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El Toscal tras el bombardeo

Noé Ramón / Noé Ramón

Es el barrio con mayor personalidad de Santa Cruz pero en la actualidad El Toscal se encuentra sumido en un estado cercano a la ruina y el abandono total. No se sabe si de forma intencionada o por culpa de la torpeza administrativa.

Desde hace años es constante la aparición de solares con vertederos incluidos, edificios que se caen a pedazos, insalubridad, pintadas y un aspecto general de desidia que lo hace comparable a algún desolado paisaje al estilo de Sarajevo tras sufrir un ataque aéreo.

La única diferencia es que en este caso se trata de las secuelas que han dejado unas bombas compuestas por planes urbanísticos que nunca se llegaron a concretar, inseguridad jurídica y normas opacas que han acabado asustando a las inversiones. El resultado es que los empresarios esconden su dinero a la espera de tiempos mejores y los vecinos prefieren ver como sus casas se caen a pedazos antes de meterse en algún berenjenal que pueda acabar en multas o sanciones.

El poco más de medio kilómetro cuadrado de superficie que ocupa El Toscal ha sido catalogado desde hace años como Bien de Interés Cultural (BIC) pero esta declaración no sólo no parece haber ayudado en la mejora del barrio, sino que para muchos es precisamente la causa de su desidia. Los vecinos se quejan de los numerosos condicionantes que les impone esta protección y por lo tanto consideran que aquí se encuentra el origen de la falta de inversiones que es necesaria para volver a darle vida a este entorno.

Hasta el siglo XVIII El Toscal no era más que un grupo de huertas y casas diseminadas. Sin embargo, tras la desaparición del puerto de Garachico tragado por un volcán y la consiguiente importancia que adquiere el muelle de la capital tinerfeña, comienza a situarse en este enclave un grupo de construcciones de origen humilde.

De hecho, hasta hace bien poco las edificaciones más características eran las llamadas ciudadelas que albergaban a obreros de la construcción o del puerto de forma comunitaria. Sin embargo, con el paso de los años se localizó una arquitectura de más importancia con casonas de grandes dimensiones que aún hoy sobreviven aunque en condiciones muy lamentables en la mayoría de los casos.

Parte de las aceras están valladas ante el riesgo de desprendimientos de las fachadas y la desolación es la impresión general que se saca de un paseo por sus estrechas calles. La peor zona es la más cercana al cuartel de Almeyda donde se pueden encontrar mayor número de solares abandonados y casas en ruina. La parte próxima a la calle El Pilar, sin embargo, se encuentra mejor conservada, seguramente porque en realidad en este enclave resulta difícil encontrar ya algún vestigio de El Toscal antiguo.

El barrio se encajona entre la calle Méndez Núñez con el desvencijado edificio de La Sindical, condenado al derribo al frente y la avenida de Anaga. En este último lugar se construyó durante la década de los años sesenta y setenta una auténtica barrera de edificaciones de enormes alturas que dejó a El Toscal totalmente bloqueado. Los nuevos edificios y sus privilegiadas vistas al mar son en la actualidad los de mayor valor de Santa Cruz. Pero eso sí, a base de haber asfixiado al barrio más tradicional por el que desde hace años ya no corre la brisa que hacía más llevaderos los agobiantes veranos, tal y como aún recuerdan los toscaleros.

Las asociaciones vecinales niegan que hayan consensuado el Plan Especial e indican que como mucho se les ha informado de su contenido

La situación urbanística del barrio en vez de mejorar empeora paulatinamente. El Plan Especial que se debía elaborar tras la declaración como BIC está ahora a punto de ser aprobado después de años de continuas noticias contradictorias sobre contenido. La redactora fue la actual concejal del Partido Popular (PP) Ana Zurita, quien nunca pareció muy dispuesta a explicar públicamente el desarrollo del planeamiento. De hecho, la primera vez que apareció en una reunión vecinal tuvo lugar a finales de 2009 cuando más arreciaban las críticas hacia el plan general.

En una de las versiones que trascendió durante aquellos años se llegó a apostar por la construcción de grandes torres diseminadas por el barrio. La excusa oficial era que iban a servir para propiciar la convivencia. El anuncio fue tomado con críticas y sarcasmo a partes iguales. A nadie se le esconde que no hay nada que escenifique mejor el desarraigo que unas desangeladas torres llenas de residentes anónimos.

Tampoco se entendía que en un ámbito saturado hasta el punto de que la mitad del barrio se había dejado fuera de ordenación por este motivo, se permitieran estas enormes construcciones. Posteriormente Zurita sería reemplazada y ahora el concejal de Urbanismo, José Ángel Martín Bethencourt, ha anunciado que en breve será aprobado el plan especial de forma definitiva.

El portavoz de la Comisión de Defensa de El Toscal, José Antonio Ramos Arteaga, lleva años advirtiendo que las previsiones del Plan Especial supondrán convertir este enclave en una especie de barrio escaparate como ha ocurrido con La Noria. Un falseamiento histórico montado de cara a la galería y para contentar a los turistas. Y ello es así en cuanto tras conocer las determinaciones del Plan se vuelve a concretar que prácticamente todo El Toscal se dedicará al uso terciario de bares, restaurantes, tiendas, hoteles o negocios de ocio nocturno.

Cada vez que desde hace años se dan a conocer algunos aspectos del documento los vecinos han podido comprobar cómo efectivamente éste es el giro que va tomado el planeamiento. En su última versión que se supone la definitiva vuelve a ocurrir así, pese a que desde la Gerencia de Urbanismo se habían comprometido a evitar la tercialización del barrio.

Arteaga rechaza que se pueda hablar de “consenso” con los vecinos y señala que tan sólo se llevaron a cabo algunas reuniones en las que recibieron escuetamente información sobre las cuestiones por las que preguntaban y poco más. Pero al menos sí han podido constatar que falta la ficha económica, un aspecto básico en este tipo de trámites.

Ahora se abrirá por segunda vez un período de información pública. En ese momento los vecinos quieren mostrar sus discrepancias en asuntos concretos como son el, bajo su punto de vista, elevado número de plazas de aparcamientos y la ubicación de seis nuevos parkings. A este aspecto se le ha dado más importancia que a la política de rehabilitación y de dotación de espacios públicos o equipamiento sociales o culturales. La explicación del grupo de gobierno es que para estas últimas actuaciones hacen falta fondos estatales de los que ahora mismo carecen.

Por lo tanto, desde el Ayuntamiento se deja claro que las rehabilitaciones tendrán que costearlas los vecinos con sus propios fondos, si es que los tienen. Se supone que en el año 2008 habría acabado un plan de recuperación integral de casi un centenar de viviendas del casco histórico, dotado con algo más de cuatro millones que iba a aportar el Estado y el Gobierno canario. Pero lo cierto es que de aquella iniciativa sólo queda como prueba un cartel que aún sigue en pie junto al edificio de La Sindical.

El grupo de gobierno deja en mano de los particulares la rehabilitación de sus viviendas y se centrará en las dotaciones y espacios verdes

El alcalde, José Manuel Bermúdez, apunta que los aspectos que más se han cuidado ha sido las zonas verdes y la recuperación del patrimonio histórico hasta el punto de que se pasa de catalogar 17 inmuebles a 199, tal y como había exigido el Cabildo tinerfeño. Aunque lo que no se llega a concretar es el grado de conservación que en ocasiones apenas pasa de la simple obligación de mantener la fachada.

Con respecto a las dotaciones, se intenta paliar la desaparición a principios de la década de los años noventa de la Ciudad juvenil con la puesta en marcha de la Casa Siliutto como futuro centro de la juventud y una guardería en la antigua ciudadela del Señor de las Tribulaciones. En la calle San Miguel se pretenden situar talleres ocupaciones, se buscará la ampliación del colegio Onésimo Redondo mientras que el teatro San Martín se dedicará a complejo deportivo.

Con respecto a los espacios públicos, se quiere ubicar un gran parque central entre las calles San Antonio y San Martín y diferentes plazas entre esta última y San Francisco. Desde luego la propuesta parece más generosa que la idea anterior de contabilizar como jardines las medianas de la futura vía litoral. Para la ejecución de las actuaciones se ha calculado un presupuesto de cinco millones de euros.

Entre las dotaciones no estará, al menos por ahora, el cuartel de Almeyda que desde hace años reivindican los vecinos como lugar de encuentro social y cultural. Los planes del ejército pasan por mantener su actual uso militar e incluso incrementarlo tras la recientemente anunciada remodelación de unidades.

Abandono o especulación

“Aquí hay tres asociaciones de vecinos y ninguna sabe nada de ese plan. Ni se han reunido con nosotros, ni nos han dicho qué es lo que van a hacer. Dicen que está consensuado pero nos gustaría saber con quién”. Así lo indica Leocadio Martín quien regenta una popular venta de las de toda la vida en pleno centro del barrio. “Esto está hecho un asco y da sentimiento verlo. No es que haya ido a peor es que nunca lo han arreglado. No sé si es que quieren especular o qué es lo que buscan”.

Este vecino vive en una de las pintorescas viviendas características del barrio y dice que se enfrentan siempre a numerosos problemas cada vez que quieren emprender alguna obra. “Aquí constantemente nos dicen que no se puede tocar nada. Parece que lo que quieren es que se caiga para poder fabricar luego porque por mucho patrimonio histórico que sea todo esto, no se puede permitir que se estén cayendo las casas como está ocurriendo. A mí por ejemplo no me dejan tocar la fachada. Hasta para pintarla tienes que pedirle permiso al Cabildo y preguntarle si el color les parece bien o mal. Cada día nos enfrentamos a todo tipo de pegas”.

Una queja que también coincide con la de los empresarios de la construcción que han visto como sus inversiones se pierden o se frustran ante la inseguridad que existe desde hace años por la situación en la que va a quedar el barrio dentro del Plan General y del Plan Especial.

Fernando Moreno Sánchez es andaluz y lleva veintidós años residiendo en una pensión de El Toscal. Todos los días recorre sus calles y por ello el deterioro no le resulta tan llamativo ni perceptible como a los visitantes ocasionales. “Esto es lo normal y lo habitual de un barrio viejo y antiguo. Las casas se están cayendo y así viene ocurriendo desde hace ya diez años, por lo menos. Desde luego el barrio a mejor no ha ido”.

Los vecinos critican que se quiere convertir a El Toscal en un barrio escaparate como La Noria lleno de restaurantes y bares para los turistas

Este vecino desconoce los pormenores del Plan Especial de El Toscal, “aunque todos los días veo alguna noticia, pero son tantos los cambios que es difícil hacer un seguimiento. Ahora he visto que van a solucionar el fuera de ordenación, pero nunca se sabe, siempre hay algo nuevo”. De hecho, El Toscal es uno de los barrios en los que se localiza este problema con mayor intensidad y por ello a lo largo de meses enteros durante el año 2010 los vecinos participaban puntualmente en una cacerolada cada tarde desde sus viviendas para patentizar su malestar con el Plan General.

En el nuevo documento se pretende reducir los inmuebles en situación de fuera de ordenación a apenas 43, cuando ahora casi la mitad de todas las edificaciones se encuentran en esta situación. Y especialmente en la calle San Francisco donde se alcanzan densidades más bien propias de una urbe asiática.

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