rejuvenecer la política y considerar amortizados a dirigentes de 50 o 60 años. Mientras que Hillary Clinton será, si es elegida en las primarias demócratas, candidata a la Presidencia de Estados Unidos con 68 años; Sarkozy puede volver a aspirar a la Presidencia de la República Francesa con 62; y José Mujica fue presidente de Uruguay con setenta y largos y dejó la Presidencia dos meses antes de cumplir los 80; y ha sido sustituido por Tavaré Vázquez, que inicia su segunda Presidencia con 75 y que acabará su actual mandato con 80 cumplidos. Además, parece que es irrelevante el papel de los ex presidentes…

- No soy yo el más adecuado para defender el papel de los ex presidentes porque parecería que lo hago como parte interesada. Aunque creo que otras comunidades lo tienen resuelto mediante su participación en los consejos consultivos (o el Consejo de Estado, en el caso del Gobierno central). Sí que entiendo que la institución Gobierno de Canarias tiene que tener un respeto y una dignidad institucional.

- En el adiós a la Presidencia del Gobierno, en el posible cierre de una intensa actividad política, ¿pesan más los sinsabores recientes, las decepciones con compañeros de partido, las mezquindades, que otros aspectos?

- No, en absoluto. He hecho un gran esfuerzo por consolidar una organización que cohesionara a Canarias, una organización que no solo gobierna desde hace más de 20 años, sino que tiene un enorme poder en ayuntamientos y cabildos.

- ¿Y cree usted que CC ha superado su origen netamente insularista?

- Resulta diáfano en el caso de mi origen, como integrante y miembro fundador de ATI, que ha pasado de reunirse en un teleclub a ser un gran partido que supo dar el paso de integrarse en CC y apostar por un planteamiento nacionalista, que no insularista. He sido secretario general de ATI y presidente de CC y creo que jugué un papel determinante en fundir a ATI con CC, en contra de algunos poderes fácticos de Tenerife. Pero dimos ese salto que ha sido muy importante en una visión exclusiva de isla a una visión global de Canarias, sin olvidar que vivimos en islas.

- Pero el poder de ATI ha generado tensiones en otros territorios y mucha gente sigue viendo una formación, CC, muy volcada hacia Tenerife, incluso a la hora de elegir candidatos a la Presidencia de Canarias…

- ATI generaba anticuerpos y tensiones en otras islas, y espero que no demos un paso atrás en este tema. He visto nacer y crecer ATI y he visto como surgía CC y como se producía la integración de la gente de ICAN, del sector más izquierdista, respetándonos en sitios donde la convivencia era inicialmente era muy difícil entre ambos, y poco a poco se limaron las asperezas y se fueron diluyendo las diferencias, prevaleciendo lo que los unía.

- En las comunidades autónomas con mayor peso del nacionalismo operan políticamente distintas organizaciones que se reclaman de ese espacio. Ocurre en Cataluña, con al menos tres (CiU, ERC y la CUP), en Galicia con dos (BNG y ANOVA) con presencia institucional y en Euskadi, fundamentalmente con el histórico PNV y Bildu. En el caso de Canarias se habla repetidamente de la unidad del nacionalismo. ¿Tiene sentido que haya una sola organización nacionalista? ¿Responde al sentir de los ciudadanos y ciudadanas que se identifican con el nacionalismo y de las propias personas que militan en ese espacio?

- En mi opinión, hay espacio político, sociológico y electoral para que existan dos formaciones nacionalistas en Canarias. Más seria atomizar demasiado y condenarlas al fracaso y la incapacidad de intervención efectiva.

¿Y usted qué defiende?

- Yo me identificaría con un gran partido nacionalista que apueste por la cohesión social en Canarias, que se implique por más justicia social, más equidad, mayor equilibrio y solidaridad. Que entienda a Canarias como una nación, que defienda el territorio, el tejido productivo, el trabajo para los canarios; que impulse de manera decidida los sectores estratégicos. Nacionalista de verdad, que creo que resulta perfectamente compatible con la presencia en el Estado español y en la Unión Europea. Y, junto a esa organización puede convivir perfectamente otra formación política que represente a una parte más conservadora de la sociedad canaria, como sucede en otros ámbitos del Estado.

- Existen nítidas fronteras entre el nacionalismo que usted dice defender y algunos discursos de su propia fuerza política…

- Mantengo y mantendré significativas diferencias con quienes, ahora y en el futuro, en la organización que sea, defiendan la desprotección y la especulación sobre el territorio o la barra libre sobre la construcción o la liberalización de los sectores estratégicos. También con quienes no garanticen la prioridad que se debe dar a los servicios públicos, que ofrecen igualdad a los que menos tienen. Yo no podría compartir un nacionalismo con esas señas de identidad alejadas de las necesidades de la mayoría.

- ¿Y con relación a la unidad?

- Depende de cómo evolucionen en estas elecciones, y en el futuro próximo, las dos formaciones, CC y NC; esta última va a crecer, pero vamos a ver si es consistente y cohesionado ese crecimiento. Nueva Canarias está basada, fundamentalmente, en su estructura municipal, en sus alcaldes. Está muy definida ideológicamente, con un gran componente social, que yo comparto en buena medida. Y dependerá, también, de la evolución de CC. Si involuciona más hacia el ámbito de la isla no sería un camino, en mi opinión, adecuado; y también sería errónea la senda si pierde perfiles sociales y se vuelca hacia el poder y los exclusivos intereses de los sectores económicos y empresariales. El tiempo lo dirá.

- Sigue sin resolver lo que hará después de junio…

- ¿Después de junio? Viene julio. Veré como resuelvo mi situación profesional. Ahora no tengo tiempo para pensar en ello. Ejerceré de presidente, como es mi deber, hasta el último día.

Le va a resultar difícil dejar de mantener jornadas de trabajo de doce horas todos los días de la semana…

- Es cierto que nadie duda de mi capacidad de trabajo, hasta mis adversarios más acérrimos lo reconocen. Pero creo que ese esfuerzo ha valido la pena. Mi presencia ha ayudado a cohesionar Canarias, no ha sido un esfuerzo baldío. Ha remitido el pleito y está reforzada también la autoestima de las islas no capitalinas, porque ha habido un gobierno de todos y para todos. Hemos trabajado mucho y he tenido una enorme cercanía a la gente.

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